El maestro: una tradición cubana en diciembre

El maestro: una tradición cubana en diciembre
Fecha de publicación: 
22 Diciembre 2014
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En el famoso Papá Noel se transforman los padres cubanos cada Día del Maestro, con una bolsa de regalos que buscan reconocer, así sea con lo más ínfimo, el trabajo de todo un año de profesores, auxiliares, seños, educadoras, directores y hasta secretarias.

Nadie escapa del detalle, y para ello la búsqueda comienza desde meses antes, cuando las familias se apuntan al maratón de los preparativos. Y no estamos hablando de regalos caros, ni del salario del mes, no. El regalo del maestro se basa en el detalle, en el reconocimiento. Las flores, los dulces, la fiesta en el aula o en los salones que los padres adornan con cadenetas y globos, todo planificado con anterioridad en reuniones semisecretas que buscan sorpresa en lo que es hoy una tradición.

Y sin embargo, año tras año logramos emocionarlos, conmoverlos… porque los maestros cubanos se sienten indefensos con los halagos, y no tienen palabras para agradecer tantos detalles juntos, ni el esfuerzo de los familiares, ni las felicitaciones de los estudiantes, desde la del más indisciplinado hasta la del alumno «Beso de la Patria», todas son bienvenidas.

Algunos prefieren otro tipo de «detalle». Todavía recuerdo a la profesora Mirta de Español en la secundaria, cuando le decía a Reinier Fernández: «el regalo que yo quiero es que te portes bien en el aula». Y es que no había día que el compañerito no apareciera en la lista de indisciplinados que se hacía en la esquina de la pizarra.

Entonces Reinier se componía unos días, pero luego volvía a las andanzas, y Mirta a tratar de encarrilarlo.

Ese es el diario de los muchos profesores que nosotros los padres reconocemos antes de cerrar el año, como si los cubanos no pudiéramos llegar al año nuevo sin agradecer al médico, a San Lázaro y a los maestros.

Pero en eso se basa una tradición, en los valores que fomentamos año tras año, valores en que también involucramos a nuestros hijos. Muchos recordamos los matutinos del Día del Maestro, donde siempre aparecía el sketch en que los estudiantes se disfrazaban de sus profesores y representaban su actuar, sus frases célebres y sus maneras.

En este día los enamoramos más de su profesión, porque ven su trabajo en los niños y en las familias, y se sienten indispensables, porque lo son. Por ello esta tradición es de las más valiosas que tenemos los cubanos, y celebrarla garantiza su perdurabilidad para que nuestros niños disfruten este día tanto como lo hicimos sus padres.

Hoy la maestra irá más linda que nunca al aula, y el maestro vestirá su mejor camisa. Los alumnos harán el sketch para divertir a todos, y los padres tendrán lista el aula para la fiesta. Este día, lo único que se pasa por alto son las clases.

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