Yoandi Blanco «el yoyo», alma, corazón y vida del hockey (FOTOS)

Yoandi Blanco «el yoyo», alma, corazón y vida del hockey (FOTOS)
Fecha de publicación: 
25 Noviembre 2014
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Y es que «el yoyo», mi amigo, natural del barrio La Catalina en Santiago de las Vegas, con el Complejo Antonio Maceo como su hábitat natural, y a quien una vez los pakistaníes e indios no dudaron en colocar entre los mejores exponentes bastón en mano de la elite mundial, a sus 35 años no deja de sorprender.

Atesora una endemoniada combinación de técnica, sabiduría y maña, una suerte de bendición. De lo contrario, cómo explicarse los tres goles que le endosó en la final de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, México, a Trinidad y Tobago en el triunfo sin miramientos de Cuba por 5-1.

Fue un partido cátedra por parte de los nuestros, quienes durante poco más de 25 minutos mantuvieron imbatible su portería, pero después sufrieron los estragos de un huracán anotador. Ese, mi amigo el yoyo, con su gente siempre presente, el casi hijo del entrenador Guillermo Stackemann, quien lo ha acompañado durante casi dos décadas en el elenco nacional, en altas y bajas, glorias y sinsabores. La espada de la armada.

Blanco anotó dos dianas en cuestión de 40 segundos y completó su hat-trick en el complementario, con su gente en el corazón, como si manejara su cuasi destartalada moto con sidecar, como si habláramos al compás de una línea de Añejo Especial.

Yoandi, sencillamente, es un hombre común revestido con la coraza de un hockeísta excepcional.

Con el camino allanado por su bastón, llegaron las dos anotaciones restantes de Cuba, certificadas por un miembro de la nueva generación, Adrián Molina (23 años), y otro de la vieja guardia, Yoel Veitía (35), contemporáneo con Blanco, a quien ha acompañado en la mayoría de las batallas del hockey cubano en los últimos años.

De la Mayor de las Antillas, acotar que ganó sus cinco partidos de la lid contra Guatemala, República Dominicana, Barbados y Trinidad y Tobago, en par de ocasiones, con una tromba favorable de 37 goles y solo cuatro permitidos.

La cima de la región reconquistada. Séptimo trofeo de Cuba desde la inserción en el panorama centrocaribeño, en La Habana 1982. Al igual que en Maracaibo 1998 y Cartagena de Indias 2006, Blanco enrumbó el barco con sus hijos, su familia y su pueblo de Santiago de las Vegas, en lo más alto del mástil.   

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