Centrobásket (M): Detrás de la clasificatoria y el desliz ante el merengue dominicano

Centrobásket (M): Detrás de la clasificatoria y el desliz ante el merengue dominicano
Fecha de publicación: 
6 Agosto 2014
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Este quinteto de baloncesto cubano definitivamente tiene otra cara. A los adeptos nos ha puesto a soñar, y a base de encestes, contragolpes, triples y férrea defensa se ganó su pasaporte para el preolímpico de las Américas el año próximo, nuestra décima participación en esas lides, con los quintos escaños de 1993 y 1995 como recuerdos más gratos.

 

¿Qué les falta mucho? Es cierto, ¿qué deben definir y seleccionar mejor hacia los finales de partidos? Otra realidad. Independientemente de esos elementos y de exhibir porcentajes colectivos que aún no frisan lo notable a dicho nivel, las huestes de Daniel Scott muestran un engranaje más coherente en la ciudad de Tepic, capital del estado mexicano de Nayarit y sede del Centrobásket masculino.

 

El último acto clasificatorio marcó la pérdida del invicto para los nuestros 72-76 (24-20, 14-17, 18-17, 16-22) ante sus similares de República Dominicana, batalla campal hasta un epílogo en el que la inexperiencia y carencia de sangre fría para definir nuevamente nos pasó factura. La pizarra mostraba el abrazo a 70 cartones por bando, yo inmóvil frente al televisor, el cronómetro marcaba un minuto y 30 segundos por jugar.

 

Justo en ese momento afloraron las descoordinaciones sobre el tabloncillo: una falta a la ofensiva de Javier Justiz, —en definitiva tuvo un desempeño notable con una decena de unidades, cinco rebotes y dos bloqueos en 15 minutos sobre la cancha —, y una pérdida posterior del Alero Lisván Valdés, inclinaron la balanza hacia los de la tierra del merengue, quienes tuvieron en el tridente de Eloy Vargas (13 carones y nueve balones capturados bajo los tableros), Elpidio Fortuna (12-dos asistencias y tres robos de balón), y Víctor Liz (12 rayas, seis tableros y tres entregas de canasta) a sus espadas a la ofensiva.

 

Cuatro costosos puntos adversos que decretaron el score definitivo del merengue sobre el son. Pese a la derrota los dirigidos por Daniel Scott se mostraron mucho más decididos y combvinativos, especialmente sus centros, elemento que en el partido ante Costa Rica declinó en gran medida. El indicador más fiel en ese sentido lo constituye el hecho de que además de Justiz, Jasiel Rivero (13 cartones y 5 capturas bajo el aro) y Yoan Luis Haití (8-3), también rindieron de manera aceptable.

 

Pero individualmente el mayor poder canastero radicó en el avileño William Granda, quien encestó cuatro triples en cinco intentos, además de totalizar 16 puntos y tres capturas bajo el aro.

 

El base Osmel Oliva nuevamente devino en el complemento idóneo, amparado en 13 tantos, cinco asistencias, cuatro rebotes y tres cortes de esférica. A propósito de Oliva, en rol de armador titular tras la deserción del espirituano alexei Mestre, acotar que con apenas 1.78 metros de estatura, ha sido la bujía de Cuba en los cuatro choques preliminares, con 57 puntos (14.3 de promedio por desafío), 21 capturas bajo las tablas y 17 asistencias. Velocidad endemoniada, embestidas al aro —en ocasiones desmedidas— y precisión en la conducción, han sido sus divisas sobre la duela.

 

A Oliva lo han acompañado durante toda la ruta clasificatoria el joven pívot de 20 años y 2.04 metros Jasiel Rivero (47 unidades y 21 rebotes), William Granda (43-11 y cinco asistencias), Yoan Luis Haití (42-30-12) y Lisván Valdés (39-14-7), el resto del quinteto titular antillano.

 

NÚMEROS, LAGUNAS Y CUESTIONES POSITIVAS

 

Si algo le he criticado desde el mismo silbatazo inicial a este elenco han sido las pérdidas de balón: 62 en contraposición con 58 asistencias se antojan demasiado, y esos deslices en la rotación y manejo de la esférica casi siempre se traducen en puntos para el rival.

 

Otro renglón deficitario son los porcentajes colectivos. Deficitario 64% desde la línea de tiros libres (de 75-48), 47.5% de dos puntos (183-87) y 28.4% más allá del perímetro (de 74-21) así lo constatan. En contraposición los nuestros imponen su férrea defensa, como ha sido tradicional en nuestras selecciones, al punto de que solo los quisqueyanos les anotaron más de 70 cartones, mientras ellos han promediado 71.3 por confrontación.

 

Aflora igualmente como lado flaco, salvo el rendimiento del propio Justiz, y algunos destellos de Orestes Torres, la contribución desde el banco, pues el nivel baja notablemente cuando alguno de sus cinco regulares abandonan la cancha. Ansiedad por hacerlo bien y demostrar, indecisión a la hora de seleccionar la acción más eficaz, son algunas de las falencias manifiestas por los hombres de cambio, amén de haber llegado a este certamen con mucho mayor fogueo y más de una veintena de duelos en su haber.

 

Más allá de aciertos y desaciertos, el desempeño de los nuestros hasta este minuto puede catalogarse de positivo, amén de que acceder al podio de premiaciones y por ende agenciarse además visa para los Juegos Panamericanos de Toronto, el año próximo, parezca un objetivo más lejano. El jueves se sabrá, y al menos retornarán a la cuarta posición en la que recalaron en la versión del 2010, pero con mejor balance asegurado que el 2-4 de entonces.

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