Semis: Desdibujar el alma de cuatro grandes en el Mundial

Semis: Desdibujar el alma de cuatro grandes en el Mundial
Fecha de publicación: 
8 Julio 2014
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Inéditas, como muchos sucesos de este Mundial hasta ahora, serán las semifinales. Digo inéditas porque, si al comienzo y durante su propia andadura los pronósticos de posible avance hasta esta instancia y la final rondaban el plano de lo incierto, en definitiva cuatro grandes pugnarán por la posibilidad de calzar sus botines, defender su franela y oler el pasto del mítico Maracaná.

Cuatro selecciones que de conjunto atesoran 21 comparecencias a definiciones, cuatro selecciones que suman una decena de estrellas.

Intentará Cubasí desdibujar las posibles claves de triunfo en el accionar de cada uno de estos conjuntos con el vellocino, digo Copa dorada en el horizonte, pero antes me inclino ante el fallecimiento del argentino (nacionalizado español) Alfredo Di Stéfano, un jugador imprescindible, ‘La Saeta Rubia’, capaz de agenciarse cinco Copas de Europa (actualmente Champions League) en línea con el Real Madrid y de anotar en cada una de ellas. Para Di Stéfano, la reverencia y la certeza de que los dioses del fútbol lo acogerán con los brazos abiertos, porque como bien acotara: “Un partido sin goles es como un domingo sin sol”.

Brasil: Es imposible hablar del penta sin adolecer hasta la médula la ausencia de su crack Neymar. Ese capaz de, pese a la desconexión, despiste y carencia de genio creador en las líneas auriverdes, es capaz de halar dos y tres marcas, crear espacios, dinamitar el sector defensivo enemigo y sacar de sus botines algún truco goleador. El calvario del Scratch no se resume a la fractura de la tercera vértebra de Neymar, pasa por la ausencia de Thiago Silva, su capitán, mariscal de la zaga y por demás, autor del primer gol ante los colombianos. Su ausencia, si bien en calidad de reemplazo Dante no se antoja una laguna de falencias o un corredor sin custodia, el central del PSG junto a David Luiz, estaban considerado por muchos, entre los que me incluyo, la dupla zaguera más sobria y sólida del Mundial. Así únicamente se explica los pocos dolores de cabeza sufridos por Julio César a medida que ha avanzado el torneo.
La opción de reemplazo para Neymar, muy a criterio personal, la dilucido entre Willian y Bernard, aunque les confieso que el despliegue que genera el astro del Barcelona en cancha, se me antoja insustituible.

Tendrán entonces que multiplicarse David Luiz y Dante en la retaguardia, formar un cerrojo de piernas, cortes de balón y en5tradas en la contención Luiz Gustavo, Fernandinho, o Paulinho, colocarse un cuarto Pulmón en sus corridas Hulk, ser tocado con una varita de salida y creación el grisáceo Oscar, e intentar parecerse a un centro-delantero decente Fred. Porque del otro lado de la duela estará…

Alemania: Esa Alemania resolutiva en extremo, contundente, con el trivote ofensivo temible de Thomas Müller (cuatro perforaciones y dos asistencias), Kross y Götze. Esa alemania a la que por el hecho de crecer junta esa generación de talentosos jugadores, le ha dado por asumir la filosofía del toque y control del balón, sin renunciar a la efectividad y verticalidad de sus líneas.

Alemania que tiene en Bastian Schweinsteiger un guardián fiel de la defensa, y a un Özil, capaz de desdoblarse tanto en recuperación, como a la hora de darle salida a su armada.

Los tanques teutones, sobre los cuáles pesan 14 semifinales, de ellas cuatro en línea, pero que viven acechados por el recuerdo de Italia 1990, última vez que besaron la Copa. Ahora, al igual que casi siempre me atrevería a decir, tienen un ejército compacto en todas sus líneas, con talento, carácter y poderío en sus piernas.

Ese porte imponente, sumado a las neurálgicas ausencias de la Canarinha, es lo que precisamente los dibuja con ligera ventaja para la campal batalla de este martes. Eso sí, el único precedente mundialista es la final de Korea-Japón 2002, donde el guardameta Oliver King Khan pegó de por vida una estampilla de Ronaldo Luiz Nazario de Lima en su mente, bitácora, y hasta refrigerador. Cuestión de ‘brujas’, de lo contrario como explicarse que las dos selecciones con más finales disputadas (7), exclusivamente hayan pulseado en una ocasión.

Hablábamos de precedentes, y de vertebrales ausencias, entonces necesariamente debemos recalar en la Argentina de Alejandro Sabella, esa que perdió su pulmón izquierdo tras la contractura sufrida en el muslo derecho por  Ángel Di María en el duelo ante los belgas.

En el papel pudiera parecer que le sobran las variantes a Sabella, pero el estado físico del Kun Agüero es una interrogante, Rodrigo Palacios se ha limitado a florear con su trenza por todo el sector de ataque y Ricky Álvarez tiene casi nulas sus horas de vuelo cuando la caña se pone a tres trozos. Una mirada más profunda arroja que Biglia no lo hizo mal cuando sustituyó a Gago, y en lo personal me ha dejado conforme el performance de Lavezzi. Menudo puzzle el de la albiceleste para concretar una maniobra eficaz. Eso sí, quizás tanto como Neymar en Brasil, el ‘fideo’ se me antoja irremplazable en la nave gaucha, sobre todo por el hecho de  enfrentarse a unos archirivales holandeses que han engranado su maquinaria a medida que ha avanzado el torneo. Eso sin contar el ajetreo extremo que de antemano les deparo a Demichelis y Garay en la zaga, además de al incombustible Javier Mascherano, con toda su autoridad y capacidad para clonarse en cancha en labores de recuperación.

No podía faltar… El mejor jugador del mundo, San Lionel Messi, quien deberá echar mano de toda la genialidad de sus piernas, frotar sus botines y… eso solo el terreno lo sabrá, pero en materia de fútbol, “la pulga biónica” prácticamente carece de imposibles.

¿Holanda? ¿Archirivales? Al menos a mí me lo parecen, toda vez que será el quinto pulso entre tulipanes y los gauchos en la palestra mundialista. El primero data de Alemania 1974, cuando la Naranja Mecánica vapuleó a la Albiceleste 4-0 con doblete de Johan Cruyff.

Cuatro años más tarde llegaría la vendetta argentina en calidad de anfitriona, al desbancar a los holandeses 3-1 en la final.

Francia 1998 marcaría el tercer encontronazo y todos recuerdan la magistral recepción y posterior golazo de Denis Bergkamp casi en el epílogo. Veredicto de 2-1 para la Oranje y eliminación en cuartos para la Argentina timoneada por Daniel Passarella, el mismo que vistiendo la casaca de capitán 20 años antes había alzado la Copa.

Abrazo con gafas en fase de grupos en Alemania 2006, selló el último acto entre ambos.

Al desafío del miércoles los dirigidos por Luois Van Gaal llegarán, contrario a lo que puedan pensar muchos tras eliminar a Costa Rica en penales, exhibiendo su mejor despliegue en todas las líneas. Memphis Depay dejó de ser arma secreta para convertirse en motor revolucionador de la banda izquierda. Blind sigue dando muestras de calidad sobrada en cualquier función, Sneijder continúa siendo, pese a su ligero repliegue, el termómetro del accionar holandés y la dupla de Robben (al más puro estilo de Rayo Mc Queen), y Van Persie, continúa con los botines cargados de precisión y dinamita. Solo que sobre sus hombros, desde 1974, y salvo la Eurocopa de 1988, recae el peso de no poderse alzar con ningún cetro importante. Velocidad, buen toque, arte en los contragolpes, son algunos de sus argumentos si de poder de fuego se trata. Eso sin contar a un Dirk Kuyt bien activo por la banda derecha. Ese rosario sin tener que llegar a penales, donde ya todos vieron a un Tim Krul iluminado…

Ese señores, es el panorama, en el cual, amén de sonar a escándalo y no haberse producido nunca a este lado del Atlántico, los breaks se inclinan un poco por bávaros y tulipanes. Con todo y mi afición por el Scratch, con todo y mi fidelidad a la verdeamarela, con todo y la estampa de Ronaldo en mi foto de perfil.

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