Niñez desprotegida

Niñez desprotegida
Fecha de publicación: 
21 Junio 2014
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Que 132 millones de niños pasarán hambre en el 2020, unos 115 millones están involucrados en trabajos peligrosos en el mundo y más de 600 000 son utilizados como carne de cañón, son simples cifras para los responsables de tal crimen y dejan muy mal parados a aquellos que son incapaces de proteger sus derechos a la educación, salud, a jugar, descansar, vivir en un ambiente sano, estar con sus familias, entre otros, establecidos en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, ratificada por todos los países de la ONU, excepto Somalia y... Estados Unidos.

Ahora que ha sido reelecto por la mayor parte del pueblo de Colombia un presidente que dice apostar por la paz y la atención adecuada a la niñez en ese país suramericano, no dejo de pensar en aquel adolescente de 14 años que asesinó a balazos en el aeropuerto de Bogotá a un candidato de la izquierda colombiana a quien había entrevistado días antes en La Habana; o en aquellos pequeños cambodianos que la genocida dictadura polpotista enseñó a matar; o en los infantes que en el curso de la guerra de agresión imperialista que desintegró a la otrora Yugoslavia participaban en los pelotones para fusilar a otros niños.

Porque esto sobre los niños que están desprotegidos o en peligro tiene muchas aristas. Están aquellos que sirven de caldo de cultivo para engrosar las filas de las pandillas juveniles, abandonados a su suerte en las cárceles y en su papel de carne de cañón en guerras de todo tipo en el mundo.

Según el portal brasileño Adital, la mortalidad infantil por esa vía es de 20 000 anuales, y existen 17 países donde gobiernos y oposición siguen utilizando a los niños en conflagraciones armadas.

Las guerras han liquidado a más de dos millones de infantes, lisiado a seis millones y dejado huérfanos a otro millón durante la más reciente década.

Pero están los otros, a quienes se enseña a matar desde los videojuegos, no importa si la nación es desarrollada o subdesarrollada.

Si es en un país como Estados Unidos, creadores principales de la maldad virtual, no debe extrañarse que con tanta arma que se vende legalmente por la libre y enseñanza audiovisual, proliferen las masacres en las escuelas, con gran alharaca de los medios, pero nada efectivo, a fin de no dañar el mercado de las armas.

Y si la cuestión sucede en una nación subdesarrollada, veamos qué matiz toma, según recoge el semanario peruano Hildebrandt en sus 13, y que traigo en forma recurrente:

«“¡Mamá, los maté a todos!”, grita emocionado Nicolás, un niño de 10 años, desde el cuarto de su casa. Nicolás acaba de matar con una metralleta de largo alcance a varios policías que intentaron desbaratar su pandilla en el videojuego 25 to Life, un juego bélico donde la única música que se escucha es el sonido de las balas. Con este juego Nicolás se siente como un pandillero salido de los barracones del Callao. Hasta puede elegir la ropa de su personaje: un pantalón ancho, una gorra, botines y “bling-bling” (joyas). “¡Me gusta la sangre!”, nos dice inocente. Y es que en 25 to Life existe una sola opción. No importa si eres policía o delincuente, el fin es el mismo: matar».

Cuando publicamos al principio que 132 millones de niños seguirán pasando hambre en el 2020, deberíamos sentirnos «felices», porque el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se felicitó, porque disminuyó en un 25% la cantidad de los pequeños desnutridos en el mundo en los últimos años, y «solo» son ¡146 millones!

El 28% de estos menores son de África, 17% de Medio Oriente, 15% de Asia, 7% de Latinoamérica y el Caribe, 5% de Europa Central, y 27% de otros países en desarrollo.

Cabe aclarar que la desnutrición infantil está categorizada como enfermedad, así que no pensemos que es una simple falta de alimentación, sino que afecta a todos los órganos del cuerpo humano.

Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Programa Mundial de Alimentos (PMA), el Comité Permanente de Nutrición de las Naciones Unidas y UNICEF, han precisado que aunque hay tratamientos eficaces, la mayoría de los afectados habitan en países pobres, donde sus familias no pueden acceder a clínicas por falta de recursos o lejanía.

En medio de todo este problema, agravado por la falta de atención oficial, por la continuación de las desproporcionadas y virtualmente impunes agresiones imperiales a países pequeños, Naciones Unidas ya ha corroborado que Cuba es el único país de América Latina sin desnutrición infantil, a pesar del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el imperialismo norteamericano.

Y esto es sin contar la solidaridad que Cuba ha llevado a tantas partes del mundo, que conlleva la protección a la niñez como algo fundamental.

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