Gonzalo Galguera: "Es necesario quitarles polvo a los clásicos"

Gonzalo Galguera: "Es necesario quitarles polvo a los clásicos"
Fecha de publicación: 
5 Junio 2014
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El Ballet de Camagüey regresa a La Habana con un clásico de la danza universal: Don Quijote. Pero nadie espere otra versión de la coreografía tradicional. El bailarín y coreógrafo cubano Gonzalo Galguera, director del Ballett Magdeburg (Alemania), es el responsable del montaje que asumirá la compañía camagüeyana en el Teatro Nacional de Cuba. Conversamos con él.   

—¿Cuáles son sus referencias a la hora de crear la coreografía? ¿Se ha inspirado en algún coerógrafo?

—Don Quijote es parte del acervo universal de la danza clásica o academica; ha marcado el desarrollo de muchas compañías.

"Tener Don Quijote en el repertorio de una institución es un punto de referencia importante, pero también deja claro cuál es la visión que se tiene de la danza en esa compañía, y la mide en cuanto a su nivel artístico y su posición frente a su legado artístico.

"Una obra como Don Quijote es necesaria en el mundo del ballet. Hoy por hoy la tendencia es a servirnos y cosumir  todo muy rápido. Un ballet de largo aliento como Don Quijote, nos recuerda que hay que tomarse el tiempo para ver, para contar, para comunicar, porque el ballet es más que hacer una pirueta, o celebrar gestas circenses. Ballet es contar historias, darle a la forma un contenido puesto que la esencia de las artes escénicas es comunicar.

"He tenido la gran suerte de haber bailado varias versiones de este clásico entre ellas la de Nurejev o Michell Denard, e interpretar varios roles dentro de la obra. Ello me ha permitido hacerme de un trasfondo muy amplio que me ayudó a la hora de dar mi propia mirada a este clásico.

"Para proponer algo dferente es importante tomar nota y ser consciente desde el respeto, pero sin la tentativa del plagio. Para repetir lo ya dicho por otros, mejor hago otra cosa o no hago nada".

—¿Hasta qué punto es original el montaje?

—Nunca me planteo hacer algo "original". Antes de hacer una coreografía simplemente indago en mí y me hago mil preguntas entre ellas: ¿por qué este tipo de obra?; ¿tengo el material artístico?; ¿es el momento adecuado?; ¿el lugar?; ¿he entendido la obra?; ¿cómo traducirla con mi lenguaje?

"Quizás el resultado llegue a ser original o no. Pero no me preocupa porque esa no es mi tarea. Esa encomienda queda en manos del espectador, que es mi destinatario. Yo solo me ocupo de hacerle llegar mi mensaje con honestidad".

—¿Por qué asumir la gran tradición clásica?  

—A veces, cuando me dicen que el ballet clásico es aburrido, les doy la razón. Cuando veo a estas alturas  compañías o bailarines que no saben lo que están bailando o solo se preocupan por la técnica, siento un profundo pesar porque creo que se puede bailar ballet clásico con total contemporaneidad y rigor academico.  

"Es necesario quitarles polvo a los clásicos, pues fueron concebidos para un público que ya no existe. Pero su belleza y su contenido dramatúrgico es tan rico, que merecen ser interpretados con la dinámica y las exigencias estéticas de nuestros dias. De lo contrario, estas obras pierden su razón de ser, prácticamente dejan de existir".

—¿Cuál cree que es el principal atractivo de la coreografía?

 

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—Creo que el mayor atractivo de mi obra está en el enfoque radical que planteo sobre la figura del propio Quijote y Dulcinea. Liberé a Quijote de las estáticas poses y ridículas pantomimas para devolver lo que Cervantes nos trata de contar en su bella obra, en ese capitulo en particular, y situarlo en lo que es la intencion del autor: un ser fascinante movido por el idealismo.  

"Quité los adornos superfluos para que el espectador profundizara en la figura principal y entendiera su vehemente altruismo, su empatía con el entorno.

"No escondo mi amor por la danza clásica puesto que ella es mi herramienta creativa y nunca dudé que el lenguaje que escogería para hacer la obra: el ballet.

"Don Quijote encierra un mensaje muy importante: en cada ser humano habita un Quijote. No creo que exista una persona en el mundo sin una meta, sin un sueño. Yo me identifico con ese Don Quijote. Esa locura entrañable que él tiene es la locura del artista, del creador: Si los artistas no existiéramos quizás el mundo sería un poquitico más aburrido, más llano. Él es un ser que ama la justicia, que quisiera que todas las mujeres fueran bellas y refinadas los hombres más caballerosos y valientes. Por eso cambia su realidad. Un idealista, todo un enamorado de la utopía".

—¿Qué cree que pueda aportar a la coreografía el Ballet de Camagüey?

—Cuando trabajé la obra con el Ballet de Camagüey presté mucha atencion a que mimaran y entendieran cada personaje, para que se divirtieran y bailaran como lo que son: bailarines de gran talento y herederos de una tradición artistica tan rica como la del Ballett de Camagüey. Esa compañía forma parte de mi biografía, la amo profundamente, estoy muy orgulloso de ellos. Sé que sabrán transmitir el mensaje de este Don Quijote, diferente a otros Quijotes que se bailan ahora mismo.

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