Los vicios y la juventud
Sergio tenía 14 años cuando prendió el primer cigarro en su boca. Desde hacía un par de años era el recadero de su abuela y trotaba del portal a la cocina para alcanzarle un cigarro. Pronto también aprendió a beber mientras convivía con otros adolescentes en la escuela al campo.
Empezó a trabajar con 20 años en una panadería para satisfacer sus furiosas apetencias. Comenzó a pagarse sus vicios. Pero, no era suficiente. Contrajo deudas y su cuerpo, de piernas endebles, parecía pedirle al menos una visita al médico.
Ahora, quizás lo más doloroso no es su aspecto, ni sus deudas, sino su futuro. La vida no es solo alcohol y nicotina, elementos suficientes para sufrirla. Ese ritmo lo detendría a tiempo. En fin, no vivirá. Luchará contra la miseria durante años a brazo partido, pero los vicios lo tirarán hacia atrás, arrojándolo de bruces en el abismo de la despreocupación.
El consumo de alcohol en exceso de algunos jóvenes ha producido y produce grandes conflictos. Siempre hay un antes y un después y lamentablemente cada vez se empieza más pronto. Asistimos a uno de los fenómenos más peligrosos, en aumento, que destruyen a la persona y a la sociedad.
En Cuba los jóvenes acceden con facilidad a las bebidas alcohólicas aunque existen leyes que lo prohíban. Es significativo el aumento que del alcoholismo entre jóvenes y adolescentes por motivos económicos o no.
También influye en ello el entorno familiar y social, que debería impedirlo o poner los medios suficientes de prevención. Recuerdo la noche en que más de 50 personas de un mismo barrio en La Habana tuvieron que ser hospitalizados por haber consumido alcohol de madera. A ese mismo peligro están sujetos los jóvenes de hoy.
Los únicos que podrán influir sobre los más jóvenes y vulnerables, serán personas que despierten admiración y sean modelos a seguir para ellos. Lo que sucede es que no eligen sólo una persona sino que van tomando rasgos que les agradan de diferentes personas y van construyendo su personalidad.
Los jóvenes ignoran los daños que pueden causar en su salud los vicios. Cuando llegan a conocer esos peligros a veces ya es demasiado tarde. Es necesario informarlos de que la mejoría del estado de ánimo se puede lograr de otras maneras más sanas. El consumo de alcohol conlleva a más consumo sin contemplar los efectos nocivos, porque es conocido que es el inicio a la adición a otras drogas.
En Cuba se potencia la creación de programas juveniles de control y prevención de consumo. Sergio pertenece al sector de la juventud que prefiere los vicios. No conoce ninguno de esos programas. Merece toda la atención para que tenga un porvenir más seguro y menos decadente y el país se lo brinda.
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elterracero
Qbano
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