Amar, tener y compartir, otra vez el coleccionista Luciano Méndez

Con este “gallego” todo comienza por amar, tremendamente, a Cuba y a su arte. De ahí, el deseo de tener un segmento de la creación plástica que nace bajo el sol de esta isla y, en definitiva, no para encerrarla entre los muros de una casa española o cubana, sino para compartirla con la gente, con el público que, siempre lo digo, es el último artista en el ciclo de una obra.

Este martes presentó en el Museo Nacional de Bellas Artes el catálogo de la última exhibición de parte de su colección personal, que tuvo lugar meses atrás en el Memorial José Martí, en la Plaza de la Revolución, el mismo sitio que había servido de escenario para los primeros once artistas cuyas obras también fueron  expuestas por Luciano.

Pero la mejor noticia no es el catálogo, que recoge fotos de todas las piezas y de la inauguración tomadas por el lente divino de Roberto Chile, un acercamiento más íntimo que biográfico al espíritu, a la sensibilidad personal de los artistas, el ya habitual y bienvenido texto de José Veigas y otra vez un diseño sobrio y coherente de R10.

 La mejor noticia la dio el propio Luciano en muy breves palabras: “Ya estamos preparando la próxima, primero fueron once, luego fueron 20 y serán 18 artistas y 20 piezas para finales de año nuevamente en el Memorial José Martí.”

Sobre lo que representa para los creadores que se muestren las obras de colecciones privadas, como ha estado haciendo Luciano, conversamos con el reconocido artista cubano de la plástica Moisés Finalé:

“Yo pienso que es fundamental, porque si se quedan en la colección en casa del coleccionista y la obra no se muestra nunca no cumple la función, es como si uno la pinta y la deja en la casa, si no la comparte con el público no está cumpliendo ninguna función esa pieza, así que la importancia es total, la obra tiene que salir de la casa del pintor y de la casa del coleccionista y tomar una participación social, pública…”

“El tema del coleccionismo es bastante nuevo en el contexto cubano el coleccionismo está como comenzando, yo pienso que Luciano es uno de los iniciadores, de los primeros y por lo que he visto pretende darle a su colección una relación con el público, llevarla a los diferentes lugares, que la gente la vea, ya el catálogo de por sí es un hecho, tenerlo, poderlo pasar y la posibilidad de que estén reunidas todas esas obras en un catálogo, me parece que es un aporte importante, fundamental”.

Esta colección tiene la virtud de hacer coincidir el trabajo de consagrados como Roberto Fabelo, Gilberto Frómeta y el propio Finalé, otros de una generación digamos “intermedia”, pero que ya han cosechado bastante éxito, como Carlos Guzmán, Ernesto Rancaño o Kcho con la obra de muchachos y muchachas muy jóvenes, cuyo talento ya se anuncia a voz en cuello y se agradece la oportunidad de disfrutarlos, entre ellos Eduardo Méndez Navarro, Gabriel y Leticia Sánchez Toledo…

Esperamos entonces lo que José Veigas ha llamado “la próxima aventura” de Luciano Méndez, a quien los seguidores del arte contemporáneo cubano siempre le agradeceremos haber abierto una puerta que ojalá sirva para que pasen otros coleccionistas privados para bien, sobre todo, del público y de la propia creación plástica cubana.