El dilema que llega con el verano...

El verano está a las puertas y, seamos sinceros, comienza la ansiedad sobre cómo meter nuestras tongas en una tanga y que se vea bien, en el caso de las muchachas, mientras los muchachos más bien se preocupan por aumentar sus tongas y lucirlas muy definidas en la playita y hasta en la calle, donde ya comienzan a sobrar los excesos de tela bajo un sol que se cree que estamos en agosto.

Así las cosas y porque, lo confieso, desde la adolescencia, más o menos a finales de mayo, comienzo a proponerme a mí misma dietas que comenzaré siempre el próximo lunes, de modo que el tema se me hace casi un problema personal. Les decía que así las cosas, me fui a un gimnasio de mi natal Matanzas, uno de los que han surgido como plantas  silvestres en aquella ciudad, pero de los pocos que lucen un trabajo serio, responsable y consciente de que su slogan, salud contra sedentarismo, tiene que ser mucho más que un lema.

En una entrevista colectiva, mucho más parecida a una conversación de amigos, intercambié con el dueño, Armando Hernández Alpízar, y el equipo de muchachos, muy jóvenes todos, que allí laboran como entrenadores personales: Raitel Linares, Richard Rojas, Hermee Rodríguez y Yerandi Guerra. La primera pregunta es fácil de adivinar: ¿Qué viene buscando la gente a un gimnasio como este?

Richard Rojas toma la palabra: “Yo tengo alrededor de veinte clientes que son del sexo femenino y de esas veinte, con la idea de practicar ejercicios físicos han venido tres o cuatro, casi todas vienen con una idea errónea de bajar de peso en un mes o en tres semanas para llegar al verano ya en óptimas condiciones, ahí es donde entramos nosotros y tratamos de hacerles entender que esto es un entrenamiento a largo plazo, que lo más importante es que se sientan mejor y con el paso de los días van sintiendo pocos cambios, pero se manifiestan más contentas con el entrenamiento”.

Confirmado inmediatamente, son las tangas las que nos ponen a correr a nosotras, pero ¿y los muchachos a qué vienen? Yerandi Guerra tenía la respuesta en la punta de la lengua: “A ponerse fuertes rápido”, e inmediatamente explica:

“Los muchachos generalmente vienen con un tema de desarrollo de la masa muscular, a veces ven a alguien en la calle y se creen que porque los ven fuertes llevan un mes o dos haciendo ejercicios, entonces yo, que trabajo con la mayoría de los muchachos aquí en el gimnasio, lo primero que hago es sentarme con ellos, conversar, demostrarles que el entrenamiento necesita tiempo, que no pueden ver el ejercicio físico como un trabajo y un sacrificio, sino como algo cotidiano, una necesidad, pero también un placer como ir a la playa, jugar un partido de fútbol… Nosotros aquí tratamos de combinar el ejercicio aeróbico con el anaeróbico para desarrollar un verdadero entrenamiento físico… hay clientes que vienen con metas erróneas, metas equivocadas y ponemos todos nuestros conocimientos en ayudarlos a rectificar sus metas, hasta que ya él se siente satisfecho con el trabajo que vamos haciendo, toma confianza en lo que le orientamos y ya es más fácil”.

Para empezar, no se trata solo de “sudar la grasa” como creemos la mayoría de los inexpertos, o de levantar más cantidad de peso, hay muchas variables a tener en cuenta, el propio Yerandi nos comenta:

“Lo primero es la patología, si el cliente tiene alguna enfermedad, algún padecimiento, después vamos a la edad, el sexo, porque, por supuesto, una persona de veinte años no puede tener la misma carga que una persona de 30 o 40, aquí tenemos clientes de 59; 60 años y a partir de todo eso tratamos de organizar los grupos lo más homogéneos posible. Luego hay una etapa, durante la primera semana, que se llama entrenamiento doble A o adaptación anatómica, aunque usted haya pasado un tiempo ya haciendo ejercicios no importa, es cuando se va familiarizando con los aparatos, se adapta al entrenador y el entrenador al usted, entonces, en base a esa semana es que le desarrollamos el plan de entrenamiento”.

¿Y la dieta? Está claro que la más habitual es la del hambre, al menos para quienes llegan con la intención de perder peso cuanto antes. ¿Cómo lo manejan ustedes? Yerandi nuevamente toma la palabra:

“La dieta la orienta un médico, nosotros ofrecemos sugerencias sobre cómo limpiar las comidas, pero siempre insistimos en buscar el asesoramiento médico, porque muchas personas están equivocadas con el término dieta, lo asocian a no comer y eso es un error. En nuestro reglamento tenemos que después de que el cliente consulta a su médico y este le pone una dieta, más o menos estricta, nos la traiga y en base a eso le organizamos un sistema de entrenamiento para cada caso específico”.

A la mano tiene Richard un ejemplo concreto: “una muchacha de 18 o 19 años llegó aquí con unas condiciones físicas tremendas, tenía fuerza y de pronto se sintió con un poco de fatiga, hubo que darle un vaso con agua, azúcar, ella explicó que hacía mucho tiempo que no hacía ejercicios físicos, pero casi todas las muchachas siempre están pendientes de la dieta y no es que eso esté mal, pero ellas piensan que la dieta es pasar hambre y eso es completamente diferente, se trata de escoger comidas sanas, disminuir la comida chatarra, los dulces, el pan, grasas, no comer en grandes cantidades, pero sí varias veces al día y en dependencia de su condición física y de sus objetivos aumentar los carbohidratos o disminuirlos…”

Los varones van al extremo opuesto, comen, comen y comen, “pa hincharse”, “comen” a veces hasta algunos medicamentos que terminan siendo absolutamente nocivos y, me lo juran los muchachos de Mandy´s Gym, exceptuando las vitaminas o suplementos alimenticios, la mayoría de las cosas que se tragan hacen daño y no ayudan en nada. Tampoco cargar una montaña de pesas, afirma Yerandi:

“Nos ha pasado, no solo con un cliente, sino en reiteradas ocasiones, con muchachos jóvenes que llevan dos o tres años haciendo ejercicios, pero llegan aquí con una idea errónea tanto de lo que es el ejercicio en un determinado aparato, como de lo que es el ejercicio en general, y tenemos que hacerles entender que no por mover más peso se van a poner más fuertes, en todo caso se crean muchas más lesiones”.

“Con mujeres de cierta edad también nos sucede que se ponen a hacer ejercicios aeróbicos grupales en parques, sin tener en cuenta las características de cada cual, se dedican a un sistema aeróbico sin dosificación alguna, que influye, por ejemplo, en las articulaciones, entonces nos han llegado muchas personas muy adoloridas, lesionadas…”

Raitel Linares aconseja “tener en cuenta que si nos pasamos con el peso dañamos las articulaciones, hacer el aeróbico bien blando por la mañana, porque le puede bajar el azúcar, en el caso de la tarde tienen que esperar aproximadamente dos horas si comió alguna comida pesada antes de comenzar el ejercicio…”

Normalmente por semana se bajan dos libras más o menos, considera este equipo de entrenadores, aunque  depende de cada persona, aseguran que una pérdida de más de 500 gramos a la semana es pérdida de masa muscular y no de grasas, pero además, la historia no termina con su tanda diaria en el gimnasio:

“Lo que nosotros hacemos aquí es un 15 o un 20% de la meta que tiene el cliente, más del 70 o el 80% depende de lo que el cliente haga después en su casa, cómo descanse, cómo coma, porque nosotros podemos llegar y trabajar con usted, pero no somos magos, eso es lo primero que le aclaramos a cada cliente…”

Evidentemente no se trata de soplar y hacer globos, es nuestra salud física y mental lo que está en juego, de modo que llenar un espacio con aparatos y pesas, abrirlo al público y cobrar una cuota mensual, sin la presencia de personas capaces y preparadas para orientar al cliente puede redundar en grandes riesgos, en este caso, Armando Hernández Alpízar (Mandy), Licenciado en Cultura Física y máximo responsable del Mandy´s Gym comenta lo que les exige a sus entrenadores:

“Tienen que ser capaces de orientaciones de las que se ha hablado aquí al cliente, conocen cómo trabajar con algunas patologías, las más frecuentes, cómo trabajar con un asmático, con un cardiópata, con un obeso. Les exijo que estudien, que se superen, pero no solo que estudien, como lo están haciendo, en la universidad, sino que tengan una cultura general, que lean sobre anatomía, bioquímica, fisiología, nutrición, todas las cuestiones relacionadas con la salud y el deporte, tienen que estar bien preparados y ser multifacéticos en este sentido…”

El propio Mandy resumió lo que deberíamos hacer con este viejo dilema de las tangas y las tongas:

“Casi todo el que viene al gimnasio así de ram-pam-pam, lo trae la vanidad o viene porque se acomplejó, para ligar, para sentirse “bueno y deseado”, pero por ahí no van las cosas, usted tiene que venir al gimnasio para que mejore su autoestima, para ponerse en forma, para sentirse ligero, para tener salud y calidad de vida… no debemos quedarnos en la superficie, porque entonces nos enganchamos a un cuerpo 10, queremos tener el cuerpo de la actriz tal, del fisiculturista tal, nos enganchamos a lo que vemos en las revistas y ahí siempre vamos a salir perdiendo nosotros porque cada persona es diferente, incluso desde la genética y además nadie sabe a qué cosas se sometan esas personas para obtener ese cuerpo, de modo que esa imitación nos convierte en esclavos, por ese camino siempre vamos a tener ataduras, usted tiene que venir al gimnasio para buscar salud, el cuerpo bonito va a venir por añadidura”.