Ernesto Gattel y la rumba, hasta que la muerte los separe

Ernesto Gattel y la rumba, hasta que la muerte los separe
Fecha de publicación: 
8 Abril 2014
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Hace unos años El Gato, como lo conocen en el ámbito de la rumba, está tratando de retirarse pero esa mujer sandunguera y profunda se le metió en el alma como a los doce años y no tiene intenciones de abandonarlo, su matrimonio con la rumba es, sin lugar a dudas, hasta que la muerte los separe.

Para contar esta historia de amor, seré tradicional, voy a hacer la típica primera pregunta: ¿Cómo la conociste?

“En realidad yo siempre oía ese ritmo en las vitolas con mi papá, que en paz descanse, él me llevaba a los bares, como yo era el varón me llevaba con él y un día me dijo: te voy a poner en la vitola algo que a lo mejor te gusta, que no tiene nada que ver con el bolero, ni con el son, ni la guaracha y me puso un disco de Los Muñequitos que cuando aquello venían en 45 revoluciones. Ese tenía María la Nieve por un lado y Papín y sus rumberos por el otro, era el principio, los primeros discos de rumba y yo me quedé al lado de la vitola, como embrujado con eso que estaba oyendo, yo era un niño todavía, tenía 12 ó 13 años y desde ese momento ya me gustó, se me quedó”.

Sus padres soñaban con un ingeniero o un doctor, pero este blanquito ya estaba enamorado de la mestiza rítmica y, aunque terminó disciplinadamente el bachillerato e ingresó en la carrera de Ingeniería eléctrica en la CUJAE, la universidad tecnológica más importante de Cuba, su vocación andaba por otros rumbos:

“En el bachillerato, como era becado, en Tarará, coincidí con una serie de gente que eran rumberos natos, digamos, de naturaleza, de familias de rumberos, también eran santeros, abakuá, o sea, tenían religiones afrocubanas ya dentro de su vida y eso a mí me fue atrayendo también y ahí aprendí a cantar las primeras rumbas, que eran rumbas callejeras, muy callejeras, rumbas de la cárcel, del presidio, pero me encantó y yo no era en esa época un cantante, pero parece que tenía aquello por dentro que me iba a ir saliendo poco a poco”.

Ernesto Gatel

Y el golpe de gracia lo dio precisamente la pasión, una novia, que luego sería la madre de sus hijos, lo llevó a Regla, “un lugar muy carismático, donde todos los blancos son rumberos, ahí me rocé con una pila de gente que eran rumberos también y percusionistas y tuve la suerte de que un día me decidí y me metí en una comparsa a tocar con un grupo, estuve un año tocando gratis para que me aceptaran y al otro año empecé a cobrar, eso fue con Los guaracheros de Regla, así me fui adentrando en ese ámbito y ya no era aquello de la rumba que yo aprendí en Tarará, eran rumbas más elaboradas, entonces me dediqué a estudiar a Los Muñequitos de Matanzas como base de mi formación”.

Una formación que sucedió de manera totalmente autodidacta: “compré los discos, tenía mi grabadora, los oía, relacionaba los cantos y trataba como de imitar algo de Juan Bosco, de Birulilla con su tercera voz, de Saldigueras con el primo ese que tenía muy lindo y esa fue mi primera inspiración, la rumba matancera. Después me fui adentrando más en Afrocuba también, que me gustaba mucho por lo tradicional y por Minini que es un gran cantante, pero prefería a Los Muñequitos, en aquella época eran fuertes, muy fuertes y eso fue lo que más me motivó a meterme en el campo de la percusión  dentro de la rumba, admiraba mucho a Chacha con el quinto, después el Titi, después Jesús, Pellaíto, aprendía de todos los quintos, me sorprendía cómo respetaban el cantante, aún siendo buenos repicadores de quinto y eso me iba diciendo cómo era la técnica, eso me enseñó más cómo es la técnica que alguien que me lo explicara”.

Al que a buen árbol se arrima…

Así, con mucha perseverancia, dedicación y estudio, El Gato se fue "colando" en los espacios y relacionándose con “la gente de la rumba”:

“Empecé a andar con rumberos buenos, como Mario Aspirina, Miguel Ángel Mesa, ya fallecido, con Santa Cruz, con Amado Dedeu, el director de Clave y Guaguancó, Lázaro Rizos Cuevas, el Moro, con mucha gente que eran rumberos y que se dedicaban a cantar rumba callejera y ahí empecé a cantar, pero no profesionalmente".

Ernesto Gatel

Hasta que al fin surgió una oportunidad, que no parecía la ideal, pero tomó el riesgo: “Empecé con Clave y guaguancó como cantante porque no había plaza de percusionista, Amado vino a buscarme a mi casa, me dijo: me pusieron como director de clave, tengo una plaza para ti, pero como cantante. Entonces le dije, bueno, pero yo no soy cantante y me dijo, sí, pero tú tienes condiciones y yo te puedo enseñar todo lo que sé y efectivamente, se lo agradezco mucho, me enseñó todo lo que sabía, es un gran maestro y me enseñó a cantar bien, a hacer voces, a rubatear, la maldad de la rumba.

“Me costaron mucho trabajo las inspiraciones, porque son muy difíciles, eso es una cosa que te nace decir, realmente tuve que estudiar mucho esa parte hasta que la logré dominar y también la clave, que era un ejercicio diario que Amado me ponía de tocar con la clave, que yo cantara con la clave, con mi propia clave, que me sintiera tocando y cantando, para independizarme de la percusión”.

Ernesto Gatel

La composición llegó después, a la sombra de otro grande, Tata Güines: “Ahí empecé a componer, le saqué un tema famoso a Tata, eso fue en el 1991. En ese año pedí la baja de Clave y me quedé sin trabajo, me hice santo y estuve un tiempo estudiando mucho en la casa, siempre estaba estudiando la rumba y quizás me venía la idea de la composición alguna vez, pero no sabía cómo enfocarlo, hasta que empecé con Tata Güines y él mismo me dijo: vamos a hacer un disco, mira a ver si tienes algún número, Lázaro Rizos era compositor ya, trabajaba conmigo en ese grupo y él tenía ya dos o tres números y yo empecé a escribir cosas más o menos alusivas al trabajo de Tata y esa fue mi primera composición: “con tres tambores batá y Tata Güines en el quinto…”. A partir de ahí parece que la musa se me fue moviendo y empecé a hacer otras diferentes, después compuse también ya con Los rumberos de Cuba, a partir del año 2003 empecé a componer más todavía, Rumberos de Cuba tiene tres discos y en cada uno hay más o menos dos míos".

Ahora mismo, Ernesto Gattel trabaja en un proyecto que pretende conservar parte de la rumba cubana, aquella que lo enamoró hace décadas y cuya salud actual le preocupa:
Ernesto Gatel
“Para mí la rumba es uno de los ritmos más importantes, en todos los géneros musicales que yo conozco de Cuba hay rumba, es una raíz muy importante dentro de la música popular, dentro de la música cubana y pienso que actualmente, por lo menos en La Habana, yo no sé en Matanzas, tú sabes que La Habana y Matanzas son los dos pilares más importantes de la rumba, en La Habana se está perdiendo. Aquí en este momento hay más espacios para este género  que en Matanzas, hay rumba donde quiera, está el Palacio de la Rumba, está Habaneciendo, hay grupos toda la semana, o sea, hay más movimiento, pero el problema es que la rumba que se está tocando en La Habana no es la que yo conocí y estudié, la ritmática de la rumba tradicional no existe en La Habana.

“En Matanzas puede ser que sí porque hay más arraigo a la tradición, pero en La Habana no existe, a veces yo no sé qué voy a cantar, porque hay una técnica que hay que respetar dentro de la rumba, que el cantante tenga su espacio, que el quinto tenga su espacio, que el tumbador y el tres marquen la base, eso se ha perdido, yo estoy sacando un número ahora que se llama los tres quintos, porque ahora el tumbador, el tres y el quinto están quinteando y tú no sabes en qué espacio vas a cantar, no te dan tiempo a nada, tienes que protestar a veces. Se ha mezclado mucho con el reggaetón, la mayoría de los grupos lo que hacen es reggaetón, quizás al pueblo le gusta, pero no es rumba.

“La rumba debe tener su evolución, porque es normal que todo evolucione, pero no puede significar que se deteriore la esencia, la tradición. Hay grupos que sí mantienen una fidelidad a la rumba como los Muñequitos y Rumberos de Cuba, hay otros como Yoruba Andabo que han evolucionado positivamente y hasta ahora lo que hacen me gusta, yo entiendo que evolucionen y creo que lo han hecho bien, lo que me preocupa es que dejen de cantar sus primeras canciones, las que en definitiva los hicieron populares y pierdan la tradición…”.

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Comentarios

Magnifica defensa y alusion que hace el maestro Ernesto mas conocido como El Gato es preocupante como se esta perdiendo la esencia de la verdadera rumba se ha convertido en coros de salsa, reggueton, conga que se yo por favor conservenla que es patrimonio cubano.

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