El nuevo cine latinoamericano en New York

El Havana Film Festival New York, que este año llega a su decimoquinto aniversario, es un evento único en esta agitada ciudad donde todas las primaveras, junto al reverdecer de los árboles y el germinar de las flores parece brotar un festival de cine en cada esquina.

No es solamente la calidad de la oferta cinematográfica lo que hace el HFFNY más audaz e interesante que otros eventos similares sino el permitirle al público norteamericano romper –aunque sea por extensión— el anacrónico embargo impuesto a Cuba desde hace más de medio siglo que prohíbe viajar a la isla y, por tanto, disfrutar del renombrado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

“Trabajamos para construir puentes culturales entre Estados Unidos y Cuba a través de las artes”, afirma Carole Rosenberg, presidenta de la American Friends of the Ludwig Foundation of Cuba, una organización no lucrativa que creó el festival neoyorquino en estrecha colaboración con el de La Habana, que se celebra en la capital cubana desde hace más de 30 años.

En su presente edición, que tiene lugar entre el 3 y el 11 de abril, el HFFNY ofrece una verdadera gira relámpago por lo mejor del nuevo cine latinoamericano con 45 producciones de 12 países. El público podrá disfrutar de lo último en largometrajes, documentales y cortos de Cuba, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, República Dominicana, España, Guatemala, Panamá, Puerto Rico y los Estados Unidos, sin olvidar los filmes clásicos de esos países. Es una rara oportunidad de ver películas extraordinarias que casi nunca se exhiben en este país.

“Este año el festival está dedicado al cine cubano y rinde tributo al ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos) por sus 55 años,” dice Diana Vargas, directora artística del evento. “El cine cubano fue un pionero y el ICAIC produjo películas maravillosas que han marcado tendencias durante muchos años en los que se hacía muy poco cine en Latinoamérica.”

El festival abre con la premiere en Nueva York del formidable filme cubano Conducta, que ha roto todos los récords de taquilla en la isla y ha recibido críticas entusiastas en el extranjero desde su estreno en 2014. Lo seguirán nada menos que 24 películas cubanas de destacados directores, entre ellas la poco conocida Historias de la Revolución, de Tomás Gutiérrez Alea; De cierta manera, de Sara Gómez; Now!, de Santiago Álvarez; Retrato de La Habana, de Humberto Solás, y Hacerse el sueco, de Daniel Díaz Torres. Las mismas equivalen a  un recorrido fascinante por 55 años de la cinematografía de la isla.

La oferta de películas de otros países, como El doctor alemán, de la directora argentina Lucía Puenzo, que cerrará el festival y que se exhibirá comercialmente en los cines de Nueva York, no es menos importante.

El valiente documental Coro de silencio, del cubano residente en Puerto Rico Roberto Rodríguez, es un ejemplo de la variedad y la calidad de la oferta del festival. El mismo se centra en las memorias de los abusos sexuales y psicológicos cometidos por parte del clero y los trabajadores sociales contra muchos de los 14,000 niños cubanos enviados sin sus padres a Estados Unidos entre 1960 -62 en la llamada Operación Peter Pan, organizada por la CIA y la Diócesis de Miami. Es una historia trágica e ignorada.

No robarás …a menos que sea necesario, un poderoso largometraje de la joven directora ecuatoriana Viviana Cordero, es otro filme con una temática actual. El mismo cuenta la historia de una joven de 17 años que se rebela contra el destino de víctima que tantas veces le toca a la mujer latinoamericana.

En fin, la lista de películas es larga, valiosa  y audaz.

Cultural y artísticamente el Havana Film Festival New York es un éxito enorme. Pero aún más importante es su contribución a la amistad entre Cuba y Estados Unidos.

“El arte no tiene barreras políticas,” señala Vargas. “Puede unir a los pueblos más allá de cualquier embargo.”

Más información en www.hffny.com