Por ahora

Por ahora
Fecha de publicación: 
30 Marzo 2014
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 Cincuenta y cinco años atrás, en Cuba donde las transformaciones de beneficio popular impulsadas por la Revolución precedieron a la retórica proselitista, la gente humilde que formaban las mayorías, acuñó unas coplas: “Si las cosas de Fidel son cosas de comunistas, que me pongan en la lista que estoy de acuerdo con él…”¹

La lección debería ser suficiente para comprender que, por ahora y tal vez por mucho tiempo, al menos en América Latina y en Europa es más viable desde el poder o la oposición promover transformaciones socialistas prácticas que intentar movilizar a las masas en torno a consignas doctrinarias, retorica anticapitalista o un debate teórico acerca del socialismo.

En la realidad el socialismo es la implantación de niveles de justicia social, equidad distributiva y democracia real en beneficio de las mayorías, mientras que la inculcación ideológica supone la promoción de ideas y doctrinas, además de  abstractas, exóticas y que, debido a circunstancias históricas y evidencias asequibles, no disfrutan del crédito necesario para formar grandes consensos.

No pudiera precisar ahora cuando, en épocas en que existían la Unión Soviética y el llamado campo socialista y la política mundial era rehén de la pugna entre el Este y el Oeste, se instaló un punto de vista seguido por millones de personas según el cual: “La contradicción fundamental de la época era la existente entre el capitalismo y el socialismo”. Hoy sabemos que un consenso es una construcción ideológica y no necesariamente una verdad.

En la misma época en que aquel criterio predominaba en la izquierda marxista de inspiración soviética, círculos académicos occidentales promovieron tesis que sostenían que, al menos para el Tercer Mundo, el dilema real era entre el desarrollo y subdesarrollo, enfoque que tuvo en Cuba partidarios que desde las aulas universitarias y la revista Pensamiento Crítico divulgaron las tesis de pensadores norteamericanos, europeos y latinoamericanos  al respecto.  

La certeza de las prioridades y las metas ha dado lugar en América Latina a corrientes políticas avanzadas, incluso de orientación socialista que no están comprometidas con doctrinas clásicas y ni siquiera están asociadas a tendencias ideológicas determinadas, que obtienen un asombroso éxito sin promover un debate en torno al socialismo sino evadiéndolo.

Esas fuerzas que políticamente se han desplazado de la izquierda al centro tienen un notable éxito en Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia y otros países donde se instala un socialismo en estado práctico que cohabita  con el liberalismo, una corriente también avanzada y convive con la propiedad privada, los partidos, el estado de derecho y otras conquistas que la mayorías no quisieran sacrificar en nombre de teorías que no han logrado confirmarse en la práctica.  

Hoy día, más para bien que para mal, los consensos en Latinoamérica se construyen en torno a las expectativas de solución de los grandes problemas sociales, especialmente respecto a la liquidación del hambre, el analfabetismo, la insalubridad y el fin de los regímenes autoritarios. El hambre es el enemigo y el progreso la meta de las grandes luchas sociales y políticas... Allá nos vemos.

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  ¹ El autor de esta pieza fue el cantautor colombiano Alejandro Gómez Roa, creador del lema: “Cuba sí Yanquis No”.

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