Inversión extranjera en Cuba: descifrando una política

Inversión extranjera en Cuba: descifrando una política
Fecha de publicación: 
29 Marzo 2014
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El proyecto de Ley de inversión extranjera que discutirá el parlamento cubano en su sesión extraordinaria de este sábado 29 de marzo, tiene como respaldo una política  aprobada en octubre de 2013 (no disponible) por el Consejo de Ministros de la República de Cuba, que establece los principios generales que deberán regir los procesos de inversión con financiamiento externo en lo adelante, a lo largo de todo el país.

 

Al decir de José Luis Toledo Santander, presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Jurídicos del Parlamento cubano, esta es una política detallada y bien concebida, que refleja hasta dónde nuestro país quiere llegar por medio de la inversión extranjera y su contribución de forma directa al crecimiento económico y social de la nación.

 

Pero, ¿cuáles son  los principios básicos que establece esta política? ¿En qué medida conceptualiza temas cruciales que deberá regular la nueva Ley de Inversión Extranjera? Acerquémonos a algunas ideas generales que nos permitan descifrarla.

 

 PRINCIPIOS PARA ENTENDER EL CAMINO

 

Tal como lo expresan también los Lineamientos aprobados en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, la nueva política  define a la inversión extranjera como un complemento para el desarrollo económico del país y establece que la propiedad estatal socialista sigue siendo lo fundamental, pero en determinados sectores la inversión tendrá un rol principal.

 

El objetivo es incrementar en un plazo más corto las tasas de crecimiento anual de nuestra economía a partir de la elevación de las tasas de acumulación, es decir, de inversiones concretas con flujos externos para llegar a índices que hasta hoy el país no ha tenido  la capacidad de generar, y cuando se ha logrado, ha sido en plazos muy prolongados.

 

Según Deborah Rivas, directora de Inversión Extranjera del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MINCEX), el objetivo final es contribuir de manera directa al desarrollo próspero y sostenible del país en un plazo más corto, tal como lo requiere nuestra economía y por tanto, nuestro pueblo.

 

La política establece 34 principios generales sobre aspectos que pueden ser aplicables a cualquier negocio con la inversión extranjera y otros 11 principios relacionados a políticas sectoriales.

 

Se logró diseñar sectorialmente qué se quiere y cómo atraer más financiamiento externo, tecnología, métodos gerenciales y eficiencia en la gestión para lograr ese crecimiento con mayor rapidez.  “Este es un elemento novedoso, pues hasta ahora no se tenía bien diseñado qué quería el país hacer con la inversión extranjera en cada uno de los sectores específicos de la economía", puntualiza Rivas.

 

Al igual que la Ley 77, tanto la política como el proyecto de ley elaborados posibilitan invertir en todos los sectores, exceptuando aquellos que están recogidos en la Constitución de la República, como la salud, la educación y las fuerzas armadas, con la excepción del sistema empresarial de estas últimas.

 

 CARTERAS DE PROYECTOS E INTEGRACIÓN DE LA ECONOMÍA

 

 Para los especialistas, investigadores, economistas y juristas que intervinieron en el diagnóstico integral realizado previo a la elaboración de la política, la inexistencia de carteras sólidas, con proyectos reales y diversos a promover, era un talón de Aquiles para la economía cubana. De ahí la importancia de tener carteras de proyectos más amplias, diversas, con muchos países, en los que se explique al inversionista la rentabilidad que va a obtener y cuáles son las garantías que tendrá al invertir en Cuba frente a otros países de la región con negocios similares.

 

De igual forma, los principios generales resaltan la importancia de promover proyectos integrados en sectores como el agroalimentario y realizar encadenamientos productivos inexistentes hasta ahora para lograr una economía realmente integrada. “Hay que integrar también las carteras de proyectos. Por ejemplo: si se piensa invertir  en un proyecto agroalimentario o de la biotecnología, sería muy bueno que este integre también a la industria sideromecánica o la electrónica”, afirma Rivas.

 

 EXPORTACIÓN, IMPORTACIONES Y DESARROLLO TECNOLÓGICO

 

Otro de los principios de la política es orientar parte de la inversión extranjera hacia la exportación, lo que resulta vital para obtener moneda libremente convertible y divisas frescas que favorezcan el crecimiento y a la vez, contribuyan a la sustitución de importaciones en sectores como el agroalimentario. Se prevé que en temas primordiales como la producción de alimentos se obtengan mayores aportes gracias a inversiones extranjeras concretas y proyectos con  garantías a la altura de los intereses mutuos.

 

“(…) la política pretende atraer métodos gerenciales de dirección, aportes de experiencias, transferencias de tecnologías, y no solo en equipos, sino formas de hacer negocios, de hacer proyectos. Hablamos también de la modernización industrial, de cambio de patrones tecnológicos en el país. Tenemos algunas industrias que hoy ya están obsoletas y para las cuales necesitamos una transferencia importante de tecnologías y en eso también basamos esta actualización”, resalta la directora de Inversión Extranjera del MINCEX.

 

Asimismo, se precisa hacer negocios donde sea mayoritaria la participación cubana, pero si hay una empresa que quiera hacer un proyecto industrial relevante y todos los riesgos de financiamiento van por ese inversionista, se le permitiría ser una empresa de capital totalmente extranjero y nada lo limitaría. Se estima que, en determinados proyectos industriales, la participación exclusiva del sector extranjero puede dar buenos frutos. Por ejemplo, con capital externo podrían ejecutarse obras para el desarrollo de la matriz energética del país, especialmente con la energía renovable, mediante la construcción de hidroeléctricas y parques eólicos o fotovoltaicos, generalmente  muy costosos.

 

La política aclara que no se otorgará derecho de exclusividad por el mercado cubano, pues los extranjeros tienen que tener la capacidad de competir en iguales condiciones, con objetividad y con la eficiencia requerida y tampoco se transferirán en propiedad bienes estatales, tal como está en nuestros preceptos constitucionales.

 

 SI DE POLÍTICAS SECTORIALES SE TRATA

 

 Por otra parte, se establecen políticas específicas para los sectores agrícola y forestal, para la industria alimentaria, la azucarera, el comercio mayorista, el turismo, transporte, energía y minas, las industrias farmacéutica y biotecnológica, la construcción y la salud. Algunos en los que no  se promovía la inversión extranjera como el farmacéutico y el biotecnológico, se suman ahora pues se trata de inversores extranjeros que pueden aportar capital para desarrollar proyectos de patentes ya establecidas.

 

A respecto, Déborah Rivas puntualiza: “Estos son sectores en los que se han obtenido avances significativos pero a veces por falta de capital no llegamos a comercializar esos productos, que es al final lo que retribuye al desarrollo científico que el país ha logrado. (…) Esta apertura requiere de control y seguimiento para que no se escape una propiedad intelectual o no sea indebidamente tratada en los documentos constitutivos que se hagan del negocio”.

 

Aclara además que en algunos sectores priorizados no se trata de invertir en servicios a la población, sino exportar y  desarrollar otros, como la atención médica a extranjeros, por ejemplo. Esta es una potencialidad que tenemos y podemos aprovechar a partir de estudios previos, pero sin dudas, es otra posibilidad concreta que tiene el sector de la salud para generar ingresos adicionales para el país.

 

Otros sectores importantes son el comercio - sobre todo el  mayorista a partir de su incidencia en la sustitución de importaciones-, las transferencias de tecnologías, la exploración de hidrocarburos y los contratos en la minería.

 

 SOBRE LAS ENTIDADES EMPLEADORAS

 

Un tema de especial interés en la política  es la forma en que se mantiene la entidad empleadora y sus prerrogativas. Al país le interesa mover sus flujos y emplear personal cubano en aquellos proyectos y nuevos negocios para los cuales haya  personas realmente preparadas, y por tanto, tendrá en cuenta las características y potencialidades existentes en los diferentes territorios.

 

Sobre este tema, la Directora de Inversión Extranjera del MINCEX, Déborah Rivas, puntualiza que la entidad empleadora suministrará la fuerza de trabajo altamente calificada y por tanto, deberá controlarla.

 

Aunque se mantiene lo que está previsto  por la Ley 77 en términos de estimulación y otras disposiciones de pago, en la búsqueda de una compensación justa se adiciona otra novedad: la negociación de ese pago se realizará entre la empresa y la empleadora de manera directa. En el Reglamento que acompaña la ley se explica de forma detallada cuáles son los elementos a considerar para el pago a cada trabajador, entre ellos la escala nacional cubana del salario, el salario mínimo que se dispone al respecto y un coeficiente que permita que el pago al trabajador sea lo más cercano posible al pago que hace la empresa mixta por esa fuerza de trabajo.

 

El trabajador percibirá entonces  un ingreso según su aporte concreto y las ganancias de su empresa y no tendrá que buscar fórmulas adicionales para sentirse estimulado.

 OTRA LEY PARA EL FUTURO DE CUBA

 

En los próximos días, luego de su aprobación en el Parlamento, el pueblo cubano y personas de todas partes del mundo, tendrán acceso al texto íntegro de la nueva Ley de Inversión Extranjera, que renueva y complementa los esfuerzos del país para actualizar su modelo económico y lograr de manera conjunta con el resto de las políticas que se están desarrollando en otras áreas, un crecimiento económico real.

 

Cuba seguirá apostando por el desarrollo tecnológico y la innovación, por avanzar en importantes sectores como la biotecnología, la informática y la industria farmacéutica y para eso cuenta también con un pueblo con un alto nivel educacional. Cuenta con elementos que favorecen la atracción de la inversión extranjera y hay que saber complementarlos con las políticas establecidas, lograr proyectos que hagan al inversionista extranjero poner sus fondos aquí y convencerlo de las garantías, de las bondades que tiene hacer su proyecto en nuestro país.

 

Pero debemos demostrar que sabemos lo que queremos hacer y hacia dónde queremos ir, teniendo en cuenta también la preservación del medio ambiente, el uso racional de los recursos y los intereses de la propiedad intelectual cubana, algo que queda bien recogido, tanto en la política, como en el proyecto de ley de inversión extranjera.

 

Habrá también muchas interrogantes y el debate que se generará en los más diversos escenarios. Algunas preguntas tendrán respuesta inmediata, pero otras llevarán un estudio mayor. En todo caso resulta imprescindible la participación consciente del pueblo y la explicación decisiva de especialistas y directivos a través de los medios de comunicación para una vez aprobada la Ley, se conozca la marcha y los resultados de este proceso.

 

Cubahora estará al tanto para buscar respuestas permanentes y de conjunto. Al final, esta es una política para el futuro de todos.

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