Baloncesto cubano hacia cruzada mundialista: “Más sabe el Yayo por viejo…”

Baloncesto cubano hacia cruzada mundialista: “Más sabe el Yayo por viejo…”
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2014
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Vive entre libros por una necesidad, no ha podido desligar su vida del deporte desde que vio la luz, como desprenderse si el terreno de pelota de Santiago de Las Vegas estaba en casa de su abuelo y su madre lo inclinó a contar siguiendo los dorsales de los jugadores: “En aquellos momentos la educación familiar se regía por otros cánones y ante tanta preguntadera a mi mamá… ¿quién es fulano, quién gana? prácticamente por obligación tuve que aprenderme los números. Fue lo primero que hice en mi vida, ese era mi ritual todos los domingos desde 1940, ir a ver cada juego de béisbol.

 

Esa apenas, es una de las tantas anécdotas de Radio Álvarez Romero, a quien, próximo a cumplir 78 años de edad, le sigue corriendo deporte por su torrente sanguíneo con el mismo furor del primer día. No en balde es considerado uno de los gurús en materia de conocimiento sobre béisbol y baloncesto, este último su nicho como entrenador desde 1964.

 

De hecho su propio nombre y el mote del Yayo encierran un pasaje peculiar: Su padre, Francisco Álvarez le puso Radio a causa del impacto causado por la irrupción de ese medio en Cuba. Menudo nombre y lógico desagrado en que le llamaran así lo hicieron recalar en Yayo, sobrenombre por el que lo conoce casi toda la humanidad. Y por esas coincidencias fortuitas de la vida estuvo, como decimos nosotros, con la oreja pegada al radio, escuchando religiosamente partido por partido todos los juegos de los Yankees de Nueva York desde el lejano 1970. Pero esa afición que ha marcado buena parte de su vida es tela para otra historia, una de muchas en la vida del Yayo.

 

Ahora vayamos a lo que nos compete. Su visión sobre el baloncesto femenino cubano actual y las claves para que una armada se torne temible, exitosa.

 

 

“Lo esencial es la confianza que tengan en su entrenador, esa comunicación, estudio milimétrico de los rivales, algo que hoy día adolecen casi todas las categorías. Se supone que un entrenador debe conocer el peso y la talla de sus jugadoras, las habilidades del contrario, su figura más peligrosa, que sistemas son más efectivos”, aseguró el avezado técnico que se desempeñó casi cuatro décadas en la EIDE Mártires de Barbados, además de aconsejar a otros técnicos en todos los niveles.

 

Lo cierto es que para el Mundial de Turquía (del 27 de septiembre al 5 de octubre) las antillanas —decimocuartas del ranking universal con 136 puntos— aparecen enclavadas en el grupo C junto a Australia (segundas-690), Bielorrusia (décima-209) y Sudcorea (11-191) y presumiblemente en caso de terminar segundas o terceras deberían cruzarse con sus similares del D, integrado por Estados Unidos (primeras-940), China (octava-256), Angola (20-67) y Serbia (29-29). Es válido aclarar que los primeros lugares de cada llave avanzarán de forma directa a los cuartos de final, de ahí que las opciones de nuestras canasteras de colarse entre las ocho grandes,  luego de su escaño 11 en la edición de Brasil con tres éxitos y cinco fracasos y no clasificarse a República checa 2010, parezcan más terrenales esta vez.

 

“El déficit del elenco está en su talla, pero en contraposición tienen mucha química. Las más experimentadas vienen juntas desde el Mundial Juvenil de República Checa en el 2001 donde quedaron sextas. Esas jugadoras tienen excelente cohesión. En la zona de restricción tienen oportunidad de superar a las bielorrusas y exhiben paridad con las sudcoreanas. Saben suplir esa limitante de talla atacando de frente al aro.

 

“La demora en alcanzar resultados de nivel responde a la pérdida de dos ciclos. Dejar en disciplinas colectivas de asistir a unos Juegos Centroamericanos te limita luego, trunca esa consecutividad de cuatro años. Con la conducción y precisión de Oyanaisis Gelis es crucial para un buen rendimiento de ese quinteto. Su tiro y precisión son admirables. Encima es seria, disciplinada y hala al resto de las jugadoras. Esa combinación con Yamara Amargo es la esencia de poder avanzar a la siguiente fase. Nuestros conjuntos siempre se han caracterizado por su disciplina táctica, defensa, excelente preparación física y la velocidad en función de contraataques y balance defensivo. Eso y el aporte que puedan dar las centros son los argumentos de esa preselección, fiel a la tradición de nuestro baloncesto femenino”, sentenció este apasionado de los encestes quien no dudó en calificar la canasta de María Moré contra Australia en el preolímpico de 1993 disputado en la Ciudad Deportiva como el momento de mayor goce en su vida ligada a los aros y las canchas: “Yo estuve a punto de ser el primero en abrazarla, sucede que estaba asesorando a las chinas y por una cuestión ética… Fue una victoria fenomenal, cayó la canasta y sonó el pitazo final. La más electrizante que he vivido pues perdían por cuatro puntos, Dalia robó y anotó y luego sacaron y Moré robó y desde el perímetro encestó de tres.”

 

Una última de las cubanas y el Yayo: Malasia 1990 marcó el cenit de la andadura mundialista antillana, allí culminaron terceras al vencer 83-61 a Checoslovaquia en la discusión del bronce. De aquella armada Regla Hernández (139 cartones) y Leonor Borrell (131) devinieron las máximas anotadoras de nuestro plantel, precisamente dos de las miembros del quinteto “soñado” por el Yayo, integrado además por Beatriz Perdomo, Dalia Henry y Yamilet Martínez, todas miembros de aquella temible selección capaz además de anclar cuartas en los juegos olímpicos de Barcelona 1992.

 

La historia de esta nueva hornada está por labrarse, veremos, a la vuelta de septiembre y en lo adelante de qué madera están hechas.

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