Entre inconformidades y anhelos, Pichardo puso sus pinchos a volar

Entre inconformidades y anhelos, Pichardo puso sus pinchos a volar
Fecha de publicación: 
21 Marzo 2014
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La inconformidad en él aún está latente, como no estarlo si salía con el cartel de amplio favorito en el mundial de Sopot y tuvo que conformarse con la presea de bronce (17.24 metros). Este jueves en el Estadio Panamericano el triplista Pedro Pablo Pichardo Peralta desterró toda adversidad y puso a volar sus pinchos hasta 17.71, salto que le valió para quebrar una primacía en poder de Lázaro Betancourt hijo (17.57) y que databa del 23 de marzo de 1985.

Entonces decidió dialogar con Cubasí, —antes declinó de hacerlo, al parecer abrumado por problemas y con cierto aire de enojo—, pero todos tenemos días malos y esta vez en medio de una sesión de hielo, con la presencia de su padre y hermana, y con esa locuacidad que lo caracteriza, libre de miedos, y prácticamente rafagueando sus palabras:

“Competí para demostrar que puedo saltar de manera estable sobre 17.50. Hay personas equivocadas. En este instante albergo inconformidad con el sistema de entrenamiento por el que me rijo con Ricardo Ponce. Desde mi retorno del Mundial apenas llevo cinco días entrenando bajo la tutela de mi padre y ya ven el resultado que salió”, ahondó el atleta de 1.86 metros y 71 kg de peso y quien exclusivamente necesitó tres estirones (17.28-17.71 y 16.85) para materializar la hazaña.

Respecto a su actuación mundialista y las características de los escenarios cubiertos un acercamiento al otrora estelar Lázaro Betancourt nos permitió dilucidar algunas cuestiones:

Betancourt: “Por lo general las superficies cubiertas favorecen a los saltadores más fuertes, pues al estar colocadas sobre playwood se necesita potencia para salir de los apoyos. En el caso de Pichardo eso no fue lo único que lo afectó, también la distancia. Siendo un saltador muy rápido y de 14 pasos de carrera con tres de volante debió haber modelado su sprintada de impulso en función de acortar las distancias de la pista de salto, que bajo techo son inferiores a los 35 metros habituales. Por eso no encontró su ritmo y coordinación en la secuencia hasta el sexto y último intento.

De vuelta al chico de las cuatro P profundizamos en las causas de su “fiasco” mundialista:

¿Qué te sucedió en el certamen polaco?

“No llegué en óptima forma. Inicié en Praga con 17.32, pero luego variamos el plan. Por ejemplo, suelo hacer pesas el día antes de saltar y no fue así. Además soy un triplista que depende muchísimo de la velocidad (llegó a cronometrar 10.25 manualmente en el hectómetro). De ahí que mi brinco de (6.80 metros) sea mi principal recurso. Se que en lo personal debo mejorar elementos técnicos del paso (segundo salto), pero siento que si tranco y elevo mucho el pie de péndulo para después soltar, a tono con la tradición de la mayoría de los triplistas cubanos, en lugar de ganar centímetros pierdo fuerza en la secuencia de movimientos. Mi virtud es la rapidez pues tampoco poseo esas características físicas de fortaleza y fibra muscular. Entonces, lo idóneo, como hasta ahora, sería adaptar mi sistema a esa virtud, algo que con mi padre siempre ha fluido bien. Me conoce como nadie, desde los seis años es mi mentor y mi sistema de saltos lo construyó tomando lo mejor de los triplistas estadounidenses (rápidos) y los europeos (poderío)”.

A propósito del triple cubano, ¿cómo evalúas su momento actual?

Excelente, mi compañero Revé hizo tope personal de 17.58 en la confrontación previa al Mundial, y el cadete Lázaro Martínez impuso récord del orbe en su categoría con 17.24. Es una presión constante, un incentivo a mantener siempre tu nivel y perfeccionar todo lo necesario para continuar desarrollándote. Si bajas el nivel te quedas.

¿Y en la arena internacional?

Hasta ahora la temporada invernal no tuvo esa calidad superior. Muchos de los principales exponentes como el francés Teddy Thamgo y los estadounidenses Christian Taylor y Will Claye no han saltado aún. El bajo techo es un evento del cual los europeos, por su fortaleza, salen mejor parados. El propio ruso Lyukman Adams lo evidenció con su corona en Sopot (17.37).

Dos saltos de 17.76 y 17.71. ¿Qué saldrás a perseguir en lo adelante?

Mi próxima ambición es alcanzar a Thamgo. Estoy conciente de que eso significa acercarme o superar la mítica barrera de los 18 metros, —meta reservada exclusivamente para el británico Jonathan  Edwards (18.29), el estadounidense Kenny Harrison (18.09) y el propio Thamgo (18.04)—. Técnicamente aún debo corregir detalles como lograr una carrera de fluidez total, y en ese sentido lograr que la transición del brinco al paso y el péndulo en ese lapso se acerquen a lo ideal, atendiendo a mi constitución física y características.

¿Entonces sigue siendo el uno tu número preferido?

No tengo opción. Cuando con 20 años obtienes resultados en la elite tienes que necesariamente aspirar a lo máximo. El uno se convertirá en mi número favorito cuando logre instalarme en la cima del tripla mundial. Por ahora me mantengo enfocado, soñando en azul, que es mi color, escuchando a Chris Brown, lo cual me produce esa enajenación total tan necesaria antes de competir y teniendo a Mike Conley y Alexis Copello como mis ídolos en esta prueba de tanta tradición.

Esas palabras marcaron nuestro adiós. Para aquellos gustosos de las estadísticas acotarles que sus 17.76 y 17.71 cimeros clasifican en las posiciones 21 y 26 del escalafón de todos los tiempos.

Pichardo, si bien fue la nota más notoria de la jornada no fue la única, donde entre damas su homóloga Yarianna Martínez (14.29) se ratificó como la más estable, por delante de Dailenis Alcántara (14.20) y Josleidy Ribalta (14.09).

Reconfortante fue ver a la ochocentista Rose Mary Almanza cruzar la línea de sentencia con mucha potencia y detener los relojes en 1:59.76 minutos, en tanto el capitalino Jorge Liranzo (1:46.21) soportó los embates finales de su coterráneo Andy González (1:46.51).

Otros desenlaces patentaron el dominio en los 400 c/v de Amaurys Valle (50.66 s) y Zurian Hechavarría (58.39), la martillista indómita Ariannis Vichy (71.07 metros), Lesyaní Mayor (1.82 en la altura), Yusleidys Mendieta en el heptatlón (6 013 puntos), la jabalinista Lismania Muñoz (58.47), y los relevos de la preselección nacional: en el 4x100 las damas registraron discretos 45.12 segundos y los hombres 39.55, en tanto en el 4x400 detuvieron los relojes en 3:36.12 y 3:04.86 respectivamente.

La Habana (266 unidades), Santiago de Cuba (212) y Guantánamo (101) emergieron como provincias líderes, como parte de una justa que sirvió para visualizar las potencialidades de la cantera del campo y pista antillano.

Comentarios

Ambiciones juveniles pero buenas, te deseo exitos chico sigue adelante, un amigo.

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