El Salvador: Victoria popular frente a una derecha unida

Por supuesto, y tal como ha hecho continuamente la ultraderecha golpista en Venezuela, el opositor  ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) ha hecho “caritas” ante la derrota y, hasta donde surgen estas líneas, patalea y patalea para no reconocer el dictamen del Tribunal Superior Electoral –avalado incluso por observadores de la nada progresista Organización de Estados Americanos).                            

Además, transcendieron algunos de sus llamados al ejército para que no apoyen este segundo gobierno del FMLN, y esgrimen para ello que fue electo un presidente, Salvador Sánchez Cerén, quien fue comandante de la guerrilla y firmante del acuerdo que finalizó oficialmente la guerra en 1992.  
                                                                                                                                                                                                      
Si en esta ocasión el pronóstico se hizo más difícil fue porque el llamado de Elías Saca a partidarios de su partido derechista- tercero en la primera vuelta- de que votarán libremente, favoreció a ARENA, en medio del barraje de los medios de comunicación que permanecen mayoritariamente en poder de la dominante empresa conservadora, e hizo pensar en la posibilidad del regreso de la ultrarreacción al poder.                                                                 

Aun sin conocerse el resultado de los comicios y en una entrevista con diversos medios de prensa, el presidente saliente, Salvador Funes, un periodista con gran carisma no integrante del FMLN, cuestionó el enorme espacio que se daban a las declaraciones del candidato de ARENA y alcalde de San Salvador, Orlando Quijano, y otros voceros de esta entidad, mientras era virtualmente nulo el dedicado a la izquierda.  
                                                                                                  

Asimismo, rechazó la campaña de la derecha acerca de que el gobierno incumplió promesas, hizo caer la economía y tuvo un acuerdo de paz con las bandas de pandilleros conocidas como maras.   
                                                                            

Cierto que la crisis económica mundial y la expulsión forzosa de los emigrados en Estados Unidos fueron un handicap en contra del primer gobierno del Frente, que, a su vez, había heredado en el 2009 a una nación sumergida en parámetros de urgencia social extrema.                                      

A la brutalidad represiva del régimen militar de los años ochenta, había que agregarle dos décadas (1989-2009) de neoliberalismo salvaje conducido por una derecha hija de los Escuadrones de la Muerte.     
                                                                  

Es bueno recurrir a la cita de Edgardo Mira, economista del Centro de Investigaciones sobre Inversión y Comercio, quien aseguró que las recetas de los gobiernos de ARENA se sustentaron en la privatización de los activos estratégicos (telefonía, electricidad), la apertura comercial absoluta al capital transnacional, la extranjerización de la banca y el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. 
                                                                       

Las consecuencias de todo esto fueron severas: la aceleración de la emigración salvaje hacia Estados Unidos; la implantación del modelo de las “maquilas”, paradigma de la explotación brutal de la clase obrera; y la desestructuración social ampliada, caldo de cultivo para la implantación y el fortalecimiento de las mencionadas maras, bandas de criminales con un poder creciente.    
                                                               

A ello, el gobierno del Funes y el FMLN aplicó y obtuvo cambios en la política social. La implantación de la gratuidad en la educación y los servicios de salud y el control del precio de los medicamentos han sido logros destacados, unidos a una serie de programas de corte asistencialista -como el vaso de leche escolar- que han ejercido de paliativo en un contexto de extremas necesidades.    
                                                                                           

Por supuesto, estos son solo ciertos avances de los muchos que se deben lograr en el futuro, y para lo cual está comprometido Sánchez Cerén, quien debe encontrar en su contra los mismos obstáculos que el imperialismo, mediante sus marionetas locales, interponen contra los gobiernos que quieren el bienestar de sus pueblos.                          

 El Presidente entrante ya ha llamado a la unidad para forjar una nación mejor, conocedor de los peligros de la desunión ante los planes imperiales de desestabilización.