Coca Cola: De abusos y otras componendas

Coca Cola: De abusos y otras componendas
Fecha de publicación: 
22 Marzo 2014
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Los exegetas de la Coca Cola están utilizando una parte de los cuatro billones de dólares que gastan anualmente en publicidad para explicar por qué la megaempresa norteamericana se ha visto obligada este año a cerrar fábricas, o despedir a miles de trabajadores, o reducir salarios de quienes menos ganan.
                                                   

      
La cuestión es que la crisis comercial también llega a quienes gustan de las diferentes ofertas adictivas cocalíferas, lo cual ha generado… ¿pérdidas?, ¡de eso nada!, sino menos ganancias, lo cual justifica que las plañideras a sueldo hablen ahora de que «Coca Cola sigue teniendo dificultad para recuperar el paso».
                             

Todo es porque la multinacional estadounidense cerró el 2013 con una caída del 5% en el beneficio anual, hasta los 8 580 millones de dólares, y redujo la cifra de negocios a 46 850 millones, un 2% menos si se compara con los resultados del 2012.
                                         

Es decir, sigue generando grandes utilidades, y si es algo menor es porque ha habido reestructuraciones para elevar la productividad y el tipo de cambio de la moneda, lo cual ha hecho pagar los platos rotos, en primer lugar, a miles de trabajadores que tiene en España, donde cerró cuatro de sus once fábricas.
                                              

                                          
Todo es cuestión de ganar más y más, sin importar quienes se quedan sin nada en un país tan golpeado por los programas económicos gubernamentales sujetos a emporios neoliberales.
                   

Por otra parte, acaba de anunciar en EE.UU. la entrada de Green Mountain Coffee para desarrollar con la dueña de las máquinas Keurig un nuevo sistema que permita vender bebidas frías en casa.
                                       

Respecto al mercado europeo, habla de una ligera mejora en el volumen de ventas de refrescos, aunque admite que el actual clima de incertidumbre y la debilidad de la confianza siguen teniendo un impacto en el consumidor, especialmente en los países del sur. Para América Latina habla de estancamiento, debido a los programas económicos emprendidos en países como Brasil y México.
                                                                                                                             

Repartiendo infelicidad
                                                                

Recuerdo los eslóganes pegajosos de la Coca Cola en mi niñez, con algunas frases que hoy se repiten más de medio siglo después, como «Gracias por compartir felicidad», que se hace realidad solamente para los magnates que se benefician con el consumo cada segundo de 18 500 latas o botellas en todo el mundo, y de las comprobadas ganancias de sus 500 marcas en más de 200 países.
                                                                                                          

Las malas prácticas de la empresa son tan globales como su marca. En Colombia, ocho trabajadores de Coca Cola han sido asesinados en los últimos años por paramilitares y 65 más han recibido amenazas de muerte. El sindicato colombiano Sinaltrainal consiguió interponer en Estados Unidos una demanda contra la empresa por dichos casos, pero la corte desestimó la petición, alegando que los asesinatos tuvieron lugar fuera de territorio norteamericano.
                                                                             

                               
El rastro de abusos de Coca Cola lo encontramos en Paquistán, donde varios trabajadores de la planta de Punjab fueron despedidos por protestar, y los intentos de sindicalización de sus trabajadores en Lahore, Faisal y Gujranwala chocaron con las trabas de la multinacional y la administración.
                                                     

En Turquía, sus empleados denunciaron a Coca Cola por intimidación y torturas y por utilizar una rama especial de la policía para dichos fines, incluso en el asesinato. Casos similares encontramos en Guatemala, Perú, Chile, Brasil y Panamá, pero solo hubo un intento coordinado para realizar una campaña de denuncia internacional contra Coca Cola por los sindicatos de Colombia, Venezuela, Zimbabwe y Filipinas, que finalizó en el fracaso.
                                                                                          

                                                
Aunque la compañía no es únicamente conocida por sus abusos laborales, sino también por el impacto social y ecológico de sus prácticas. Como ella misma reconoce: «Coca Cola es la empresa de la hidratación. Sin agua, no hay negocio».
                                                             

Para producir un litro de Coca Cola, se requieren tres litros de agua. Y no solo para su bebida, sino para lavar botellas, maquinaria… Agua que a posteriori es desechada como contaminada, con el consiguiente perjuicio medioambiental. Para saciar su sed, una embotelladora puede llegar a consumir hasta un millón de litros de agua por día, por lo cual la empresa toma unilateralmente el control de acuíferos que abastecen a comunidades locales, dejándolas sin un bien tan esencial como el agua.
                                    

                                                       
En la India, varios estados (Rajastán, Uttar Pradesh, Kerala, Maharastra) se encuentran en pie de guerra contra la multinacional. Casos similares se han dado en El Salvador y Chiapas, entre otros. En El Salvador, la instalación de plantas de embotellamiento de Coca Cola ha agotado recursos hídricos tras décadas de extracción, y han contaminado acuíferos al deshacerse de agua no tratada procedente de dichas plantas. La multinacional siempre ha rehusado hacerse cargo del impacto de sus prácticas.
                         

                           
En México, la compañía ha privatizado numerosos acuíferos, dejando a comunidades locales sin acceso a los mismos, gracias al apoyo incondicional del Gobierno de Vicente Fox (2000-2006), antiguo presidente de Coca Cola México, situación que continúa en este 2014.
                                                                                         

                          
No obstante todo el andamiaje maléfico denunciado, Coca Cola sigue siendo la bebida más popular en el mundo, y sus envases son equiparados a los símbolos patrios estadounidenses. Ha sido la «bebida patriótica» que apoyó a las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, al mismo tiempo, la filial alemana de Coca Cola prosperaba, produciendo bebidas para el Tercer Reich.

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