El nuevo salto de Viengsay Valdés: del ballet a la literatura

El nuevo salto de Viengsay Valdés: del ballet a la literatura
Fecha de publicación: 
27 Febrero 2014
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Pero a diferencia de su compatriota Carlos Acosta, de momento la primera figura del Ballet Nacional de Cuba no quiere enredarse con una novela, sino con un libro sobre fisioterapia para bailarines.

En particular, sueña con escribir un libro sobre Miguel Capote, cuya labor como fisioterapeuta ha sido vital para sus triunfos, en una suerte de homenaje a quien también es su amigo y cómplice.

"Quisiera escribir algo ameno, sin tanto tecnicismos, que llegue a todos. Estos ejercicios son muy caros en el mundo, pero Miguel tiene un método especial para recuperar bailarines", dijo.

Lectora voraz y estudiosa incansable, la intérprete comenzó a ser atendida por Capote en 1999, y juntos desarrollaron lo que consideró "su librito" para la rehabilitación física y espiritual.

Con una larga trayectoria en el área de la rehabilitación, Capote también ha sido fisioterapeuta de monstruos del ballet cubano y mundial, como Carlos Acosta, Tamara Rojo y José Manuel Carreño.

Con su libro, Viengsay quiere demostrar con humor, amenidad y un mal disimulado cariño cómo se siente el bailarín al interactuar con la fisioterapia, en especial con alguien como Capote.

"Cada doctor se debe un libro sobre su método, aunque no todos se atrevan a hacerlo. Yo quiero intentarlo, por Capote y por mí", dice, dándole a Prensa Latina el pie para iniciar un cuestionario.

- ¿Qué ha sido Capote para ti?

A Capote le debo mi superación física, pero también le agradezco su apoyo emocional. Él sabe proporcionar ese respaldo psicológico que debería tener todo bailarín para recuperar sus fuerzas, y así superarse física y artísticamente.

- ¿Cuál ha sido el mayor sacrificio de tu carrera?

Creo que definir qué es lo que quería ser como bailarina y, una vez determinada a hacerlo, concentrarme y enfocarme en eso, al punto de que nada fuera más importante que luchar por ser la bailarina que soy.

Tuve que renunciar a muchas cosas que pude haber disfrutado en la vida, quizás tener más vacaciones, pero preferí ese sacrificio y estudiar para superar mis dificultades técnicas y físicas.

Además, el ballet es muy estético y debemos cuidar la figura, saber sobrellevar el peso; uno gasta muchas calorías y aprende a comer muy sano.

- ¿Qué es preciso para ser una estrella del ballet?

Hay que dedicarse por completo al ballet, y practicar constantemente. El ballet es pura repetición, en busca del movimiento condicionado, sembrarlo en el cerebro para que tal movimiento salga orgánicamente, gracias a la constancia.

Por mi parte, tengo inquietudes que me hacen informarme constantemente, estudiar audiovisuales, leer la historia del género, llevar experiencias de la vida personal al ballet para suplir, por ejemplo, la falta de clases de actuación.

- ¿Podría decirse que el ballet es más riguroso que el deporte?

Sin dudas es mucho más complicado. El deportista puede reflejar en el rostro el esfuerzo, la tensión, el sudor; pero el bailarín, aun explotando su cuerpo al máximo, debe mantener gestos actuales de actores.

Para la danza hay que saber respirar, pero también interpretar, sentir la música. Llegar a ser un bailarín de categoría mundial exige preparación física, intelectual e histriónica.

- Se ha destacado tu carisma, más allá de tu virtuosismo técnico...

No se trata de ejecutar, sino de interpretar. Uno aprende a expresar emociones con las manos, los gestos, los pasos, mas lánguidos o acelerados.

El público tiene que apreciar lo que vive el personaje, y eso sólo lo da la buena interpretación, la entrega, esa que permite llegar hasta la última luneta.

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