La venganza, su fin supremo

Los más recientes atentados terroristas en ciudades libanesas e iraquíes llevan el sello de los grupos extremistas takfiríes que desde hace casi tres años se han infiltrado en Siria para luchar contra el gobierno constitucional de Damasco, con el amplio apoyo financiero que reciben desde varios países occidentales y regionales.
                                 

Las masivas ejecuciones de los civiles y diversos tipos de ataques contra las zonas residenciales sólo constituyen una pequeña parte de las atrocidades perpetradas por los takfiríes dentro del territorio sirio.
                                                           

Hace unos días, durante una reunión con un grupo de estudiosos musulmanes de El Líbano, el presidente de Siria, Bashar al Assad, alertó que el extremismo y la mentalidad takfirí tratan de distorsionar la naturaleza compasiva del Islam.
                                                                               

Hechos irrebatibles demuestran que Estados Unidos favorece la inestabilidad en el mundo islámico y todos los terroristas están relacionados con Washington, e incluso prestigiosos investigadores y exagentes de la inteligencia norteamericana revelaron que EE.UU. y Arabia Saudita agruparon, financiaron y entrenaron a esos elementos que actúan como sus agentes en la región.
                                                   

Para contrarrestar tal acción, destacados líderes sunnitas calificaron en Teherán de asesinas bestias salvajes a los takfiries, y anunciaron que se unirán a los clérigos shiitas para denunciarlos.
                      

¿Quiénes son los takfires?
                                                                                   

Las fuentes del pensamiento takfiri hay que buscarla en Jama’at al Muslimin, más conocida bajo el nombre Jamat al takfir wa alijar,  un movimiento islámico radical que apareció en las prisiones egipcias. Cuando sus adeptos fueron liberados, su pensamiento se difundió y sus adeptos se multiplicaron en Egipto, particularmente entre los estudiantes.
                                                                                                             
Ellos eran partidarios originariamente de los Hermanos Musulmanes Les fueron infligido todos tipos de torturas, de humillaciones y de maltratos horribles e inhumanos, que llegaron a provocarles la muerte. Es en este ámbito que el takfirismo echó raíces.
                                                 

El Sheykh Ali Ismail era el Imán de este grupo en la cárcel. Diplomado de la universidad de All Azhar, fue el ideólogo del movimiento e intentó establecer las bases jurídicas del takfirismo, apoyándose en el Corán, la Sunnah auténtica y la “sira” del Profeta. A pesar de que luego se arrepintió de sus ideas, ya era tarde para desarticular el grupo, liderado posteriormente por Shukri Ahmad Mustapha, nacido en 1942 en Egipto.
                                                                                                   
Luego de sufrir años de prisión, estableció las bases del movimiento, se convirtió en jefe de los creyentes y estableció un emir para cada región de Egipto.
                                                                                                            
El 26 de octubre de 1973, fue nuevamente detenido por la policía, por ser sospechoso de actividades clandestinas. Después de la guerra de octubre de ese año contra Israel, fue puesto en libertad, y volvió a sus actividades con más intensidad.
                                                                  

Envió gente al extranjero para difundir la ideología takfirista, pero también para asegurar las necesarias finanzas.
                                       

Shukri Mustapha ordenó a sus adeptos aislarse de la sociedad incrédula: no debían rezar, estudiar ni vivir sino entre ellos, al punto que dependían enteramente del movimiento en todos los aspectos. El que decidía dejar el grupo era considerado kafir, y muchas veces ejecutado.
                                                                                                             
Estos grupos entraron entonces en guerra contra el régimen egipcio de la época, y asesinaron a varias personalidades y ministros del gobierno de Sadat. En 1977, Mustafá Shukri fue detenido y condenado a la pena de muerte con cinco de sus compañeros. El 30 de marzo, en la mañana del día de partida de Sadat hacia Israel, para su “visita histórica”, Shukri fue ejecutado con sus hermanos.
                                         

Después de haber pactado con los sionistas, Sadat fue muerto durante un desfile militar por Khaled al Islambuli.
                                                        

Su ideología
                                                                                                                    

El kafir (acusación de incredulidad) es uno de los dos pilares en los cuales se apoya esta ideología. Acusan de incredulidad a quien comete un gran pecado sin arrepentirse. Tampoco son musulmanes los gobernadores que no aplican la “shari’a”, los pueblos gobernados también son incrédulos, porque aceptan este estado y no se rebelan. Los ulemas (clérigos) no escapan a la regla, pues son también considerados no musulmanes, porque no dicen que los pueblos y los gobernadores son incrédulos. En cuanto al que abraza las ideas del movimiento y luego se retracta, es considerado apóstata Todos los grupos y movimientos islámicos son también considerados no musulmanes por este movimiento.
                                                          
La hijra (migración) es el segundo pilar de la ideología. Consideran que todas las sociedades actuales son ignorantes (jahila). Lo que entienden por aislamiento es en realidad un aislamiento tanto físico como espiritual. Deben crear un ámbito en el cual el movimiento podría vivir el “verdadero Islam”, pretendiendo aplicar el método del Profeta y de sus compañeros en la época en que estaban en la Meca.
                                       

La Historia del Islam no tiene ningún valor, porque la historia se resume, según ellos, a lo que fue relatado en el Corán únicamente.
              

Tampoco prestan valor a las palabras y exégesis de los eruditos ancianos y contemporáneos, ya que la mayoría son apóstatas. Pretenden tener como única fuente el Corran y la Sunnah auténtica, pero solo toman en consideración lo que es conforme con su ideología.
                                                                                                     
Preconizan el analfabetismo, al realizar unja interpretación simplista de la palabra del Profeta, cuando este dijo ”somos una nación analfabeta…” Así, ordenan a los adeptos dejar las universidades y las escuelas.
                                                                                                                 

Prohíben las oraciones en las mezquitas, porque pertenecen al Estado y los Imanes son incrédulos. Sin embargo, es permitido rezar en cuatro mezquitas: la de la Meca, la Medinay Quba, en Arabia Saudita, y la mezquita de Al Quds en Palestina.
                                                       

Pretenden que su emir Shukri Mustapha es el Imán al-mahdi, y que Alá (Dios) cumplirá a través de él lo que no cumplió a través del Profeta Mahoma, o sea, la dominación total del Islám sobre el mundo.
                                                                                                                 

Piensan que una guerra total acontecerá entre las potencias incrédulas, en la cual se recurrirán a las armas de destrucción masiva, lo que hará regresar la humanidad hasta la época pre industrial.
                       

Las guerras acontecerán entonces nuevamente de hombres a hombres con espadas y lanzas. Los musulmanes podrán entonces vengarse.