Diplomacia rusa triunfante en escabrosa ruta hacia Ginebra II

El voto de 58 de los 73 miembros de la principal fracción opositora auspiciada por Estados Unidos y sus aliados, reunidos en Asamblea General en Estambul, Turquía, crea condiciones por primera vez desde el inicio del conflicto en marzo de 2011 para el diálogo directo con el gobierno de Damasco.

Para alcanzar este objetivo, Rusia desplegó una gestión permanente desde mayo de 2012, cuando el canciller Serguei Lavrov y su par estadounidense, John Kerry, acordaron en Moscú convocar a una segunda reunión en busca de una salida política para Siria.

Antes de llegar al foro que será inaugurado el 22 de enero en Montreux, Suiza, y tras un día de receso se trasladará a la sede principal en Ginebra, Moscú debió realizar continuos esfuerzos para neutralizar a quienes trataban de torpedear una solución negociada.

Con el pretexto del supuesto empleo por Damasco de armas químicas, la Casa Blanca encabezó esta tendencia y con el respaldo de sus aliados trató de justificar una invasión que en septiembre de 2012 parecía inminente.

Sin embargo, sorpresivamente, el Kremlin logró poner bajo control internacional esos arsenales y negociar su destrucción, lo cual neutralizó una intervención de imprevisibles consecuencias en una zona donde las agresiones contra Irak y Libia incrementaron la inestabilidad.

Resalta como un triunfo del Derecho Internacional que en todo este proceso está garantizado el papel central de la ONU y que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) rige la eliminación de este tipo de armamentos, destacó Lavrov.

Pronto el gobierno de Bashar al-Assad decidió participar en Ginebra II con una delegación encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores, Walid al Mualem, mientras altos cargos de la Cancillería rusa mediaban durante meses con distintas tendencias opositoras.

En tanto, el presidente Vladimir Putin y Lavrov instaban a Washington y sus aliados a ejercer la influencia que poseen sobre las fuerzas más reacias al diálogo para cumplir su parte del compromiso en la búsqueda de una solución pacífica.

Recientemente, medios de prensa rusos contrastaban el nerviosismo de Estados Unidos y la oposición siria en vísperas de la conferencia con la calma que muestran Rusia e Irán, a cuya participación se oponían Washington, sus aliados regionales y sectores de la dividida oposición.

Prueba de esa intranquilidad es la más reciente llamada telefónica de Kerry a Lavrov, pese a que 72 horas antes habían sostenido un largo encuentro en París, comentó el diario oficial Rossiyskaya Gazeta.

Al asociar la plática a través del teléfono llevada a cabo por iniciativa estadounidense con las conversaciones de Lavrov en Moscú con sus pares de Irán y Siria la víspera, la publicación opinaba que en Occidente causa inquietud tal actividad diplomática.

Indicaba el periódico que el ministro ruso se reunió con su colega iraní, Yavad Zarif, y posteriormente participó en el encuentro el titular de Exteriores sirio, quien 24 horas después volvió a dialogar con Lavrov.

Los gobiernos occidentales recuerdan que precisamente durante una visita similar de Mualem a Moscú, fue anunciada la iniciativa sobre la destrucción del arsenal químico de Siria, propuesta que puso una cruz sobre los planes de intervención armada contra Damasco, añadió.

Rossiyskaya Gazeta sostuvo que el nerviosismo en Occidente es posible sea mayor por la circunstancia de que coincidió en Moscú el canciller iraní. Comentarán que "seguramente, algo tienen entre manos" Lavrov y sus anfitriones, subrayó el rotativo.

Al referirse a la más reciente conversación con el secretario de Estado norteamericano, Lavrov declaró que Kerry expresó la necesidad "del cumplimiento estricto" de los acuerdos alcanzados en formatos multilaterales, y de evitar que sea distorsionada su interpretación.

Recordó Rossiyskaya Gazeta que en respuesta directa a los temores de Kerry, Lavrov acompañado de Zarif en una rueda de prensa tras las conversaciones ruso-iraníes sostuvo categórico: "No tenemos nada que ocultar, no existe una agenda oculta."

Nosotros estamos a favor de que Siria sea un Estado soberano, se respete su integridad territorial, se garantice la igualdad de derechos a todos los grupos étnicos y confesionales del país, y que pueda vivir en paz y seguridad con sus vecinos, concluyó el canciller ruso.