El diálogo migratorio Cuba-EE.UU y el caso Alan Gross
especiales
Se trata de la segunda desde que fueron reanudadas en Washington el 17 de julio del pasado año.
El gobierno ultraderechista del republicano George W. Bush las detuvo arbitrariamente en 2003 hasta que Obama, seis años después, las reactivó.
Pero en eso tampoco fue consecuente, porque las “congeló” en diciembre de aquel año con el pretexto de la detención del estadounidense Alan Gross en La Habana.
Este último se trasladó varias veces a suelo cubano bajo la fachada de ser un “contratista” de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID).
La referida entidad ha sido acusada en países del mundo de trabajar para la CIA, e incluso expulsada por eso.
Mientras, en Miami opinaron este martes que el reinicio de las conversaciones migratorias en La Habana es parte de un esfuerzo de Obama para lograr avances en las relaciones bilaterales.
Según comentó el Nuevo Herald, la situación se encuentra detenida por el “continuado encarcelamiento” de Alan Gross.”.
Después de la mencionada reunión de julio, funcionarios estadounidenses repitieron su llamado de liberar a este último.
Por su lado, los cubanos volvieron a calificar las acciones conspirativas de Gross como un intento apenas disimulado para contribuir al derrocamiento del gobierno nacional.
Funcionarios de la administración Obama, citados en despachos cablegráficos, reiteran que no habrá un avance significativo en las relaciones cubano-estadounidenses hasta que Gross regrese a su país.
¿Dónde radica lo nuevo en este caso? Los mayores cuestionamientos no recaen sobre La Habana, disparan hacia Washington.
Ahora sus familiares y otros allegados reiteran la necesidad de establecer negociaciones con La Habana alrededor del asunto.
El tres de diciembre último el periódico Diario las Américas insertó en su primera página un titular que dice: “Alan Gross pide a Obama que negocie su libertad”.
Otros medios informaron en la capital norteamericana que la esposa del “contratista”, Judy Gross, presiona al gobierno para que traiga al recluso de vuelta.
Judy afirmó con tono duro a reporteros: “Ambas partes deben sentarse a negociar la libertad de Alan”, porque han sido cuatro años infructíferos.
Después añadió: “y altos funcionarios cubanos me dijeron personalmente que estarían dispuestos a negociar”, sin condiciones previas, “pero nuestro gobierno no ha respondido”.
Ron Halber, director ejecutivo de la Comunidad Judía del Gran Washington, declaró:
Buscamos que Obama se involucre en conversaciones significativas con Cuba para que libere a Alan Gross, “porque el tiempo es ahora”.
El pasado 12 de septiembre, la directora del área Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, reiteró la disposición de establecer un diálogo con Estados Unidos para encontrar una solución al caso.
Más tarde puntualizó que ese diálogo debía contemplar las preocupaciones humanitarias de Cuba sobre el caso de sus cuatro antiterroristas presos en aquel país.
¿Respuesta de Washington? Silencio.
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