Glenhis Hernández, una taekwondoca sincera

Glenhis Hernández, una taekwondoca sincera
Fecha de publicación: 
7 Enero 2014
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Si no fuera porque converso en la Escuela de Combate Ramiro Chirino, apostaría a que estoy frente a una modelo, quizás la única que practique taekwondo y ostente un título de campeona mundial.

 

Desde los ocho años, esta capitalina decidió incorporarse a una disciplina muy traumática por las lesiones, que exige un sacrificio desde las cinco de la madrugada (inicio de la preparación física), y de la que no había antecedente en la familia, pues su mamá, Idania Horta, fue balonmanista, y su papá, Pablo Hernández, jugó baloncesto.

 

La primera titular del orbe en la historia de nuestra selección femenina de taekwondo aceptó transitar por la pasarela de preguntas.

 

Hablemos del Mundial, ¿qué peleas te marcaron en una división distinta (73 kg) a la que venías compitiendo (+67)?

 

Es bueno aclarar que conocía a las rivales solo por video, nunca las había enfrentado. El primer combate fue de los más importantes, porque debía vencer el prearranque ante una alemana más alta y con mayor alcance. Para obtener la victoria, tuve que apelar a mi rapidez y explosividad.

 

El segundo, contra una kazaja muy aguerrida, no resultó el más duro, pero sí el más exigente en cuanto a la preparación física. Ya en el tercero enfrenté a la campeona olímpica y tuve que darlo todo. Le gané 9-3 y eso me dio mucha confianza. La final ante la coreana fue muy reservada, ya que las dos queríamos obtener la medalla. Empecé debajo 0-1 porque me cantaron dos kiong-go. Luego igualé y en el tercer asalto decidí la pelea 5-1 con pateo a la cabeza y un punto al peto.

 

En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 declaraste de antemano que esperabas el título. ¿Y ahora?

 

Había entrenado con el objetivo de ser campeona mundial después de quedarme sin medallas en los Juegos Olímpicos de Londres. Me propuse que iba a entregarme al máximo y equivocarme lo menos posible. Y así sucedió.

 

El equipo femenino sumaba medallas olímpicas y mundiales, pero eres la primera monarca. ¿Algún significado especial?

 

Es un orgullo haberlo alcanzado. Se ve que el esfuerzo diario, los tantos problemas que uno enfrenta, los disgustos, etcétera, tienen su coronación. Todos los días no se tiene deseos de entrenar, de correr, pero hacerlo y sacrificarse dejan al final una alegría como esta, aunque soy una continuidad de Urbia, Yanelis, Cuquita y otras grandes taekwondocas de Cuba.

 

¿Te sorprendió la actuación del resto del equipo en el Mundial?

 

No, porque aunque no tuvimos tope internacional, nos habíamos preparado bien y fuerte, nos hemos sacrificado el triple, duplicado los esfuerzos, al tener tanta falta de competencia internacional.

 

¿Cómo logras combinar ser campeona mundial, capitana de equipo y diputada a la Asamblea Nacional?

 

No ha sido difícil, porque siempre trato de hacer lo correcto, dar ejemplo, y cuando veo algo mal hecho, trato de remendarlo, sobre todo en la selección. En cuanto a la labor de diputada, se me acercan varias personas en la Habana del Este para decirme lo que está ocurriendo con algunas instalaciones deportivas cerradas o deterioradas. A todos los escucho y les aseguro que voy a interesarme y discutir el asunto para darles después una respuesta.

 

Vayamos un poco más adentro de Glenhis. ¿Qué hay de especial en tu abuela Concepción Martínez?

 

Mi familia me ha apoyado mucho, incluidos mis padres, aunque al principio no querían el taekwondo por la cantidad de patadas. Lo especial de mi abuela es que ha estado en todos los momentos buenos y malos. Vivo con ella y siempre me ha dado mucho aliento y apoyo cuando estoy débil, sin ganas ni deseos.

 

¿Alguna vez has pensado dejar este deporte?

 

Sí. Cuando estaba en la división 67 y no me llevaron a una competencia internacional que consideraba haberme ganado. Entonces mi abuela me dijo: Glenhis, pa'lante, no es así, a lo mejor ese no era tu evento; si quieres ser campeona, tienes que ser fuerte y seguir adelante. Y mírame aquí.

 

¿Cómo convives con la fama?

 

Desde los Juegos Panamericanos la gente me reconoce. Incluso hace poco me preguntaban: ¿por qué no pusieron el Mundial de taekwondo y sí el de judo? Trato de ser natural, sencilla, y siempre seré así, aunque sea tres o cuatro veces campeona mundial.

 

Te falta el título olímpico y el de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. ¿Serán tus principales aspiraciones para este ciclo 2013-2016?

 

Son mis principales metas a corto plazo y así lo he hablado con el colectivo de entrenadores. Hay un nuevo sistema de clasificación para los Juegos Olímpicos que permite llevar hasta 8 atletas por nación y no 4, como era antes, pero tenemos que tener más competencias internacionales, porque ahora los boletos son por el ranking, no por cuotas o torneos clasificatorios. En cuanto a los Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, la meta es el oro, a pesar de que en el área hay buenas taekwondocas, sobre todo mexicanas.

 

¿Eres supersticiosa?

 

No, el día anterior a la competencia no hago nada anormal, sino lo que siempre hago. Incluso, me acuesto a la misma hora de siempre.

 

¿Qué es lo más difícil para ti en el taekwondo?

 

La derrota, levantarse temprano y entrenar mal, sobre todo esto último. Cuando me ponen a hacer algo en el entrenamiento y no me sale, eso me pone mal.

 

¿Han mejorado las condiciones en el Centro de Entrenamiento?

 

La instalación es buena, pero hay tres equipos y no hay espacio. El equipo masculino de taekwondo, nosotras y la selección nacional de kárate. Entonces tenemos el espacio muy reducido para cumplir el objetivo del entrenamiento. Y a veces hay que salir, esperar. Quisiéramos tener un espacio más propio.

 

¿Te han comparado alguna vez con una modelo dentro de un deporte de combate?

 

Nunca, pero sí he tenido que demostrarles a muchas personas que practicar taekwondo no significa perder atributos femeninos. Así que siempre me verás pintada, arreglada, perfumada…

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