Maldad imperial contra la unidad coreana

Maldad imperial contra la unidad coreana
Fecha de publicación: 
17 Noviembre 2013
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Incontables y continuadas maniobras militares entre Estados Unidos y Corea del Sur cerca de las costas norcoreanas que han llevado la tensión a un grado extremo en todo este 2013, no han impedido, sin embargo, que pese a los obstáculos y la política guerrerista de Washington, se sucedan acercamientos entre las dos partes de Corea, que incluyen un lenguaje menos ríspido del actual gobierno seulita.
                                                                                                  

En este contexto sobresalen los esfuerzos para la reapertura de la obra industrial conjunta en la zona industrial norcoreana de Kaesong, la restauración de la línea de comunicación militar, y la reiteración de la proposición de la República Popular Democrática a su vecino meridional de crear una federación como la única vía factible de unificación.
                                                                                                                   

La propuesta fue divulgada a través del diario Rodong Sinmun, el órgano oficial del Partido del Trabajo de Corea, que criticó la postura de Seúl de abogar por la fusión de los dos sistemas políticos, y subrayó que «la única vía factible de lograr la unificación es a través de un sistema federal que respete las diferencias».
                                                         
En octubre de 1980, el fundador de la RPDC, Kim Il Sung, propuso crear la República Democrática Confederativa de Corea, en la que coexistieran los dos sistemas políticos con sus respectivos gobernantes; una década más tarde, en 1991, el líder norcoreano matizó que ve la futura Corea unificada como un Estado federal, cuya primera fase sería una confederación.
                                                  

Incluso, el presidente norteamericano, William Clinton, no tenía una abierta postura hostil contra Pyongyang, y su movimiento de acercamiento con el Norte propició en 1994 el encuentro entre el exmandatario y enviado especial, James Carter, con Kim Il Sung, y la firma de un acuerdo que sirvió de marco para suministrar combustible al Norte, a cambio de la conversión de sus plantas nucleares y evitar la fabricación de la bomba atómica.
                                               

Rock y baloncesto
                                                                                 

Aunque la situación se degradó posteriormente, empeorando la crisis energética norcoreana, Clinton envió a su hermano y su grupo de rock a fines de 1999 a la RPDC, y fui testigo de cómo fueron muy aplaudidos en Pyongyang, donde elogiaron la calidad vocal y musical y la vocación de paz de sus anfitriones.
                                                         
Clinton trató posteriormente de enviar también a Pyongyang al famoso atleta de baloncesto Michael Jordan, quien había declarado sus simpatías por Kim Il Sung (como este 2013 lo ha hecho la estrella baloncestista Dennis Rodman, quien viajó dos veces a la RPDC y elogió al joven líder de ese país), pero las autoridades militares norteamericanas lo impidieron, como lo habían hecho con los intentos de clubes como la Liga Nacional de Baloncesto (NBA, por su sigla en inglés) de firmar a Ri Myung Hun -a quien apodaban «Michael» Ri, por sus simpatías con Jordan-, quien con dos metros y 35 centímetros era el más alto del mundo en ese momento en su especialidad.
                                                    
Pocos días después, el 23 de diciembre de 1999, en Seúl, Ri sería la máxima atracción del partido de la Buena Voluntad que reunió a jugadoras y jugadores de las dos Coreas mezclados. Los dos equipos tenían nombres simbólicos: Unidad y Solidaridad. El partido se celebró ante 13 000 espectadores y estaba organizado por Hyundai, empresa surcoreana dirigida por un norcoreano que siempre ha impulsado el acercamiento entre ambos estados.
                                                                                

El encuentro suponía la primera presencia de deportistas del Norte en la capital del Sur, tras nueve años de ausencia. El resultado del duelo masculino fue de 141-138. Ri jugó 21 minutos, en los que anotó 26 puntos. Los números eran efímeros ante las emociones del momento. Ri Myung Hun volvería a traspasar el paralelo 38 en septiembre de 2002 en una nueva misión de paz. Ahora sería el capitán de su selección en los Juegos Asiáticos que tuvieron su sede en Busan, Corea del Sur. En la ceremonia de apertura, ambas delegaciones desfilaron bajo una misma bandera, como había ocurrido en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000.
                                                                              

En el torneo de baloncesto se vivió uno de los momentos más sensibles de toda la competición en el enfrentamiento entre ambos equipos (101-85 para los anfitriones). Ri y todos sus compañeros, de una parte y otra de la península, jaleados por un numeroso público que cantaba himnos en favor de la reunificación, juntaron sus manos en el centro de la pista para despedirse. Juntos. Unidos. Siendo uno.

Imperio paranoico
                                                                                          

Esto era demasiado para el amo imperial que veía amenazada su presencia militar en el Sur, el dominio en el área y el plan de cercar a China y Rusia.
                                                                                          
Los posteriores gobiernos surcoreanos no intentaron abiertamente dialogar de paz y mucho menos de reunificación con el Norte, y lo que sucedió después fueron copias al carbón aumentadas cada año: maniobras militares entre Estados Unidos y Corea del Sur, incluso de acción ofensiva nuclear, aderezada por sanciones del Consejo de Seguridad a Corea Democrática por mantener un programa nuclear y haber realizado experimentos del arma atómica, con ensayos exitosos en los lanzamientos de corto y mediano alcance.
                                                  
El gobierno norcoreano acusó a Estados Unidos de liderar en Naciones Unidas un «movimiento contra el Norte sin precedentes» y obstaculizar mediante nuevas sanciones los esfuerzos de Pyongyang para desarrollar su economía… «Este hecho ha probado una vez más que el Norte debe defender su soberanía por sí mismo. Ha quedado claro que no puede haber desnuclearización de la península coreana antes de que el mundo se haya desnuclearizado».
                                     

Por eso considero que hay que tener en cuenta la declaración de la República Popular Democrática de Corea, cuando planteó que no sería un país como Iraq, Afganistán o Libia, que, por no contar con capacidad disuasiva, fueron invadidos por Estados Unidos.

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