Fechoría grande a socio pequeño

Fechoría grande a socio pequeño
Fecha de publicación: 
16 Octubre 2013
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Chipre se menciona poco, porque es una isla mediterránea pequeña, sin muchos habitantes, dividida en dos partes y con una deuda externa de apenas 10 000 millones de dólares, pero que la ahoga quizás más que a los demás. La parte que antes dependía de Grecia presenta un gobierno de derecha que aprovechó las ambivalencias del anterior de izquierda, que no supo o no quiso despertar en las masas el afán de lucha contra las disposiciones virtualmente dictatoriales de la Unión Europea para preservar los intereses de los bancos y las grandes empresas.

Para ello se utilizó al Fondo Monetario Internacional y al Banco Central Europeo, instrumentos de poderosos gobiernos como el de Alemania.
                                        

En este contexto, el economista Arkadi Oliveres sitúa a Chipre como uno de los países más débiles de la zona euro junto a Grecia, Portugal, España e Italia, también sujetos a programas de salvamento.
                                                                                                              

La crisis financiera de Chipre del 2012-2013 se advirtió en los principales indicadores macroeconómicos de la República de Chipre -la parte sur de la isla-, quedando fuera de su jurisdicción los territorios del norte bajo control de la llamada Chipre del Norte.
                     

A partir del pasado año, sus consecuencias se han extendido en el tiempo hasta la actualidad, no solo en el plano económico, sino también en el político y el social.
             

                                                 
Entre el 2008 y el 2012, el desempleo se disparó, pasando del 4,2% a más del 12%; el PIB por habitante disminuyó y el país entró en recesión en el 2009 y de nuevo tras el 2010, alcanzando el 24% en el segundo trimestre del 2012.
                                                                                            

Por su parte, en septiembre del 2011, la calificación crediticia de Chipre fue degradada por todas las agencias de calificación de crédito, a raíz de la explosión de la base naval Evangelio Florakis en julio del 2011, que se produjo en un período de lento avance de las reformas fiscales y estructurales.
                                                

                                                                    
Con un Producto Interno Bruto de 19 500 millones de euros, el país no pudo estabilizar sus bancos, que habían amasado 22 000 millones de la deuda griega del sector privado, y se vieron afectados de manera desproporcionada por las medidas tomadas por los acreedores, en relación con la crisis financiera de Grecia del período 2010-2013.
                     

                                                                                           
El 25 de junio de 2012 el gobierno de Chipre, la tercera economía más pequeña de la eurozona, anunció que había tomado la decisión de solicitar la asistencia al fondo de rescate para su sector bancario, ante la amenaza de un contagio desde la economía de Grecia.
      

Finalmente, el 22 de noviembre, el gobierno acordó un rescate financiero con el FMI y la UE por 17 500 millones de euros.
                                                         

         
Posteriormente, a partir del día 16 de marzo de este año, los bancos chipriotas entraron en una situación de «corralito financiero» (restricción de la libre disposición de dinero en efectivo), como consecuencia del hecho de que los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona concretaran los detalles del rescate, que ascendería, después de muchas negociaciones y maniobras bancarias, a más de 20 000 millones de euros.
                                                            

Lo cierto es que los directivos de los bancos principales dimitieron, pero ninguno de ellos salió perjudicado.

Y por lo pronto, no hay una salida, porque se depende mucho del Banco Central Europeo, que es el que dirige los asuntos financieros, fuera del control de cualquier otro estado. Al respecto se habla de que la única salida sería analizar la validez del euro, creando uno para los países con mayor competitividad como Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Austria, y otro para los más débiles, como Chipre. Pero esto está por ver.

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