Vuelve otra vez la pintura del escandaloso Balthus

Vuelve otra vez la pintura del escandaloso Balthus
Fecha de publicación: 
3 Octubre 2013
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 Casi 30 años después de su última exposición en Estados Unidos, las adolescentes de sus cuadros vuelven a las galerías de ese país, esta vez en el Museo Metropolitano de Arte en Nueva York (MET).

 Tal parece una asignatura pendiente con este pintor pues en los inicios de su carrera, los críticos más reacios hablaron con saña sobre él y prácticamente lo desterraron de exhibiciones públicas.

 Ahora aparece otra vez en escena con "Gatos y niñas, cuadros y provocaciones", muestra que deja clara su predilección por las modelos púberes y adolescentes.

 Esta preferencia siempre levantó polémica a su alrededor y el calificativo más suave con el cual lo calificaron muchos fue el de voyeur.

 Pero Balthus, como firmaba sus obras, veía en las niñas las únicas criaturas capaces de pasar por "pequeños seres puros y sin edad".

 "Lo morboso reside en otro lado, no en mis cuadros, el inocente impudor de mis modelos femeninas es solo algo propio de la infancia", se defendió una y otra vez sin mucho éxito.

 Lo cierto es que pocos pueden escapar a la extraña fascinación que ejerce su pintura cuando una niña mira desde el cuadro con rostro de adolescencia recién estrenada y las piernas ligeramente abiertas para mostrar la desnudez de pantorrillas y muslos, mientras un gato cercano le contagia cierta actitud felina.

 Precisamente, esa pose se repite con algunas variaciones, en muchos lienzos del pintor francés reunidos en el MET.

 Aunque las muchachitas salidas de su pincel nunca sonríen, sus expresiones serias y reflexivas suelen generar más revuelo que una boca abierta en franca provocación a la carcajada.

 Niñas sentadas al descuido, otras inclinadas sobre sí mismas con desgano, no pocas en posturas de reminiscencias eróticas cautivaron al artista y terminaron plasmadas en su obra.

 El MET rastreó esas piezas por museos y colecciones privadas de Francia, Reino Unido, Suiza, Australia y Estados Unidos hasta reunir 35 cuadros realizados de 1930 a 1950, entre los cuales figuran el célebre retrato de su vecina Thér íse Blanchard, de entonces 11 años.

 También consiguió sus creaciones en Suiza, pintadas en su residencia del Ch teau de Chassy, donde buscó refugio durante la II Guerra Mundial debido a inclinaciones izquierdistas y contrarias al régimen nazi alemán.

 Allí pintó una y otra vez a su sobrina Frédérique Tison, protagonista de El juego de la paciencia (1954) y Niña en la ventana (1955), composiciones con paletas más vivas y menos metáforas sexuales, según apunta la crítica especializada.

 Otro dato curioso es que la exposición del MET, abierta al público del 25 de septiembre al 12 de enero del año próximo, muestra al público por primera vez 40 dibujos en tinta hechos por Balthus cuando tenía 11 años.

 De hecho, su pasión por las artes plásticas despertó desde muy joven influido por el ambiente familiar: su padre, Erich Klossowski, era historiador de arte y pintor, al igual que su madre Elisabeth Dorothea Klossowska, conocida como Baladine.

 No es de extrañar entonces que la mayor parte de la exposición se concentre en las décadas iniciales de su carrera, dentro de la cual figuran varias de las piezas más famosas y reconocidas de Balthus, una vez despojadas de la alharaca por su trasfondo erótico.

 A este pintor admirado por Pablo Picasso, Joan Miró, Albert Camus y Antoine de Saint-Exupéry nunca le gustó que llamaran a sus modelos femeninas Lolitas, como la niña de la novela homónima de Vladimir Nabokov.

 Ni tampoco comprendió jamás que las personas se escandalizaran por su obra y la tildaran de pornográfica, cuando las modelos de productos de belleza, parecen invitar al sexo en cada material publicitario.

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