Los avatares de la lluvia en Cuba

Los avatares de la lluvia en Cuba
Fecha de publicación: 
23 Septiembre 2013
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En la práctica han tenido razón, por el hecho de que la influencia del anticiclón del Atlántico disminuye respecto a julio y agosto, lo que, unido al paso frecuente de las ondas y las bajas tropicales, propicia el incremento de las precipitaciones.

Expertos del Centro del Clima, del Instituto de Meteorología, explican asimismo que el noveno mes del año deviene uno de los más peligrosos de la temporada ciclónica, que va desde el primero de junio hasta el 30 de noviembre, cuando la Defensa Civil pone en acción su envidiable sistema de medidas.

La actividad ciclónica sobre Cuba se incrementa de forma notable con respecto a agosto, aunque la periodicidad de los huracanes que la azotan esos 30 días resulta algo inferior a octubre.   

Muy asociados a la influencia directa o indirecta de los ciclones tropicales, suelen ocurrir igualmente eventos de considerables diluvios. 

Sin embargo, es habitual que en septiembre se mantengan las condiciones de intenso calor propias del verano en la Isla, aunque la temperatura desciende ligeramente en comparación con agosto.   

Los altos valores de humedad relativa reinantes y el predominio de vientos débiles en la mayor parte del territorio nacional conducen a la persistencia de sensaciones calurosas y muy fogosas en el ser humano.

Desde 1981, el mes en curso ha sido más ardiente que lo normal en la mayor parte de los años, por lo que los especialistas prevén en esta ocasión que también sea muy cálido, con temperaturas máximas y mínimas cercanas o por encima de lo normal en todas las regiones del país, entre 31 y 32 grados Celsius.

No obstante, un análisis preliminar de la sequía en el país evidencia que, al concluir julio, el nueve por ciento del territorio nacional presentó déficit en sus acumulados del líquido.

Los más significativos ocurrieron en la región oriental, sobre todo en las provincias de Santiago de Cuba y Guantánamo, mientras que los municipios con mayores dificultades fueron: Songo La Maya, Segundo Frente, La Palma y Perico, así como Baracoa. 

La falta de temporales en el trimestre mayo–julio fue peor, debido a la escasez reportada de un 12 en toda la geografía cubana.

El área de mayor daño se reflejó en la zona occidental de la nación, particularmente la provincia de Matanzas, aunque fue apreciable en Santiago de Cuba y Guantánamo.

Los municipios con mayores pérdidas fueron, en ese orden, Jovellanos, Pedro Betancourt, Unión de Reyes, Perico, Limonar, Yateras y Baracoa.

De modo que antes y después de la temporada ciclónica, los cubanos padecen de fenómenos hidrometeorológicos, aunque la ONU llegó a calcular que el riesgo de morir en el archipiélago a consecuencias del paso de un huracán es 15 veces menor que en Estados Unidos.

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