Y los cubanos celebramos a Cachita…

La noche del 7 de septiembre, miles de familias en toda Cuba se reúnen para homenajear a la Virgen de la Caridad del Cobre.

Conocida en el ámbito religioso y también popularmente como la Patrona de Cuba, esta celebración unifica a personas de las más disímiles creencias para rendir tributo a una mítica figura a la que se rinde honores y todos le ruegan de una u otra forma.

Dulces, velas encendidas, juegos de mesa, tragos sencillos y típicos de la isla y hasta alguna que otra caldosa casera, acompañan el encuentro, ideal para compartir también entre vecinos y amigos que en muchas ocasiones, aguardan todo el año porque llegue este momento.

Para muchos en el mundo, los cubanos se reconocen por no tener una definición religiosa específica, aunque sí existe en la isla un mayor número de católicos; sin embargo, para casi todos la Virgen de la Caridad es la protectora por excelencia.

En el 2012 se celebró el año jubilar por los 400 años de su aparición, y entonces los cubanos tuvimos el honor de ver pasear la imagen de la Virgen por toda Cuba y ser acogida como en una fiesta en los barrios y pueblos, y además, recibir al Papa Benedicto XVI, quien visitó el Santuario de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba, donde realizó  una misa en su honor y bendijo a todos sus seguidores allí presentes.

Para los que no profesamos una religión y sin embargo, algo nos acerca a esta imagen singular, respetamos profundamente todas las formas en que se le rinde culto y no nos escapamos a algún que otro festejo en su nombre. Desde la niñez, familiares y amigos celebran esa noche con júbilo y emoción, con cantos y alegría, en una mezcla de sincretismo cultural y religioso interesante y único.

Resaltan los festejos que se realizan en las zonas campestres y en las ciudades, en las cabeceras municipales y provinciales, en las que la peregrinación popular repleta las calles, tal como ocurrió en La Habana este domingo en la tarde, y en otras regiones del país como Palma Soriano y Bayamo, por solo mencionar algunas.

Portando a la Virgen en sus hombros, los peregrinos y seguidores caminan en honor a ella, una forma de venerarla y rendirle honores, a la vez que cantan acompañados por bandas musicales o coros formados en las propias comunidades.

Según cuentan los más conocedores, la Virgen de la Caridad del Cobre es una imagen de madera encontrada hace cuatro decenios en la Bahía de Nipe, a unos 900 kilómetros al este de La Habana por tres hombres descritos por la leyenda como humildes "buscadores de sal", uno de ellos negro y los otros mestizos.

Nuestro sincretismo popular hace también que con gran naturalidad escuchemos decir a muchos cada año, que "no dejaría por nada del mundo esa noche de colocar una vela a los pies de la Caridad y pedirle por todos nosotros”.

Otros comentan la dicha de los que nacen un 8 de septiembre y preguntan qué nos gustaría pedirle a la Virgen. Las respuestas son múltiples y no alcanzarían las palabras para agruparlas.

Una amiga y colega responde a quienes le preguntan como si hablara en nombre de millones: “Si de verdad pidiera algo a esta Virgen, pediría que siguiera protegiendo a esta isla bendita –imperfecta por demás- y que siga siendo tan cubana, valiente y llena de pequeñas cosas, de gente sencilla, de gente valerosa que la hacen muy grande. Que haya más solidaridad en este mundo, salud, mucho amor entre los cubanos, donde quiera que estén, y paz, paz, paz…”. Y yo agregaría: que se siga celebrando a la Virgen con mucha alegría y si es posible, con música, como los que a sus pies la han honrado en estos días con guarachas, sones, casino, boleros, jazz, pianos, coros.

Y es que así somos nosotros los cubanos, hasta celebrando a nuestra Cachita.