Cintas amarillas y miel para la libertad

Cintas amarillas y miel para la libertad
Fecha de publicación: 
11 Septiembre 2013
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La bendición de Oshun siempre está sobre esta isla. Esa fe la heredamos de nuestros ancestros africanos que la construyeron al tiempo que se sacudían con valor las cadenas de la esclavitud y nos legaban para siempre esta manía de ser libres e insurrectos que ya se hizo crónica.

Quizás por eso sobran los que no evitan una plegaria a la “patrona” de Cuba mientras buscan un vestido, un collar, una gorra, un pedazo de tela, un lazo, ante el que nadie pueda ignorar nuestra verdad: cinco hermanos viven una ausencia injusta, los estamos esperando y los queremos de regreso ahora mismo.

“El día 12 es un día muy significativo en Cuba”, explicó recientemente Miguel Barnet,” porque el día 12, y eso quizás René lo sabía y si no lo sabía lo intuyó, lo tenía en el subconciente, es el día en que los cubanos creyentes adoran a la Patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre, que es la diosa de las mieles, del oro y del amor y que su color simbólico es el amarillo, así que todos vamos a ir con la Virgen de la Caridad del Cobre cuando llevemos las cintas amarillas de esta canción tan bella de Tony Orlando, de aquel preso que le pidió a su esposa, si yo llego ponme una cinta amarilla y llegó después de haber obtenido su libertad y encontró cien cintas amarillas en un árbol.”

¡Este país es  la verbena del realismo mágico! El próximo jueves las calles serán un río de aguas amarillas para fertilizar nuestra fe en el retorno, más temprano que tarde,  de cinco cubanos a los que les debemos un montón de abrazos, nuestras razones fluirán, pasarán sobre los muros, se escurrirán entre las diferencias y serán escuchadas por un pueblo que, del otro lado del mar, si algo conoce bien,  es la angustiosa impaciencia de la espera: la espera de los hijos en Viet Nam, la de los hijos en Iraq…

Mientras un coro millonario canta en inglés, en español,  o tararea en el lenguaje ahora compartido de las cintas amarillas un mensaje de amor  y solidaridad dirigido al pueblo de los Estados Unidos, no faltará quien se persigne y ruegue a esa santica milagrosa que se haga justicia. Entre esos, estarán,  seguro,  estas mujeres que estremecieron a René:

“… la señora en Candelaria que vino corriendo y me dijo: bésame la cruz, porque yo hice una promesa por ustedes y la otra que se quitó los zapatos porque también había hecho una promesa y la compañera que había hecho el santo y no podía abrazarme, pero me dijo tócame los nudillos que eso sí lo puedo hacer…”

¡Este país es  la verbena del realismo mágico! Mientras el premio Nobel de la Paz insiste en hacer la guerra, en Cuba coinciden las cintas amarillas, serena conversación sobre la libertad, con la fe ancestral en el poder de la alegría que es Oshun. Mientras Obama prepara misiles, los cubanos entonamos una canción de su juventud y anudamos lazos amarillos por la solidaridad y la justicia.

Si llenamos el día de cintas amarillas, nos van a entender, estoy segura, y se sumarán a nuestro empeño millones de estadounidenses dignos y como,  insisto, este país es la verbena del realismo mágico, no faltará quien les diga “ashé pa ti mi hermano”  y riegue miel sobre algún altar también amarillo, para endulzar  los oídos de Barack Obama, sordos de soñar con las bombas, recordarle quiénes son sus ancestros y de qué lado está la justicia.

Cintas amarillas para evocar una canción tradicional norteamericana,  y enviar un mensaje en los propios códigos del pueblo norteamericano, miel para rogarle a Oshun que los Cinco regresen inmediatamente, la acción y el milagro, todo, lo que sea para traerlos de vuelta a casa.

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