República Democrática del Congo: Al filo de lo imposible

República Democrática del Congo: Al filo de lo imposible
Fecha de publicación: 
30 Agosto 2013
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Una de las más ricas naciones africanas, la República Democrática del Congo, es desde hace muchos años víctima de los más voraces monopolios occidentales, los cuales aprovecharon tantas divisiones ahondadas por coordenadas geográficas diabólicamente trazadas, como importantes recursos naturales con los cuales dominan el mercado mundial.                                                                                                                          

Es tan grave la situación allí que un avezado especialista de Prensa Latina, Julio Morejón, apunta que todo llama a que la única solución posible sea la militar, debido al vacío y la imposibilidad de llegar a la política y, por ende la pacífica.                                                                                

Los combates entre el ejército congolés y las denominadas fuerzas rebeldes del Movimiento 23 de Marzo (M23) ya llegan a importante ciudad de Goma, lo cual ha hecho que las tropas británicas integrantes de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en República Democrática del Congo (MONUSCO) comenzaran a retirarse, luego de fuertes ataques guerrilleros en respuesta a un bombardeo de la entidad de 20 000 soldados que presuntamente debe ayudar a estabilizar las conflictivas regiones de Kivu Norte y Kivu Sur, en el este del país.                                                                                                                      

Por supuesto, que en todo este amasijo de problemas, porque son muchos, quien siempre pierde es el pueblo, ya que ahora casi 50 000 habitantes se suman a los millones –entre dos millones y seis millones- desplazados en una situación calamitosa, sin contar la cifra imprecisa de fallecidos por la violencia, las enfermedades y el hambre.     

No hace mucho comentábamos sobre dadivosos millonarios norteamericanos, capaces de donar caritativamente sumas multimillonarias, pero sin crear una estructura que coadyuve a la justicia social  Algunos de ellos han hecho su “zafra” -como decimos en Cuba- con la explotación del coltán congolés, robado y saqueado a sangre y fuego la mayor parte de las veces. 

 TERRIBLE PRECEDENTE 

 
Los belgas colonizaron la zona en el siglo XIX, con una administración, la del rey Leopoldo II, considerada de una brutalidad y violencia inusitada, incluso para el colonialismo de la época. 

En 1960 se lleva a cabo la primera elección democrática. Gana Patrice Lumumba, con una ideología progresista, por lo cual Bélgica y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos lo asesinaron y ayudaron a consolidar en 1965 la dictadura de Mobutu Sese Seko, de quien medios occidentales admitieron que ganaba gran cantidad de dinero, mientras su pueblo se moría de hambre.  

En 1994 tiene lugar el genocidio ruandés. El gobierno de Ruanda, hutu en ese momento, promovió el genocidio de los tutsis. Gran cantidad de personas van a Burundi como refugiados (al este del Congo), zona que ya era violenta de por sí.                                                                        

Los hutus radicales (Interhamwe = los que luchan juntos) asesinaron a los tutsis y a hutus moderados, y lucharon contra el Frente Patriótico Ruandés (FPR), de mayoría tutsi (y que actualmente gobierna el país). En 1996 el gobierno de Ruanda protestó, porque los hutus del este del Congo hacían incursiones a esa nación, por lo que armó a los banyamulenges, una etnia tutsi que habita en el Congo, cerca de Ruanda y Burundi.     

La Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDLC), de mayoría tutsi, apoyada por Ruanda y Uganda, comienzan su movimiento para derrocar a Mobutu. Son dirigidos por Laurent Sésiré Kabila. Esto marca el comienzo de la Primera Guerra del Congo, en 1996.

 En abril de 1997, cambia el primer ministro del Congo, Tshikedi (de la oposición) reemplaza a Mobutu, hecho que a Kabila no le convence y sigue con la lucha.   

El 16 de mayo el ejército multinacional de Kabila domina las puertas de Kinshasa y toman el aeropuerto de Lubumbashi. Mobutu huye del país, y Kabila se nombra presidente.   

Se dispusieron concesiones mineras para varias empresas, entre ellas, la Barrick Gold Corporation, de Canadá, y la American Mineral Fields, en la que George Bush padre estaba involucrado.                 

Comienzan los problemas para gobernar, Pero lo que más afecto fue que los colaboradores extranjeros (de Uganda y Ruanda) decidieron no abandonar el país. La gran cantidad de ruandeses en la capital hizo pensar al pueblo que Kabila era una marioneta extranjera, pero este agradece su apoyo, y los expulsó en menos de 24 horas. 

Esto provocó una gran inquietud entre los grupos que habían sido apoyados por los extranjeros, entre ellos los banyamulenges. Además, este grupo había sido usado por los ruandeses para entrar al país. El 2 de agosto de 1998 los banyamulenges inician un motín en la ciudad de Goma. Uganda y Ruanda los apoyaron, además de que, con ayuda de Burundi, ocuparon el noreste del Congo.                                            

Kabila se alió con los hutus y comenzó una guerra contra los tutsis. Un alto cargo del ejército congolés declaró por la radio: “el pueblo debe llevar machetes, lanzas, flechas, azadones, espadas, rastrillos, piedras, y utensilios similares, para –queridos oyentes- matar a los tutsis ruandeses”.  

Ruanda tomó parte del Congo, reclamándola suya, y Uganda incluso creo un grupo de apoyo para la causa, denominado Movimiento para la Liberación del Congo (MLC), que se hizo con el control del centro minero de diamantes de Kisangani, además de llegar a las cercanías de Kinshasa, la capital.     
                                                                
Entonces, Kabila, antes de ser asesinado por personas no identificadas, consiguió el apoyo de varios países con gobiernos progresistas (Angola, Zimbawe y Namibia) para terminar con la revuelta. 

Esto se ha sucedido en mayor o menor medida a lo largo de los últimos 15 años (Segunda Guerra del Congo, continuidad de los combates en el Este, etcétera), producto de los límites implantados por el colonialismo para dividir a las etnias y religiones, y facilitar la explotación de las transnacionales, por lo que, por supuesto,  habrá que seguir escribiendo.

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