Fernández y Cisneros: Una de cal y otra de arena

En la balanza siempre, cuando de competir se trata, hay que situar dos bolsas, una para las victorias y otra para las derrotas. La armada cubana, hasta este momento ha acusado desequilibrio, con el morral de las derrotas casi congestionado. Pero hoy emergió Omar Cisneros, una tormenta de ébano, ecuánime desde la largada, a pesar de ser su tercer heat semifinal el más escabroso de todos.

Entonces decidió inyectar de nitro sus pinchos, borrar aquel sinsabor de Londres 2012, cuando a pesar de poseer el octavo mejor registro de las semifinales (48.23 segundos), quedó fuera de la definición de las preseas.

Pero el camagüeyano de 23 años no choca dos veces con la misma piedra y sus 47.93 del estadio Luzhniki, además de quebrar su anterior tope de 47.99 en Guadalajara 2011, lanzaron una seria alerta a los archifavoritos, como el estadounidense Michael Tynsley (48.31) y el trinitario Jeque Gordon (48.10). Por si fuera poco, su crono clasifica como líder de temporada.

Ritmo, ritmo, ritmo, cuántas veces nos hemos repetido esa palabra en nuestras conversaciones. Hoy confieso que me preocupé un tanto, cuando lo vi tomar la punta desde la largada, sus zancadas feroces, devorando los obstáculos con gracia y técnica perfecta, su pierna izquierda atacando sin reparos. Así no creyó en el cerco que intentaron realizarle el dominicano Félix Sánchez (48.10) y el norteño Kerron Clement (48.21) igualmente asegurados en el pleito final por las prerseas. Sencillamente Cisneros mantuvo su fluidez durante toda la vuelta al óvalo, sus pinchos no se amilanaron nunca y cruzó la línea de meta henchido y con una quimera ya no tan distante en el horizonte de sus pretensiones.

¿El resto de los agraciados finalistas? El puertorriqueño Javier Culson (48.42), el senegalés Mamadou Kasse Hanne (48.59) y el serbio Emir Bekric (48.36, igualmente récord para su nación).

En el otro lado de la balanza, al igual que en la capital británica donde recaló undécimo, quedó el disco de Jorge Fernández, luego de que no pudiera emular sus 64.86 de las preliminares ni el 63.40 que lo hubiera colocado entre los ocho mejores del orbe. En definitiva su implemento no rebasó la distancia de 62.88 y nada pudo hacer en materia de rivalidad ante monstruos de la talla del germano Robert Harting (69.11), el polaco Ptior Malachowski (68.63) y el estonio Gerd Kanter (65.19) sin dudas los mejores del planeta, pues en ese mismo orden coparon el podio en la ciudad del Big-Ben.

Yarisley Silva se encuentra en estos momentos en plena batalla campal con la altura de 4.65 en el salto con pértiga. Confiemos en que la balanza nuevamente se incline a nuestro favor y la cal tiña de blanco a la arena.