EN LIBRERÍAS: Todos mis cuentos

EN LIBRERÍAS: Todos mis cuentos
Fecha de publicación: 
12 Agosto 2013
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Imagen principal: 

 

La editorial Gente Nueva le ha publicado a la escritora santiaguera Ivette Vian un libro de cuentos, un libro hermoso, un libro que puede ser un regalo maravilloso para un niño, o para un amigo, o para uno mismo.

Son cuentos graciosos, o tristes, o fantásticos, o muy realistas, con moraleja, o sin mucha moraleja… Todos mis cuentos, que ese es el título, es un libro hermoso en todos los sentidos. Ivette Vian deslumbra por su imaginación fertilísima y también por la diafanidad con que narra.

No estamos ante uno de esos libros para niños que lo único que hacen es mimar y malcriar. No es un libro de esos que tratan a los niños como si fueran tontos. Aquí hay una zambullida plena en el mundo infantil, sin complejos y sin didactismos trasnochados.

Por eso se puede hablar de casi todo, con una naturalidad que desarma y que enamora. Esa es precisamente una de las virtudes de Todos mis cuentos… Son muy naturales, incluso los más absurdos y delirantes textos. En todos, hasta en los más dramáticos, asoma el sentido del humor de la autora, que puede explotar por momentos en sonoras carcajadas, o puede ser más sutil, más para sonreír.

Pero además de estar bien escritos, los cuentos están bellamente ilustrados, una responsabilidad del maestro Carlos Guzmán. Es maravillosa la manera en que se complementan los dos mundos creativos. En los libros de cuentos para niños, a veces los ilustradores se van por encima de los escritores, por la fuerza poco calculada de los dibujos. Pero aquí hay un equilibrio ejemplar.

El dibujante permite que la escritora brille, y al hacerlo, él también gana. Las ilustraciones de este libro (las grandes, a página completa, y las viñetas de fin de cuento), todas las ilustraciones son de una elegancia, un buen gusto y un caudal imaginativo poco usuales.

Todos mis cuentos está a la venta en las librerías del país.

 

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LA GANSA QUE DANZA

Las gansas no danzan. Pero Guillermina sí.

Ella soñó con danzar; imaginó ser como Isadora Duncan, como Pina Bausch.

Por eso, cuando abrieron la Escuela de Danza fue a matricularse. Pero la directora dijo:

—¡¿Cómo?! ¡Las gansas no danzan!

—Pues yo sí.

—¡Tiene las patas cortas! —señaló la directora.

—¡Yo saltaré como Isadora!

—¡Demasiado nalgatorio!

—¡Yo giraré como Pina!

—¡Gansa parda! ¡Gansa jabada! —seguía la directora.

—Pero, hay cisnes negros...

—¡¿Y quién te dijo que una gansa danza?! —exclamó, ofendidísima.

—Mi mamá —le aclaró Guillermina a la directora.

—¡¿Y quién dice que una gansa se viste de organza?!

—La abuela de la ganza.

Finalmente, la directora matriculó a la gansa en la dichosa Escuela de Danza.

Cuando la nueva alumna entró al tabloncillo, los que ya estaban se sorprendieron.

Algunas garzas, blancas y esbeltas, aletearon con malicia. Hubo grullas que la criticaron y cigüeñas que se burlaron. Los flamencos fueron más discretos; en tanto, la única avestruz, exclamó:

—¡Qué mediocridad! —y ocultó su cabeza chata.

Pero, Guillermina no hacía caso, ella solo miraba los espejos que la rodeaban con su propia figura en movimiento.

Empezó por una lección que duró una fracción de segundo, y siguió minuto a minuto; horas, horas y horas; día tras día; meses, años: así, sus cortas patas se elevaban más y su redondo nalgatorio le pesaba menos.

Guillermina nunca se dio por vencida.

Hasta que, en la marquesina del Gran Teatro se pudo leer: LA GANSA QUE DANZA. ESTRENO MUNDIAL.

Efectivamente, era ella. Todos los ojos iban de sus plumas pardas a sus plumas jabadas; de su pico anaranjado a sus zapatillas palmípedas.

Era tan perfecta que los críticos y especialistas la compararon con la Duncan, rememoraron a la Bausch; pero, no, habían presenciado a Guillermina, prima danzarina assoluta.

Al final de la obra, el público, de pie, aplaudió y gritó ¡BRAVO! durante cinco minutos. Mientras, Ella, La Guillerma, con el corazón desbocado y conteniendo un graznido de emoción, se inclinaba a saludar finamente en el centro del gran escenario.

Aquella noche —noche histórica, hito de la danza mundial— aplaudieron las garzas, las grullas y hasta las cigüeñas; los flamencos, conmovidos, lanzaron rosas rosadas...

(Aunque —naturalmente— el avestruz ocultó su cabeza chata, pero la hundió tanto que se le vieron las nalgas...).

 

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TÍTULO: Todos mis cuentos
AUTORA: Ivette Vian Altarriba
ILUSTRACIONES: Carlos Guzmán
EDITORIAL: Gente Nueva
COLECCIÓN: Homenaje
AÑO: 2012
PRECIO: 15.00 PESOS

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