Girar así, contracorriente… (+ FOTOS)

Contracorriente de la violencia, el machismo y todos “ismos” creados para excluir o segregar, pero fluyendo en la corriente del humanísimo derecho a la paz y todas las mágicas palabras que lo enaltecen giró Rochy Ameneiros por Cuba y se llevó la música con ella y otros amigos inseparables.

La tarde que llegaron a esta salita del Barrio de Pueblo Nuevo en Matanzas, venían casi todos agripados y, por supuesto, con un cansancio físico aumentado en varias jornadas de trabajo y viaje, pero se les veía el alma más sana y ligera que nunca, quizás por el mejor de los remedios: compartir o por esa terapia infalible: creer y crear.

“Hemos tratado de que sea una gira armónica y que transmita un mensaje de paz”, aseguró Rochy mientras agradecía especialmente el apoyo de la Federación de Mujeres Cubanas en cada uno de los territorios visitados y específicamente en Matanzas, desde donde seguirían rumbo a Pinar del Río.

Maestra

Soy de las que se ha tomado en serio aquella historia de que vale más ir a favor de, que en contra de y esa es una de las razones más elementales por las que aprecié el hecho de que esta gira abriera en cada una de sus paradas con la presentación del documental Maestra de la realizadora norteamericana Catherine Murphy.

Maestra incluye testimonios de algunas de las tantas mujeres que se incorporaron a la campaña cubana de alfabetización, esas chiquillas de las fotos viejas que grafican el documental son tal vez la mayor muestra colectiva de lo que la mujer cubana puede hacer y  de lo que, por tanto, merece. Así lo explica Catherine:

“Un momento de cambio total, un punto de giro en la historia que vivía la mujer, pues aquellas muchachas tuvieron que lidiar y  modificar posturas de hombres orgullosos, padres sobreprotectores y reticentes, que aplaudían el hecho de que los hijos varones salieran a alfabetizar a cualquier sitio de la isla, pero no las niñas. Estas jovencitas de 14; 15 ó 16 años rompieron con las limitaciones, se separaron por primera vez de sus casas y de sus familias y contribuyeron a cambiar totalmente a Cuba, pero al mismo tiempo fueron cambiadas, transformadas para siempre ellas mismas, fue un antes y un después para la mujer cubana”.

Como mujer y artista que lleva a Cuba en un sitio especial, para la autora de Maestra fue muy importante la oportunidad de participar en la gira:

“Fue muy significativo ver el papel enorme que tienen las artes para trabajar por una cultura de paz, por un mundo de paz y por la no violencia; unirme desde el cine con la música y la palabra escrita, con Rochy y Julio César como cantante y escritor y de viajar a 7 ciudades de la isla a conversar con las comunidades. Me llenó de felicidad ver en acción la potencia de unirnos y poner nuestro arte en función de la paz.”

El taller

El profesor Julio César González es un sociólogo que ha acompañado durante años el ejercicio de la docencia en la Universidad de La Habana con los estudios de género y esta vez se suma a la Gira para ir contracorriente de una enfermedad social tan grave como la violencia y prevenirla con la única vacuna posible: la educación:

“Por estos días se ha hablado mucho de las indisciplinas sociales, las cuales es preciso combatirlas desde la educación, desde el diálogo, pero esos mensajes, ese intercambio hay que llevarlo a los barrios, la medicina hay que llevarla a los barrios en cualquier versión, tanto la salud física como la cultura de la paz”.

Es por eso que hasta los barrios de siete provincias cubanas acompañó a Rochy para compartir un taller sobre los valores negativos y la violencia que trasmite una parte de la música que consumen hoy la mayoría de los cubanos, algunos por espontánea elección y otros porque nos obligan en transportes y espacios públicos: el peor reggaetón.

Y digo el peor porque lo del profe no es una cruzada contra el género, sino una exposición concreta de los ejemplos que lo hacen portadores de violencia, discriminación y toda clase de valores indeseables. Allí tuvimos junto a federadas de todas las edades, adolescentes y jóvenes incluidas, el disgusto de constatar como el desarrollo tecnológico se usa para producir videos de pésima calidad estética y no mejor factura en el contenido.

“Somos un país muy musical”, asegura Julio César con razón y en esta isla tan llena de ritmos es una pena que se vendan en cualquier esquina estas realizaciones que si bien no responden a ninguna institución discográfica ni se transmiten en los medios de difusión masiva, nos rodean como el mar a través de discos de producción casera impunemente vendidos en “la calle”.

La música

Como un refresco bien frío para nuestros oídos llegó la interpretación al piano del joven Rodrigo García Ameneiro y la voz de Rochy, acatarrada y todo, después de la estruendosa grosería del reggaetón hecho en casa con el que el profesor nos sacudió la conciencia. “Sé feliz”, fue el consejo desde la bella canción de Decemer Bueno y muy oportuno, pues quien es feliz no tiene tiempo para ser violento.

La líder del proyecto dejó muy clara la intención de “sumar a través de la música y que esta sea un factor de cambio, no estamos contra nadie, si después viene un regatoneo y dice que no a todas las discriminaciones y a todas las conductas negativas sería perfecto, pero no podemos permitir una estética contraria a nuestra sociedad.”

Finalmente, el video clip de la propia Rochy cuyo discurso visual es un canto a la libertad y al respeto, a la aceptación de las diferencias humanas y al amor, se trata de una conocida canción de Gerardo Alfonso en la que nos dejó tarareando un deseo: quisiera… que toda la virtud y la bondad tengan un nido…