Tras los rastros de italianos en occidente cubano

Con más incógnitas que certezas, el pasado italiano de Mantua y las andadas de los hijos del país europeo por el occidente cubano en siglos pasados, atraen hoy las miradas de investigadores, decididos a escrutar parajes y legajos.

Tras las pistas dejadas por los viajeros, grupos de historiadores, espeleólogos, arqueólogos y otros expertos iniciarán búsquedas entre antiguos documentos y sitios donde perduran huellas de la migración hasta Vueltabajo, como se conocía antiguamente esta región.

Tales pesquisas respaldadas por la embajada de Italia en Cuba durarán unos dos años y culminarán con la publicación de un libro sobre el tema, comentó a Prensa Latina el coordinador de la iniciativa Pedro Luis Hernández.

Se trata -dijo- de un trabajo multidisciplinario que abarcará investigaciones de campo, entrevistas y consultas de fuentes pasivas, tanto en Pinar del Río como en La Habana.

El estudioso adelantó que en el transcurso de las averiguaciones seguirán los rastros de una colonia de italianos radicada durante centurias pasadas en la localidad de Minas de Matahambre, muchos de ellos estuvieron dedicados a la extracción de minerales en los yacimientos de la zona, aunque algunos realizaron otros oficios.

Las exploraciones por esta provincia y la vecina Artemisa, develarán episodios desconocidos o poco divulgados sobre su presencia en el extremo oeste del archipiélago, a donde algunos pudieron llegar por razones económicas, según apuntan hipótesis aún por confirmar, añadió el historiador.

Desde tiempos pretéritos la tradición oral atribuyó a marinos italianos la fundación durante el siglo XVII de un villorio en esta región.

De acuerdo con esa versión el nombre escogido para el asentamiento fue Mantua, supuestamente en honor al bergantín en que viajaban o a Mantova, la provincia de Lombardía, identificada como uno de los posibles lugares de procedencia de los recién llegados.

Una de las anécdotas más difundidas refiere el naufragio del navío después de arremeter contra la barrera coralina que resguarda el litoral, causante de innumerables accidentes.

Además del registro de casi una veintena de apellidos italianos en los libros parroquiales, la devoción por la virgen de Las Nieves es otra de las señales que refuerzan las tesis fundacionales, defendidas por los pobladores del lugar.

Esta veneración es original de la Basílica Santa María La Mayor, la primera y más antigua de Roma, y de Mantova.

Con la colaboración también de descendientes de inmigrantes, los equipos de trabajo rebuscarán evidencias sobre la paternidad de Mantua y la impronta italiana en esta demarcación, distante 140 kilómetros de La Habana.

Queremos llegar mucho más lejos y cotejar nuestros hallazgos con posibles pruebas o cualquier indicio existente fuera del país, insistió Hernández.

Atestiguan conocedores que la presencia de italianos aquí se remonta al 12 de junio de 1494, durante el segundo viaje realizado a la isla por Cristóbal Colón reflejado en la famosa acta de Pérez de Luna, la cual fue rubricada por numerosos coterráneos del célebre almirante.