Mueren 54 por violencia en Egipto; habrá comicios

Mueren 54 por violencia en Egipto; habrá comicios
Fecha de publicación: 
9 Julio 2013
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Soldados y policías egipcios se enfrentaron el lunes con islamistas que protestaban contra el derrocamiento del presidente Mohamed Morsi, violencia que derivó en la muerte de 51 manifestantes y tres miembros de las fuerzas de seguridad, al tiempo que profundizó la crisis en el dividido país.

 

La Hermandad Musulmana del depuesto gobernante exhortó a una rebelión total contra el ejército, a cuyos efectivos acusó de matar a los manifestantes, aunque el mando militar responsabilizó a los islamistas armados de provocar a los soldados.

 

La violencia frente al edificio de la Guardia Republicana en El Cairo —donde Morsi estuvo detenido la semana pasada— dejó la mayor cifra de muertes desde que protestas masivas forzaron la salida del gobierno de Morsi y la instauración de una administración civil interina.

 

Tanto el mando militar como la Hermandad Musulmana parecían decididos a no cejar en la confrontación.

 

La Hermandad acusa a las fuerzas armadas de efectuar un golpe de estado contra la democracia, mientras que sus oponentes afirman que Morsi dilapidó su mandato surgido de las elecciones de 2012 y dirigía al país hacia un monopolio del poder de la Hermandad.

 

El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, al que apoyan los militares, emitió el lunes un calendario para el proceso de enmendar la Constitución y efectuar elecciones a la presidencia y el Parlamento, las cuales se llevarán a cabo a principios de 2014.

 

Bajo la declaración constitucional emitida por Mansur, éste crearía dos comisiones para que trabajen en las enmiendas a la Constitución elaborada por los islamistas, aprobada bajo el gobierno de Morsi.

 

En cuatro meses y medio se llevaría a cabo un referendo en torno al nuevo texto constitucional.

 

Dos meses después de eso se realizarían las elecciones para elegir a un nuevo Parlamento, alrededor de febrero. Una vez que los nuevos legisladores se reúnan, contarían con una semana para establecer la fecha de los nuevos comicios presidenciales.

 

El veloz anuncio de este plan refleja un intento para sacar adelante un proyecto político posterior al régimen de Morsi a pesar del rechazo de los islamistas, y provocará mayor indignación en la Hermandad.

 

"Este podría ser un momento de extremismo para ambas partes" de la ecuación, declaró Mohamed Mahsub, miembro del Partido Islamista Wasat, a la televisora Al-Yazira.

 

Los manifestantes partidarios de Morsi dijeron que las tropas atacaron su campamento sin provocación justo después de que ellos habían concluido sus rezos matutinos. Las fuerzas armadas dijeron que los soldados fueron blanco de disparos por pistoleros que mataron a un oficial del ejército y dos policías, aunque su recuento de lo sucedido dejó muchas interrogantes sin respuesta.

 

Testigos ajenos al campamento de protestas indicaron que los soldados parecían estar avanzando para desalojar el lugar y estaban arrojando gas lacrimógeno cuando estalló la balacera. Una mujer dijo que le parecía que los primeros disparos provinieron del lado de los manifestantes, pero otros dijeron no estar seguros.

 

Cualquiera que haya sido la causa, los choques duraron tres horas, en las que los manifestantes lanzaban piedras y bombas incendiarias desde techos y se escuchaban disparos. Clínicas cercanas administradas por partidarios de la Hermandad Musulmana se vieron inundadas de manifestantes heridos. Más de 400 personas resultaron lesionadas en los choques, dijeron las autoridades.

 

En un paso que probablemente inflamará las tensiones, el Partido Libertad y Justicia —la rama política de la Hermandad Musulmana— le pidió el lunes a los egipcios levantarse contra el ejército. Morsi ha sido desde hace tiempo el líder de la Hermandad.

 

El partido también hizo un llamado a la comunidad internacional para que detenga lo que calificó de masacres en Egipto, y acusó a las fuerzas armadas de empujar al país al borde de la guerra civil, bajo el argumento de que la nación corre peligro de convertirse "en la nueva Siria".

 

El derramamiento de sangre creó fracturas en el grupo de movimientos que respaldaron el derrocamiento de Morsi.

 

El máximo clérigo musulmán de Egipto advirtió de una "guerra civil" y dijo que iba a recluirse en su casa hasta que acabe la violencia, una inusual y dramática muestra de protesta dirigida a ambas partes. El jeque Ahmed el-Tayeb exigió además que se establezca un proceso para la inmediata reconciliación, incluyendo la excarcelación de los miembros de la Hermandad detenidos.

 

El partido ultraconservador Al-Nur, el único partido islamista que se había sumado a las conversaciones sobre el nuevo gobierno y el proceso político posterior a Morsi, anunció que había suspendido su respaldo al proceso de transición en respuesta a la "masacre".

 

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