EE.UU. fortalece planes de agresión contra Irán

No importa que haya una nueva Administración en Irán y que esta tienda la mano para conversaciones de paz siempre incondicionales, Estados Unidos prosigue con sus planes para tratar de eliminar lo que califica de peligro iraní para sus intereses geoestratégicos y de estorbo al control de los recursos energéticos de la región.

En este contexto se amplían las sanciones a las compañías extranjeras que hagan negocios con Teherán y se siguen fortaleciendo la estructura militar montada en Diego García, isla africana donde Gran Bretaña expulsó a la población autóctona para convertirla en una gigantesca base militar.

Submarinos norteamericanos que se desplazan por la zona han sido dotados de cabezas nucleares y ya han sido preparadas cargas explosivas que penetran cualquier tipo de búnker subterráneo, como parte de un dispositivo preparado desde el 2010  para destruir 10 000 objetivos en Irán en pocas horas.

Asimismo, medios británicos e israelíes afirmaron que Arabia Saudita mantiene un corredor para un eventual bombardeo de Israel a Irán, como los dos que abrió Jordania para los drones de Tel Aviv que actúan contra Siria.

No importa a Washington que Teherán asegure que su programa nuclear es pacífico y que incluso proponga medidas para su verificación que no violen la soberanía nacional, porque para el establishment que gobierna en Estados Unidos es inaceptable que Irán expanda su influencia en la región y apoye a movimientos de resistencia que EE.UU. califica de terroristas, como Hizbullah y Hamas.

Para el politólogo norteamericano Noam Chomsky, la actitud iraní es vista “como un factor de ‘desestabilización, presumiblemente en contraste con la ‘estabilizadora’ invasión y ocupación militar estadounidense de los vecinos de Irán”.
Por eso, recurro al axioma que ostentaba la figura de un personaje radial que quizás recuerden los abuelos, Tamakún, el vengador errante, acerca de que se hallaría “donde el peligro amenace”, que en el caso del imperialismo norteamericano sería estar donde se encuentren las mayores reservas petroleras, y en esto también le obstaculiza la acción soberana de Teherán.

Así, boicotea las gestiones del gobierno iraquí y promueve acciones terroristas en su contra desde que Bagdad -pese a la presión militar norteamericana, con mercenarios y grupos terroristas- acercara nexos con Irán. Lo mismo ocurre con Paquistán, cuyo gobierno no le da plena confianza, a pesar de haber manejado a otroras administraciones durante años. 
                                                                                         

 Pese a las presiones estadounidenses de todo tipo, se mantienen cordiales los vínculos irano-paquistaníes, así como la decisión de construir el Gasoducto de la Amistad, con la colaboración china, y elevar el nivel de los nexos económicos, energéticos y comerciales.

Tanto Irán como Paquistán están convencidos sobre la necesidad de los mecanismos de la Compañía Conjunta de Inversiones y el Acuerdo de Comercio Preferencial para alcanzar la meta de un millón de millones de dólares en el comercio bilateral, así como la paz y la seguridad en Afganistán.

Irán apoya el diálogo total entre la India y Paquistán, como único camino que conduce a la resolución de los diferendos entre ambas naciones.

Un punto que interesa destacar es la conexión del proyecto del gasoducto con la situación de Baluchistán y su alcance estratégico, y ello molesta a Washington, que apoya otro tipo de gasoducto y cualquier situación que atice el separatismo.

No es la primera vez que tratamos el tema, y habrá que hacerlo nuevamente mientras el imperialismo norteamericano mantenga su peligrosa actitud de hacer arrodillar a quienes, como Irán y la hoy agredida Siria, se opongan a su afán hegemónico en el Medio Oriente.