La dimensión del triunfo de Villa Clara

La dimensión del triunfo de Villa Clara
Fecha de publicación: 
20 Junio 2013
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Si Carlos Gardel afirmó que 20 años no son nada al elenco de béisbol de Villa Clara 18 le parecían una eternidad. Hasta los más fieles adeptos de la escuadra naranja asomaban un atisbo de duda sobre el título que acariciaban sus huestes. No es para menos, tratándose de la escuadra más estable de la pelota cubana en la última década, cabizbaja en seis series finales consecutivas disputadas.

Pero si los Medias Rojas de Boston deshicieron la Maldición del Bambino… esta versión villaclareña hizo honor a la naranja mecánica del fútbol holandés y se coronó, desbancando 4-1 a la legión de gladiadores matanceros. Esos insaciables en su sed de triunfo, garra sobre el terreno, pero aún carentes de un engranaje capaz de ahogarse en el grito de campeón.  

 

El delirio desde las 11 de la noche de ayer sumió a la central provincia, ostentando su quinta corona en clásicos cubanos (antes poseían las de 1983, 1993, 1994 y 1995) y borró la agonía de tanta espera, el sufrimiento de tantos parciales. El júbilo y un mar naranja suprimió las heridas pasadas. Merecido con creces, si se tiene en cuenta que a pesar de haber accedido en calidad de cuartos al segmento decisivo, fueron el elenco que en mejor forma llegó a dicha instancia, con 12 éxitos en sus últimas 15 salidas y un 32-10 como local envidiable. Entonces debía ser el Augusto César Sandino y no otro parque el tablado diseñado para ese último acto glorioso.

 

Vayamos un poco más allá, descorramos otras cortinas en medio de tanta celebración y toquemos la verdadera dimensión del triunfo de la tropa de Ramón Moré: Su victoria los convierte en el punto de partida del reencuentro de nuestro béisbol con las Series del Caribe. Se treta de una competición en la que campeamos por nuestro respeto en las primeras ediciones y la cual nos abrirá los brazos nuevamente en Islas Margarita, Venezuela para febrero del 2014, tras 53 años de ausencia. Ese  será el punto de partida de nuestra reinserción en la Confederación del Béisbol Profesional del Caribe.

 

 Entonces bien valió la pena para la novena villaclareña la espera. Asumirán una condición envidiable e intentarán emular a grandes Clubes del antiguo béisbol rentado en Cuba como Almendares (monarca en 1949 y 1959), Habana (1952), Cienfuegos (1956 y 1960) y Marianao (1957 y 1958).

 

Si bien es cierto que los equipos campeones de cada una de las ligas del Caribe (entiéndase México, República Dominicana, Puerto Rico y Venezuela) no tienen la calidad de cualquier franquicia de Grandes Ligas será una excelente oportunidad para confrontar con otros sistemas de juego en una justa que se regirá por sistema de todos contra todos, con semifinal cruzada para los cuatro primeros y final entre los vencedores de dichos desafíos.

 
Precisamente La Habana, en 1949, atestiguó la primera edición del certamen y se prevé que para el 2016 o 2017 organice de nuevo la cita que tiene en el conjunto azteca de los Yaquis  de Obregón a su monarca regente.  

 
  Un examen de fuego para el Villa Clara, el cual podrá disponer de cinco refuerzos, —sin contar a Jonder Martínez, Yordan Manduley, Edilse Silva, Danel Castro y Dayron Varona—, quienes mucho aportaron a su coronación en la 52 Serie. Les tocará defender el prestigio y convertirse en la imagen de nuestra pelota en el retorno a esas lides.

 

Buena oportunidad para Moré, Freddy Asiel, Ariel Pestano, Ariel Borrero y compañía de exhibir sus virtudes y hasta quien sabe si hasta acceder a un futuro contrato para la liga de verano mexicana, por ejemplo, como sucede por estos días con el antesalista Michel Enríquez (33 años y 15 temporadas con la Isla de la Juventud), autorizado por la Federación Cubana a militar  en los Piratas de Campeche.

 

Al parecer lo de la Serie del Caribe y Michel, constituye un atisbo de lo que pudiera suceder en un futuro con nuestros deportistas en materia de contratación y posibilidad de probarse al máximo nivel o en otras ligas, sin que eso necesariamente signifique renunciar a la defensa de los colores patrios en certámenes de nivel superior, como mundiales, clásicos… en fin. Nunca me he rehusado a la apertura, el cambio, siempre y cuando este no atente contra ciertos y determinados preceptos, por el contrario si son para bien, ¡enhorabuena! Por ahora solo cabe felicitar a Villa Clara y confiar en que a la vuelta de febrero del 2014 puedan asumir el reto de la Serie del Caribe y constatar la verdadera dimensión de su triunfo de anoche.

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