Concurso coreográfico del Ballet Lizt Alfonso

El concurso, organizado por esa Compañía desde hace años, está abierto a coreógrafos profesionales o no. Se compite en tres categorías: infantil, juvenil y adultos. Se otorgan un primero, segundo y terceros lugares, sin distinguir categorías o edades de los concursantes y tantas menciones como considere el jurado. También se conceden premios especiales a la mejor interpretación individual, a la mejor colectiva, al mejor uso de implementos y al mejor diseño de vestuario.

Un jurado conformado por relevantes personalidades del mundo de la danza y el arte en general tiene a su cargo tanto la preselección de las obras concursantes como el fallo del concurso.

El Ballet Lizt Alfonso también anuncia del 21 al 23 de junio la gala de fin de curso de sus Talleres Vocacionales. Esto será en el Teatro Mella, viernes y sábado, a las siete de la noche; el domingo, a las cinco de la tarde.

Desde sus primeros momentos, la compañía ha desarrollado a la par de sus presentaciones una intensa labor pedagógica con sus Talleres Vocacionales. Estos comenzaron, en 1992, cuando la agrupación y su directora general Lizt Alfonso decidieron ofrecer sus conocimientos y experiencias a niños interesados en la danza.

Los matriculados reciben clases semanales de danza, al estilo de la agrupación. Y precisamente sus integrantes son quienes trabajan como profesoras. Esos talleres constituyen la cantera principal para la renovación permanente de la compañía y realizan varias presentaciones especiales durante cada año.

La Compañía también fue reconocida, desde 2008, como unidad docente, adscrita a la Escuela Nacional de Arte.

Del mismo modo, el Ballet Lizt Alfonso prepara ya su habitual curso de verano en sus dos etapas, previstas del 8 al 21 de julio y del 23 julio al 4 de agosto. Estos concluyen con galas, en el Teatro Mella,  en las que intervienen todos los matriculados.

Fundado por su directora y coreógrafa, Lizt Alfonso, en 1991, la compañía ofrece dinámicos espectáculos, caracterizados por la elegancia y el rigor artístico. Sus montajes coreográficos entremezclan una excelente factura, con la particular manera de bailar de los cubanos, lo que los hace verdaderamente únicos.