Somalia: Espejismo, fuego fatuo, engaño

Somalia: Espejismo, fuego fatuo, engaño
Fecha de publicación: 
6 Junio 2013
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Somalia es sin dudas uno de los países más victimizados por los medios masivos de comunicación al servicio del imperialismo, que disfrazan el genocidio por hambre y fuego que vive la sufrida población, bajo las engañosas frases de “guerra civil”, “parte del conflicto en el Cuerno de África” y  “guerra contra el terrorismo”.   

Así justifican injerencias de todo tipo que diezman a tribus en gran parte de la nación africana y la alta cifra de muertes, en hechos que, implican a numerosas naciones del continente y entes que dicen defender los derechos humanos.        

En este contexto, se guarda silencio ante los crímenes del Imperio, que busca venganza de la derrota sufrida por sus marines en la invasión al principio de la década de los ’90 al territorio somalí. 

PRINCIPIO DE LA PESADILLA

La denominada guerra civil, en la que participan países limítrofes con armamento suministrado principalmente por Estados Unidos, comenzó tras la caída de la mal llamada república socialista y la dictadura pronorteamericana de Mohamed Siad Barre el 26 de enero de 1991. Poco antes de caer este, se habían concedido derechos de exploración petrolera sobre dos tercios del territorio a las compañías Conoco, Amoco, Chevron y Phillips.        

Después de su derrocamiento, se produjo un movimiento contrarrevolucionario para tratar de restablecerle como líder del país. La cada vez más violenta y caótica situación devino en una crisis humanitaria y un estado de anarquía.   

Posteriormente, durante 1991, la región de Somalilandia se declaró independiente, buscando aislarse de los violentos combates que se desarrollaban en el sur, aunque su soberanía no fue oficialmente reconocida por la comunidad internacional. La misma abarca la sección noroeste del país (entre Yibutí y el noreste de la zona conocida como Puntlandia).      

Las resoluciones 733 y 746 del Consejo de Seguridad de la ONU condujeron a la creación de UNOSOM I, la primera misión para proveer ayuda humanitaria y colaboración para restablecer el orden en Somalia, luego de la disolución de su gobierno central.   

La resolución 794 del Consejo de Seguridad de la ONU, que fue aprobada por unanimidad el 3 de diciembre de 1992, aprobó la formación de una coalición de fuerzas de paz de las Naciones Unidas,  lideradas por Estados Unidos e Italia llamada UNITAF, la cual tenía la tarea de asegurar que la ayuda humanitaria fuera distribuida en el país y que se restableciera la paz en Somalia.  

Las tropas de la ONU desembarcaron en 1993 y comenzaron sus operaciones durante un período que duró dos años (principalmente en la zona sur) para mitigar las condiciones de hambruna.     

Para que se vea el verdadero papel de Estados Unidos, la compañía Conoco le cedió sus oficinas corporativas en Mogadiscio con el fin de que los representes del entonces gobierno de Bush, padre, le facilitaran el control de las concesiones petroleras.      

Pero los diversos grupos rebeldes no iban a dejar tranquilas a las “fuerzas de paz” de las Naciones Unidas, a las que causaron  centenares de bajas mortales,  entre ellas norteamericanas (se barajan cifras de entre 31 y 192), principalmente en la batalla de Mogadiscio, que ha inspirado al libro Black Hawk Down, y la película homónima. Allí se muestra la retirada “apresurada” (huída) de las tropas de Naciones Unidas, principalmente de Estados Unidos.           

Desde entonces, hace 42 años, no hay un gobierno efectivo y no ha habido ni un minuto de descanso en el desplazamiento de millones de civiles.  

SITUACIÓN ACTUAL  

La mayoría de las naciones no ha reconocido al denominado Gobierno Federal de Transición, con asiento y dominio en Mogadiscio, la capital, y algo de sus alrededores, protegido nominalmente por la Unión Africana, con miles de efectivos, principalmente ugandeses, que sustituyeron a los etíopes, en un ambiente en que han florecido los estados “independientes” de Somalilandia y Puntland, e instalado elementos islámicos extremistas en el sur de la nación.  
                                               
Para que se vea lo fragmentado de la lucha entre fuerzas rivales, se pueden citar los nombres de los beligerantes, en la que Estados Unidos, sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, - principalmente Francia e Italia-  arman y apoyan logísticamente a Etiopía, Eritrea y  la Misión de la Unidad Africana, integrada por Burundi, Uganda, Kenia, Sierra Leona, Nigeria, Ghana Yibuti contra el llamado Emirato Islámico de Somalia y las organizaciones: Al Shabab Hizbul Islam, muyahidines extranjeros y la siempre manida Al-Qaeda, que lo mismo le sirve a EE.UU. de pretexto para su “guerra contra el terrorismo” , que como instrumento para aterrorizar y destruir en Siria. Otros entes, presuntamente ajenos a Washington y también en discordia al parecer anárquica, son Movimiento Raskamboni, Azania Ahlu Sunna Waljama'a, Puntlandia, Galmudug  y Ximan & Xeeb.    
                   

Cifras incompletas afirman que los muertes desde 1991 hasta 1999 ascendieron a unos 700 000, con 1 900 000, refugiados, pero esos números han crecido lógicamente en los últimos 14 años.
                                      

Hay mucho que escribir sobre el particular y más cuando llegan informaciones de hace unos días de que unos 258 000 somalíes murieron de hambre entre octubre del 2010 y abril del 2012, entre ellos 133 000 niños.   
                                                                                                            

En ese ambiente de desestabilización e inestabilidad, el gobierno que tiene su sede en Mogadiscio ha perdido el control sustancial del Estado, el cual, realmente, nunca tuvo.                                               

 

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