El Nuevo Herald: Juguete de los ultras

El Nuevo Herald, con sede en Miami y cálidamente aliado a la ultraderecha de origen cubano, se ha convertido en un diario muy retórico y extremadamente ajeno a la objetividad.

Va tan lejos que ya funge como un descarnado portavoz de los enemigos de Cuba y de los grupos venezolanos antichavistas, como demuestran sus titulares y textos de cada jornada.

Uno de sus comentaristas que mejor sintetizan esa posición, Antonio María Delgado, se dedica a seleccionar ángulos que le faciliten presentar a la Venezuela de hoy como una suerte de Infierno.

Actúa por encargo, igual que colegas suyos denunciados por recibir dinero a cambio de tergiversar la imagen de cinco antiterroristas cubanos infiltrados en grupos violentos de Miami.

Este miércoles, bajo el titulo “General venezolano y cineasta son víctimas de la represión de Maduro”, habla de grupos armados chavistas en motocicletas “para intimidar a la población”.

Luego enmascara sus criterios al colocarlos en boca de otro para escribir que “los bandoleros del chavismo” son impulsivos e incluso abren fuego contra manifestantes de la oposición.

Los 9 muertos que hubo a continuación de las elecciones del 14 de abril eran conocidos seguidores de la Revolución bolivariana, así como una gran parte de los heridos.

Pero el comentarista del Herald trata de avalar sus afirmaciones refugiándose en un llamado cineasta estadounidense, Timothy Hallet, quien filmó actividades contra el gobierno bolivariano a raíz de las pasadas elecciones.

Hallet fue investigado y detenido bajo el cargo de ser un agente de la CIA, lo que explica su silencio respecto a los motociclistas de la ultraderecha que, entre otros vandalismos, hostigaron a emisoras televisivas.

También fue apresado el ex general Antonio Rivero, a quien videos mostraron en plena calle dando instrucciones sobre cómo proseguir creando disturbios.

El Herald dijo hacerse una vez más eco de la oposición al afirmar que esa reprimenda “es orquestada directamente desde La Habana”, y uno de sus jerarcas, Leopoldo López, llegó a declarar que Rivero “es un preso de los cubanos”.

 La publicación de Miami interpreta las citadas detenciones como parte de  una “ola  represiva” que busca silenciar los gritos de fraude que, por cierto, niegan miles de observadores nacionales e internacionales presentes en esos comicios.

A lo largo de años, el Nuevo Herald ha servido a la ultraderecha de origen cubano que comanda en esa ciudad Ileana Ros-Lehtinen, y desde 1999 se sumó allí a facciones venezolanas enemigas de la Revolución bolivariana.

Estas últimas han empleado más de una vez al Herald como el virtual  portavoz del fracasado candidato presidencial Henrique Capriles Radonski.

Lo dicho, unido al resto de sus ilustres antecedentes, le santifican  como el mejor ejemplo a citar en las escuelas de Periodismo sobre lo que jamás deben hacer sus egresados.