Graciela Lois: el triunfo está en la unidad

Graciela Lois: el triunfo está en la unidad
Fecha de publicación: 
7 Mayo 2013
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Graciela Lois nunca habla en singular, toda la conversación se teje alrededor de un nosotros orgánico, como si esa noción de colectivo fuera imprescindible, es tal vez el ancla que la mantiene firme en la causa que defiende o quizás la fuerza que la impulsa a vivir con alegría a pesar de todo.

“Nosotros” es su patria, su origen y su fin, no es plural de modestia, sino un concepto que se tatuó para siempre en el alma de esta argentina ¿Desde cuándo? ¿Desde sus primeros años de militancia, desde que la dictadura le arrebató la vida que había soñado, desde que prometió no parar de luchar, desde que tuvo que explicarle a su hija por qué papá no estaba?

Graciela trabaja en la Defensoría del pueblo de la ciudad de Buenos Aires y es miembro de la Asociación de familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas, durante su reciente estancia en La Habana compartió esta conversación con Cubasí.

Elegimos la Memoria

¿Qué importancia tiene para ustedes el hecho de que se hayan reabierto los procesos judiciales por los crímenes durante la dictadura militar en Argentina?

Yo creo que en general todo aquel que tiene algo para rendir, alguna situación donde tenga que rendir cuentas a la justicia tiene que hacerlo. La justicia dirá si es inocente o si es culpable, yo creo en  la justicia. De hecho cuando vuelva a Argentina yo tengo que ir a declarar sobre la desaparición de mi marido que es la desaparición de un grupo muy grande de nuestra facultad, donde estudiábamos arquitectura.

Es cierto que hay muchas madres que se murieron y no vieron y no saben, pero yo creo que lo que tenemos que lograr es saber, más allá de la justicia es el derecho de cada uno a saber dónde están los restos de los nuestros, habrá quienes no los encontremos nunca porque los tiraron al mar y la marea no los trajo a tierra, pero tenemos que saber…

Para llegar hasta acá ha habido un largo camino de lucha para todos ustedes…

Tuvimos un momento muy crítico en la historia que fue con Alfonsín, fue el primer presidente después de la dictadura y tuvo el primer gesto que fue juzgar a los militares, pero había divergencias en cuanto a cómo juzgarlos. Pero por presiones de los propios militares y sus familias se dictó la ley de “obediencia debida”, por la cual los altos mandos solamente tenían las responsabilidades y la de “punto final” donde se cerraron todos los juicios que se habían abierto en ese momento en los que se habían encontrado culpables desde el primero hasta el último de los militares.

El gobierno que siguió a Alfonsín decreta el indulto, que sería el moño al paquete de impunidad que tuvieron los militares, ahí la lucha se empieza a recrudecer en los foros internacionales. Cuando llegan los Kirshner el congreso en su mayoría vota la derogación de esas leyes y ahí empieza la apertura de los juicios.

¿Qué efecto ha tenido en la sociedad Argentina la reapertura de estas causas?

Yo creo que este es un momento en que por fin la gente entiende, porque antes era tan triste que nos decían: “por algo será”, y yo decía “sí, era por algo, para que vos pudieses estar hoy como estás”, “pero en mi familia, por ejemplo, no pasó nada”, sin embargo en todas las familias pasó algo, lo que no lo querían reconocer, tenían miedo o querían separarse, hoy, por ejemplo, en la última marcha que fue el día del golpe, nosotros los 24 de marzo hacemos una gran marcha, esta vez fue más grande que nunca…

Y es que historia no somos solamente nosotros, fue todo lo que trajo el golpe de estado, porque no solo ahora descubren que fueron secuestrados, desaparecidos, asesinados o presos los militantes populares, sino que además, por razones económicas, los militares secuestraban a gente y se quedaban con sus empresas.

Además,  Masera, que representaba a La Marina, tenía un proyecto político, por eso donde fue la Escuela de Mecánica de La Armada, dentro de la ciudad de Buenos Aires, hubo un centro clandestino, ESMA le decimos, y ahí él implementó algo que no implementó ninguna de las otras fuerzas: dejar sobrevivientes, pero qué sobrevivientes, gente muy intelectual, muy preparada. Dentro del casino de oficiales tenían un lugar que le llamaban pecera, ahí tenían, por ejemplo, a Girondo, que es el hijo de un poeta, de Oliverio Girondo, que sabía muy bien francés, leyendo Le Monde y haciéndole una síntesis de lo que se decía, era trabajo esclavo a los cerebros, tenían lo mejor, fueron separando y mandándolos a trabajar y ahí se fueron educando, aunque parezca mentira, y admiraban la mentalidad de los compañeros, así fue como el proyecto político de Masera se sostenía con el trabajo de los compañeros. Después se instala el Centro Piloto Paris en Francia y ahora estamos descubriendo varias cosas de esas mediante los juicios y la gente empezó a tener más conciencia de qué significó el golpe militar.

ESMA

 ¿Qué va a pasar con ese lugar ahora?

Ahora en este momento estamos trabajando para que eso, que fue un centro clandestino se convierta en un sitio de memoria, más que en un museo. Por suerte, antes de venir nos llamaron de Presidencia y nos dijeron tenemos noticias buenas, la Presidenta vio el proyecto y va a poner el dinero para que eso se haga, porque es para las generaciones futuras, para que sepan lo que pasó ahí, en medio de la ciudad.

Menen, por ejemplo, en el año 98, en enero, un mes de vacaciones para nosotros, firma el Decreto No. 3 de ese año, qué hace el señor, agarra desprevenido a todo el mundo y  decreta la destrucción de la ESMA para convertirla en un parque con un monumento de reconciliación. Yo digo, reconciliación con quien, primero que me digan la verdad y después si quiero me reconcilio, pero no hay reconciliación posible mientras no haya justicia y no haya verdad.

Entonces con una madre fuimos con un abogado, le pedimos que nos hiciera un amparo y presentamos el recurso, lo tomó un juez, estuvo mi marido ahí, la madre había perdido a su marido ya todos sus hijos, salvo a uno, que es periodista de Página12, que es Luis Bruschtein, entonces fuimos, nos presentamos y dijimos, bueno, no nos van a hacer caso… pues de golpe fue una explosión, lo tomó un juez por suerte que hizo un dictamen maravilloso en menos de dos semanas, un dictamen que fue histórico.

Después la gente decía: “están sacando cosas de allá adentro”, nos presentamos al mes siguiente con las cámaras. Dos camaristas y dos mujeres, una peor que la otra, y decidimos inspeccionarlo, nos acompañó el que era el defensor en ese momento del pueblo, su ayudante y dos diputados, Alfredo Bravo y Jorge Rivas, del socialismo.

Con ellos entramos a la ESMA y salimos muy mal de ahí, pero bueno, pudimos recorrerla, ver qué pasaba, ver los lugares y después de eso ya no pudieron tocar más nada y en un año y medio más o menos los nueve jueces de la Corte Suprema de la nación dictaminaron que no se podía tocar aquel lugar. Era la primera vez que la Corte anulaba una acción de un decreto presidencial a pedido de un particular. Yo me hice una promesa cuando supe que mis compañeros habían estado ahí: dije primero, voy a saber cuántos estuvieron ahí y segundo no me voy a detener hasta que sepa, aunque sea con un bastoncito.

ESMA

¿Qué papel están jugando las nuevas generaciones?

A partir de la muerte de Nestor Kirshner hubo como un renacer del compromiso en los jóvenes, ellos llenaron el velatorio de él y a partir de ahí se comprometieron con la militancia y me parece que esa juventud es el futuro, tienen muchas cosas que aprender, tienen que ser más abiertos, pero, por ejemplo, el Secretario de Derechos Humanos es un hijo de desaparecidos, o sea, están ocupando los puestos que hubieran ocupado sus padres, saltamos una generación, pero por suerte está esta generación que no es ajena a todo lo que ha pasado, que lo ha asumido de diferentes maneras, pero quienes lo asumieron a través de la militancia hoy está ocupando lugares estratégicos y me parece excelente que eso pase y para eso estamos también nosotros, para ayudarlos.

Mis hijos están comprometidos, no tengo en casa unos burguesitos de derecha. A veces yo lo reto a mi hijo y le digo vos tenés menos cintura política que un elefante, pero lo cierto es que escuchan y se forman, se preparan, estudian… entonces yo digo, bueno, ese es el futuro, no gente puesta a dedo porque es un artista o algo así, pero que sustancialmente no saben decir dos palabras seguidas cuando tienen que hacer un discurso, como pasa con los partidos de derecha, nuestros jóvenes lo que tienen que hacer es prepararse y leer y leer y estudiar y estudiar, es lo único que nos va a salvar a todos.

Las nuevas generaciones llenaron el velatorio de Néstor Kirshner

¿Y el activismo de la mujer…?

En general es el que impulsa más. En Argentina es muy típico que sean las mujeres las que asuman la militancia, uno ve siempre más mujeres en lo que hacen, por ejemplo, organismos de derechos humanos, pero para mí lo cierto es que la mujer tiene un papel importante, porque si no participa, retrae en la familia, entonces condiciona la militancia del otro. Eso también es lo que yo aprendí y lo que practiqué, porque yo no tuve luna de miel, nosotros nos casamos un viernes y el sábado había tarea, si yo no hubiese sido militante hubiera dicho y por qué, entonces yo creo que la mujer es muy importante y debe y tiene que participar.

¿Qué mensaje le trasmitiría usted a los latinoamericanos de hoy desde las experiencias que le ha tocado vivir?

Que construyéramos la Latinoamérica unida, que no nos separemos, que solamente unidos vamos a triunfar. Acá hablamos un mismo idioma, tenemos los mismos problemas y tenemos un enemigo común, se han repetido las mismas cosas impulsadas por la misma gente en Chile, en Uruguay, en Argentina, en todos los países, lo vemos ahora con lo que ha pasado en Venezuela y lo que está pasando en todas partes, tenemos que lograr la Latinoamérica unida por la que nuestros próceres, San Martín, Bolívar, dieron sus vidas.  El triunfo es que aprendamos de nuestra historia que en todos los países han sido los mismos los que han intervenido, que cada vez que había un movimiento que podía sacar o levantar cabeza venía uno y se la sacaba ¿quién era? El mismo, el mismo para todos, cuando Estados Unidos da el ok para un golpe, ahí se da, ahora ya los golpes no son cruentos, son civiles, invierten para que la prensa esté transformando noticias y no diciendo la verdad, cambiaron un método, por lo menos para Latinoamérica y por eso mismo tenemos que cambiar todos y comprometernos con el país y con toda Latinoamérica. Luchemos para que podamos ser independientes, pero independientes en serio, volvamos a ser solidarios los latinos porque tenemos alguien muy, muy poderoso que sigue siendo nuestro enemigo.

Marcha en Buenos Aires

Recién nos conocimos me decía que  quería volver a Cuba y conocerla mejor ¿Por qué, qué significa para usted esta isla?

Para mí Cuba es como el punto ese que uno antes de morir tiene que ver, tiene que vivir, tiene que andar, tiene que recorrer, por todo lo que significa para nuestra militancia que en los años 70 cuando los compañeros se tuvieron que ir del país pasaron por Cuba; Fidel, excelente, porque él los acogió aquí, les dio todo, la guardería de los chicos que sus padres no estaban o a lo mejor iban a hacer otras tareas quedaba acá en La Habana y los chicos que han sido criados aquí tienen su corazoncito mitad argentino, mitad cubano.

Algunos nos dicen  sos idealista, pero Cuba es lo que ha sido en mi corazón durante el tiempo que con toda la generosidad que tuvo el pueblo cubano nos salvó la vida, digo nos no porque yo estuviese, sino porque para mí el nos son mis compañeros, somos todos.

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