Voleibol cubano: Tanto va el cántaro a la fuente...

¡La redonda en movimiento, es el voly, el juego de los súper reflejos! Así solía iniciar sus narraciones de voleibol el colega René Navarro. No tuve el placer de verlo ni escucharlo en la década del 70 del pasado siglo, justamente cuando el deporte de la malla alta en Cuba tuvo su alborada en materia de resultados.

Poco más de 35 años han pasado desde que el elenco varonil se vistiera de bronce en Montreal 1976, exactamente ese lapso ha transcurrido desde que las mujeres se coronaran en el certamen del orbe de Leningrado, actual San Petersburgo, en 1978. Allí puede decirse, germinó su mote de Morenas del Caribe.

Mucho ha llovido desde entonces: cambios en la reglamentación, sistemas de puntuación, accionar sobre la cancha y hasta color de la esférica. Varias generaciones de voleibolistas más o menos gloriosas, pero… detengámonos en el año 2001.

 
Precisamente ahí se produjo el detonante de un fenómeno que nos ha golpeado por más de una década: la deserción de atletas. Desde entonces más de medio centenar de voleibolistas de calidad formados en Cuba han decidido probarse a otro nivel, jugar profesionalmente en otras ligas donde se concentran los mejores del mundo y se gana como tal, sacrificando a su selección y renunciando a su país y público. Aquella estampida la protagonizaron Ángel Dennis, Ramón Gato, Ihosvany Hernández, Leonel Marshall, Yasser Romero Mayeta e Iván Benito Ruiz. Pasan por mi mente ahora muchos nombres, tantos como para formar dos sextetas en cada sexo.

 
Pero eso, a pesar de ser la génesis o antecedente de estas palabras, no constituye la esencia.

La última clarinada la han dado Wilfredo León y Yohandri Díaz, quienes solicitaron la baja del equipo nacional y la Federación se las denegó, por encontrarse en una etapa crucial de la preparación rumbo a la Liga Mundial. Incluso, al persistir en su determinación tras varias conversaciones su actitud fue considerada una indisciplina grave y fueron sancionados, según explicó Ariel Sainz, nuevo comisionado nacional desde el 7 de enero en la primera reunión INDER-UPEC del presente año.

Ese es en fin la esencia de la cuestión, Yoandri incluso manifestó su intención de jugar la presente Liga, ir preparando a el próximo pasador titular y luego ser liberado, a lo que se había accedido.

Antes el éxodo había plagado las filas del plantel femenino: Kenia Carcacés, Yanelis santos, Giselle de la Caridad Silva y Wilma Salas pusieron pies en polvorosa, por lo que bastante debilitada quedó la actual preselección de 36 jóvenes cuyo objetivo será borrar la diferencia que hoy las separa de elencos como República Dominicana, Puerto Rico o México, desventaja que se puso de manifiesto en el pasado torneo NORCECA efectuado en La Habana, clasificatorio para el Mundial Juvenil de este año.

Nuestro cuadro se halla centrado en clasificar durante la Copa Panamericana de junio en Perú para el Grand Prix del 2014. En la venidera cita de este último evento, a partir de agosto, la intención será foguear al sexteto para estabilizarlo. Las antillanas también jugarán en China, el mes entrante.

Nada, prácticamente desmembradas las huestes antillanas, sin su pasador titular y su capitán, por demás eje ofensivo y de la recepción.

SECUELAS Y MISCELÁNEAS…

Un fenómeno complicado y que sin dudas hay que tratar de neutralizar. En lo personal soy del criterio que el profesionalismo en su justa medida conlleva a elevar los niveles de juego, tanto individual como por  colectivos, da una visión de los posibles rivales y reduce el margen de error del accionar sobre la cancha. Claro está, no quiero que esto se interprete como mercantilización desmedida, otro “flagelo” deportivo del cual últimamente no hemos podido escapar.

¿Qué se encuentra entre los mejores del planeta rematando, sacando y surcando el mondoflex con sus 2.03 metros, 95 kilogramos y sin contar 20 años aún? Es cierto, que su decisión, cualesquiera que hayan sido los móviles se produjo en una coyuntura extremadamente errada, también lo es.

Mucho debió haber pensado en sus compañeros de equipo, prestigio del voleibol cubano y su pueblo. Ese que tantas veces vitoreó en el coliseo: ¡Vamos León, rematazo estremecedor del rey León!

En fin, pienso que mucho más saludable para el voleibol cubano sería contar con los servicios de Nancy Carrillo, Daimí Ramírez, Rosir Calderón, Kenia, Maykel Sánchez, Javier González, Raidel Poey, Osmany Juantorena, Osmany Camejo, Robertlandy Simón, fernando Hernández  y compañía…

Los tiempos cambian, nuestra sociedad y economía también, transformaciones que necesariamente tiene que estar acompañadas de un cambio de pensamiento. Pongamos dos ejemplos como miscelánea:

En calidad de atacador auxiliar (receptor) Osmany Juantorena en cuatro temporadas con el club Itas Diatec Trentino italiano lo ha ganado todo, siendo elegido tres veces como MVP (most valuable player por sus siglas en inglés) del Mundial de clubes. Su dorsal con el número cinco es temible y  discute el título de la Liga italiana net por medio con el central Robertlandy Simón, considerado con sus 2.06 metros, arte para bloquear, explosividad y servicio endemoniado entre los mejores de su posición. Este último milita en el Copra Elior Piacenza.

Potencia, estamina y calidad en  una serie al mejor de cinco partidos y en la cual el Trentino, fiel a su condición de tres veces rey de la lid del orbe de clubes, se impuso tres sets por uno en el desafío inicial.

Esto es tan solo una pincelada. De la manera más sensata hay que revertir la situación de nuestros conjuntos de voly, para que murallas color chocolate y nuevas Morenas del Caribe nos deleiten una vez más con sus acciones y regresen los vellocinos a sus vitrinas. Y por encima de todo, para que tanto no vaya el cántaro a la fuente.