Washington: Cañonazos contra Maduro

Desde la capital de Estados Unidos salió una orden, concentrar nuestro fuego contra el candidato presidencial venezolano Nicolás Maduro, porque es Hugo Chávez Frías con otro nombre.

Así, desde los más pequeños hasta los más conspicuos recaderos de Washington se desplegaron disciplinadamente para cumplir el pedazo que les corresponde.

Uno de ellos, el Nuevo Herald, decano entre los recaderos, tomó tan a pecho el asunto que no vaciló en desnudar sus tiernas relaciones con los servicios estadounidenses de espionaje.

Este martes encabezó su primera página de la siguiente manera: “Agente de Hezbolá con pasaporte diplomático de Venezuela”, y luego agregó versiones de Inteligencia sobre el tema.

Su película de misterio se inicia cuando afirma que esas fuentes le dijeron que Ghazi Nasr al Din, “señalado por el gobierno de Estados Unidos” como uno de los más importantes representantes de Hezbolá en Venezuela, ha sostenido largas relaciones con Maduro.

Este último le ha proporcionado cubierta a Ghazi, la persona que controlaba todas las actividades de Hezbolá en Venezuela, “dijo una de las fuentes que habló bajo condición de anonimato”.

Otra de las versiones amplificadas por el Herald sitúa a  Nasr al Din en sostenida línea de comunicación directa con Maduro cuando este era Canciller.

La publicación recordó que un ex subsecretario de Estado, Roger Noriega, llegó tan lejos como a decir en el Congreso que funcionarios venezolanos de alto rango “se han convertido en agentes de Hezbolá”, brindando respaldo material y logístico “para las operaciones terroristas del grupo”.

Después Noriega fue entrevistado por el Herald y allí manifestó lo que Washington espera de cara a las elecciones del 14 de abril: temor de que la Revolución bolivariana, ahora con Maduro en el timón, “se acerque aún más a esa organización terrorista”.

El mandatario encargado tachó a esos pronunciamientos como demenciales, y este lunes reveló que hizo llegar un mensaje a la Casa Blanca donde advierte: “presidente Obama, pare a esos locos que usted tiene”.

Maduro añadió que Noriega y el también ex subsecretario de Estado, Otto Reich, siguen conspirando y manejando mucho dinero para destruir la paz social en Venezuela.

Subrayó que, si ustedes lograran perturbar con esos locos la vida social de nuestro país (…) lo que podrían provocar es que esta revolución cambie de carácter y pase de la pacífica revolución que hemos tenido (…) a otras formas de hacer revolución…en búsqueda del respeto a la soberanía de nuestro pueblo”.

De la tensa coyuntura que afronta Venezuela se deslizan, entre otras, algunas conclusiones momentáneas.

Una es que el gobierno de Estados Unidos, previendo un descalabro de sus hombres en las elecciones del 14 de abril, concentra la mayor parte de su artillería política y propagandística contra Maduro, para tratar de imponer que su victoria sea lo menos contundente posible.

Cada vez más los aparentes elogios a Chávez van dirigidos a subestimar la estatura como dirigente de Maduro, sobre todo cuando corroboran la firmeza y lealtad con que prosigue la causa chavista.

No ha cesado, ni al parecer se detendrá, la acida campaña “ultra” contra la legitimidad de las elecciones y, en especial, contra el Consejo Electoral Nacional y sus llamados acompañantes, aparente señal de alguna carta oculta enfilada a arañar la validez del proceso.

Dadas  las indicaciones apuntadas en los últimos días, no es posible descartar que grupos minoritarios que estimule la ultraderecha y el abundante dinero de que disponen traten de protagonizar algún que otro desorden público.

Pero la conclusión esencial es que los pronunciamientos y acciones de los enemigos del chavismo no denotan verdadera fortaleza ni verdadera seguridad, más bien un justificado pesimismo.