En restauración, también el amor salva

En restauración, también el amor salva
Fecha de publicación: 
19 Octubre 2011
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Todos entendemos al Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, cuando afirma que los trabajos de restauración demuestran que el amor salva.

Y es porque más allá de presupuestos y planes, en el rescate de las obras patrimoniales va una gran cuota intangible, de deleite, pasión, y hasta patriotismo, según el caso.

Por ello se reciben tan bien los Premios de Conservación y Restauración de Monumentos.

Entregados desde el 2003 por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, tienen el fin de estimular la protección y el rescate de esas instalaciones de un extremo a otro de este archipiélago y a nivel local, así como también del patrimonio edificado, histórico y natural del país, con lo cual se distingue además, a los especialistas que trabajan en ese sentido.

Este año el mayor lauro en la categoría de restauración correspondió a la Casa de la Diversidad Cultural camagüeyana, también reconocida con el Premio Especial de la Unión de Arquitectos e Ingenieros de Cuba y el de la filial cubana del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios.

Nunca antes los tres estímulos recayeron en un mismo proceso restaurador, de ahí la multiplicada alegría del equipo de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) encargado de la rehabilitación del señorial inmueble, rescatado de un ostensible deterioro.

Valedero esfuerzo que la hizo sobresalir entre las nueve nominaciones en el acápite de restauración, en el cual las Menciones fueron para el Mausoleo de los Mártires de Artemisa, el hostal La auténtica pérgola, de Villa Clara, y se reconoció la ambientación y diseño de interiores del recientemente restaurado hotel Palacio San Felipe y Santiago de Bejucal, en La Habana Vieja.

Situada frente a la otrora Plaza de Armas, hoy parque Agramonte, la Casa de la Diversidad Cultural camagüeyana atesora las principales pinturas murales del sector civil en la provincia.

Ubicada en un área declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, ya desde sus inicios, a comienzos del siglo XVII, representó una joya para la arquitectura de la localidad, reafirmada a principios del siglo pasado cuando sus propietarios hicieron cambios en la fachada, para dialogar con los códigos arquitectónicos imperantes.

La vivienda tuvo varios inquilinos y encomiendas, hasta pertenecer a la OHCC, encargada de devolverle funcionalidad y belleza para cumplir el principal objetivo: propiciar y promover un espacio de intercambio que favorezca la pluriculturalidad, y fomentar el desarrollo de opciones académicas en aras de incrementar el conocimiento de la cultura en el territorio.

Por ello en sus cuatro salas expositivas pueden apreciarse muestras de los oficios, la música, la danza y las creencias populares, elementos que subsisten en la cotidianidad del camagüeyano, aderezados por la policromía de las diferentes inmigraciones a la ciudad, sobre las cuales aquí se incentiva a investigar y a la vez divulgar.

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