Melvis Santa, fiel a sí misma

La cantante cubana Melvis Santa estará próximamente en concierto para presentar su disco “Santa Habana”, una suerte de declaración de principios, ya que muestra disímiles facetas de una joven intérprete que ha despuntado con éxito en su carrera en solitario.

El álbum, producido por BIS MUSIC, es el primero de Melvis, a quien descubrimos hace unos diez años en el cuarteto vocal Sexto Sentido y que luego fue parte del proyecto Interactivo de Robertico Carcassés.

“Santa Habana” tiene de todo lo que le pueda gustar a un buen amante de la música cubana y sus influencias por muchos ritmos foráneos. En especial la voz de Melvis, suave y diáfana, fluye con tanta naturalidad que pareciera no necesitar artilugios. Ella canta y nos encanta.

En este álbum Melvis muestra su versatilidad y comparte con músicos como Yaroldi Abreu, Julito Padrón, Insurrecto, Francis del Río, Manolito Simonet, y su hermana Brenda Navarrete. “Sé a dónde voy y de dónde vengo”, dice uno de los temas, mezcla de guaguancó con rap.

La cantante no abandona el sello por el que la conocimos: el jazz y la música norteamericana, y al mismo tiempo nos devela en “Santa Habana” una sonoridad más cubana, permeada de infinidad de estilos y géneros.

En un momento de descarga durante el cual la intérprete, que es también una gran improvisadora, nos mostró sus videos clips y nos regaló canciones, Cubasí conversó con ella.

“Con este título mi disco quiere personalizar La Habana. Es la ciudad en la que nací y tiene un nombre que, si bien ha sido muy empleado en la música, siempre suena lindo. Después de siglos de historia La Habana merece ser santificada”, comenta Melvis.

¿Por eso nombraste así a tu primer disco? ¿Qué te inspira de La Habana?

Me inspira su historia, su mar, su gente y su magia. Mientras más viajo más lo siento. Cada día disfruto de su sencillez. La Habana es madre, acoge al que se le acerque, no le es ajeno nada.

Cada canción de tu álbum es diferente a la otra. Para hacerlo tuviste invitados de varias tendencias, ¿cómo lograste conjugar toda esa diversidad?

La idea era desafiante. Yo quería fusionar todas las influencias acumuladas por mí hasta el momento y exteriorizar mi propio sonido. Por eso escribí yo misma las letras y la música (con ayuda de Germán Velasco en los arreglos). Quería ser fiel a mí misma.

¿Era una manera de mostrar cuántas Melvis Santa podemos conocer?

Era definir una Melvis. Buscarme a mí misma, experimentando, explorando sensaciones. En toda esa música confluye un concepto, el de latin soul, eso es lo que defiendo.

¿Qué es lo que más disfrutas del trabajo en solitario?

La libertad para escoger y filtrar lo que realmente me interesa, lo que me define. De esta forma puedo discernir mejor lo que va o no conmigo, si bien siempre me ha interesado probar con cada género en la música.

En la película “Siete días en La Habana” vimos una nueva faceta tuya, la de actriz, ¿cómo fue esa experiencia?

Gracias a la música fue que obtuve ese papel en “Siete días…” porque ellos necesitaban una actriz que cantara. Me gustó mucho el trabajo en el cine con el realizador Julio Medem, que dirigía uno de los cortos del filme. Él me abrió puertas, me mostró una nueva manera de enfocar la representación. Simplemente me enganché y sentí que quería más de eso. También hice teatro musical con la compañía de Yoldance.

Por lo que entendí piensas dedicarte a eso también e ingresaste en esa carrera en el ISA. ¿Cuánto crees que la actuación pueda aportar a tu vida musical y viceversa?

Sí, estoy estudiando actuación en el ISA y creo que eso me aportará muchísimo porque para mí la actuación desarrolla el conocimiento interno del ser humano.

En la película eres una joven cantante que duda entre quedarse en Cuba o irse con un empresario al extranjero. ¿Cómo ves tú esa realidad?

En realidad ese corto es una versión moderna de Cecilia Valdés, adaptada por Leonardo Padura. Ella no se ve obligada a irse con el extranjero. Ella es una joven artista que aspira a triunfar y a llevar su música por el mundo. Conoció a un empresario que no es el típico hombre desagradable de negocios, sino un joven del que ella puede enamorarse.

La duda del personaje está en reconocer si ella está deslumbrada por lo que él le ofrece o si realmente puede seguir con su vida y su otra pareja (un deportista cubano).

Creo que muchos jóvenes se identificaron con ese corto porque muestra algo de lo que vivimos; es cierto que estamos limitados económicamente, pero tenemos el apoyo de la gente que nos quiere. Al final de la historia triunfa el amor y eso es lo más importante.