Festival del Habano homenajea Partagás, Montecristo y Vegueros

El nombre original es Flor de Tabacos de Partagás, que comenzó su camino en 1827 en hombros de Don Jaime Partagás.

Ese súbdito de la corona de España compró vegas en las regiones de Vuelta Abajo y Semi Vuelta, las de más prestigio como productoras de tabaco (en la provincia de Pinar del Río, la más occidental de Cuba).

En 1845 levantó su industria en una de las áreas céntricas de La Habana, donde precisamente se encuentra aún hoy con cuatro plantas y una fachada digna de recordación, justo detrás del edificio del Capitolio Nacional.

La obra de Partagás no fue interrumpida pese a su muerte temprana en 1861 en los propios campos cubanos, que amaba entrañablemente. Luego de muchos devaneos, y cambios de propietarios, aun prevalece esta marca con fuerte impacto en el mercado.

Con fecha de aparición en 1935, Montecristo también tuvo procedencia en las hojas de Pinar del Rio. Lo curioso es que un siglo después de la novela El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, un asturiano empleara ese nombre en una marca de tabaco.

Cuentan que ese era el libro predilecto de los tabaqueros, quienes pedían repetir su lectura a quienes realizaban esa labor cultural en las salas de torcedores, por tanto el español Alonso Menéndez aprovechó la predilección para bautizar a sus puros, que llegarían con ese nombre hasta nuestros días.

Por su parte, Vegueros es una palabra muy interesante para la industria del puro pues se refiere a un oficio: aquella persona encargada de atender los sembrados de tabaco, que aquí se denominan vegas.

La historia de la marca de Vegueros nace en 1982, cuando los torcedores de Pinar del Río liaban puros en hoteles y centros recreativos frente a los visitantes extranjeros.

Rápidamente, los visitantes quisieron degustar esas vitolas y se adhirieron a tal gusto. Entonces se comenzó a producir un puro bajo el nombre de Tabacos de Cuba, que luego se transformó en Vegueros.

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