Gloria, filme del chileno Sebastián Lelio, entusiasmó a la Berlinale

El público de la Berlinale salió el domingo entusiasta de la proyección de Gloria, del chileno Sebastián Lelio, filme en concurso por el Oso de Oro que cuenta la historia de una mujer de 58 años, divorciada, que decide no quedarse sola, saliendo a bailar, en busca de un nuevo amor.

Interpretada por la actriz Paulina García, Gloria, quien ya es abuela, encuentra en una de esas fiestas a Rodolfo (Sergio Hernández), un exoficial de la Marina mayor que ella, con quien vive un romance intenso hasta que resurgen los miedos, los prejuicios, la cobardía, sobre todo de parte de él.

Sebastián Lelio, de 39 años, dijo que el punto de partida de su película había sido interrogarse acerca del mundo de su madre y sus amigas, reseñó AFP.

«Junto con Gonzalo Maza, el coguionista, nos preguntamos de manera cándida si había una película posible en ese mundo. Fue una gran sorpresa descubrir las fiestas de solteros adultos en Santiago ¡oaouuuh!, es un planeta lleno de vida», dijo con énfasis.

«Nosotros somos algo más jóvenes que los protagonistas, pero estamos en el mismo proceso, un poco antes: ¿qué hacer con este tiempo que tenemos antes de la muerte? Hay encrucijadas evolutivas, salir a bailar o guardarse en un cajón», recalcó.

Los espectadores salieron del Palacio de la Berlinale contoneándose con la música del filme, sobre todo con Gloria, la canción de Umberto Tozzi.

«Hay una conexión entre la vida privada de Gloria, en lo que ella reivindica, y la sociedad chilena actual. Hay chispas entre su historia individual y la de nuestro país», reconoció Lelio.

En la mesa, en las fiestas, los personajes discuten acerca del Chile actual, y en algunas escenas se ven manifestaciones estudiantiles.

«La principal inspiración para esta película es la vida misma, lo que una ciudad como Santiago genera, algo debe significar lo que somos como sociedad. El filme le hace reverencias a la poética de la vida cotidiana», dijo el realizador, quien se dio a conocer en 2006 con su filme La sagrada familia.

«Chile está cambiando de manera vertiginosa, a tropezones gigantes, en un proceso de ensayo y error en el que todos estamos involucrados. La sociedad chilena se está autodescubriendo, y en eso no es tan disímil a Gloria», reconoció.

«Está apareciendo una nueva sociedad, a ratos tenemos una mirada oscura, pero hay otra luminosa, reivindicativa. La gente mayor que está soltera ha sufrido todos los golpes que ha sufrido el país. Pero no solo se sobrevive a los golpes, se renace y se reinventan maneras de seguir adelante», dijo Paulina García.

Una de las principales referencias de la película es la canción Aguas de marzo, de Tom Jobin. «El tono de la película es el de una bossa nova, un equilibrio entre risa y llanto, caminando por un filo dulcemente doloroso y una ternura», reconoció el director.

Lelio dijo igualmente que al contar la historia de Gloria, «abordamos un tema al que se están enfrentando las sociedades: la vida se alargó, acercarse a los 60 años ya no es como era antes, cuando la gente se guardaba en casa y dejaba de vivir».

«A esa edad se abre ahora un nuevo capítulo, un nuevo episodio de vida. El mundo está lleno de Glorias, no solo en Chile, sino en España, en Francia, en Alemania. La película reivindica los derechos de esa generación a seguir viviendo, bailando, con el convencimiento de que aún queda mucho camino por delante», añadió.

Sergio Hernández, el actor ya maduro que interpreta al amante de Gloria, reconoció que en Chile una parte del público se puede «asustar con nuestra pasión de adultos mayorcitos, porque somos una sociedad bastante hipócrita, tenemos que rescatarnos nosotros mismos».

«Los adultos tienen sus pasiones y hacen el amor como nunca, tal vez mejor que antes, aunque tal como mi personaje, somos controvertidos, asustadizos, nos sentimos culpables. El desarrollo de la mujer ha sido muy fuerte, mientras que los hombres nos hemos quedado rezagados, tenemos miedo a confrontarnos a las rupturas, a la realidad de la pareja, disimulamos», añadió.

«Somos cobardes, nos sale esa cosa pendeja, como decimos en Chile, infantil, un poco como Peter Pan. Y comenzar un nuevo amor nos asusta», afirmó.

Lelio dijo que el mundo tiene «una obsesión enfermiza con la juventud. Lo valioso es que Gloria al final se conecta con la fuente de su propia dicha, ella sola está conectada con algo que está en su interior».

El proyecto Gloria nació con buena estrella porque fue premiado en la sección Cine en construcción del Festival de San Sebastián, y Lelio obtuvo en 2012 una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD), del ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, para el montaje del filme en Berlín durante varios meses.

Lelio reconoció que el cine chileno está atravesando por un buen momento, «hay una gran expansión», y añadió que era un orgullo estar ligado a los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, sus productores.

«Ellos son un bastión, un semillero de mucha potencia. La nueva generación del cine en Chile, o la más reciente, ha establecido un diálogo entre sus películas. Gloria tiene que ver con Tony Manero, de Pablo Larraín, o con Bonsái, de Cristian Jiménez», dijo.