Marihuana vetada
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La misma noche en que Barack Obama supo que se mantendría por otros cuatro años en la Casa Blanca, los estados de Colorado y Washington aprobaron la posesión legal de marihuana. La decisión despertó grandes polémicas, también dentro del universo deportivo. ¿Cómo manejarían este complicado tema las ligas profesionales estadounidenses con equipos en esos estados?
De acuerdo con la votación popular, en Colorado y Washington las personas mayores de 21 años podrán tener en su posesión hasta 28 gramos de marihuana y cultivar un máximo de seis plantas; aunque el uso público de esa droga, así como la conducción bajo los efectos de ella, continuarán prohibidos; mientras su comercialización demorará al menos un año.
¿Qué significa esto para el deporte? Si los atletas se guiaran por las nuevas leyes estatales, entonces, por ejemplo, los integrantes de los Broncos de Denver y los Halcones Marinos de Seattle, en la NFL, podrían consumir, sin temor, marihuana, pues ambas selecciones juegan en los «estados permisivos». Algo similar ocurriría con selecciones de la NBA, NHL y las Grandes Ligas.
La respuesta de la NFL fue inmediata. El portavoz de esa liga, Greg Aiello, aseguró que la marihuana seguirá incluida en el programa de abuso de sustancias, por lo que la organización no permitirá que los jugadores consuman esa droga, ni siquiera en Colorado y Washington.
De acuerdo con Aiello, los atletas continuarán sometidos a las pruebas antidopajes reglamentarias; además, cualquier infractor por marihuana será sancionado, según el reglamento establecido por la liga. La NBA también garantizó que mantendrá su política actual contra el doping; aunque desde diciembre de 2011 esa liga detuvo la realización de controles fuera de la temporada regular, por lo que abrió el camino para que los jugadores utilizaran cualquier sustancia ilegal que desapareciera del cuerpo en un breve período. Algo así como «no la uses durante el torneo»; pero «después no nos interesa lo que incorpores a tu cuerpo».
El consumo de marihuana parece ser habitual en la NFL. Al menos así lo reconoció Lomas Brown, un exjugador que trabaja ahora como analista de la cadena ESPN. Según Brown, la mitad de los atletas fuman cigarrillos con la sustancia ilícita. Otro reportaje de la televisora CBS mostró una realidad aún más preocupante: cuatro de los diez talentos más prometedores del fútbol americano colegial han dado positivo en controles antidopaje por marihuana.
Los datos ofrecidos por la NCAA —la asociación que agrupa a las ligas universitarias de Estados Unidos— ilustran la extensión del problema: más del 22 por ciento de los jóvenes que participan en sus campeonatos fuman marihuana.
Lamentablemente, el fútbol americano no es la única modalidad afectada por la adicción de los atletas a la marihuana. Uno de los escándalos más recientes fue el que protagonizó el boxeador mexicano Julio César Chávez Jr. Este peleador cayó en un cerrado combate contra el argentino Sergio «Maravilla» Martínez. Como el duelo tenía una enorme bolsa de premios, Chávez ingresó a su cuenta bancaria más de tres millones de dólares.
En el examen antidoping que le realizaron después del veredicto, se reveló que el mexicano había fumado marihuana antes de subir al cuadrilátero. Esto provocó sanciones por parte del Consejo Mundial de Boxeo —con sede en México— y la Comisión Atlética de Nevada.
¿Qué sucedería si, en un futuro que para muchos no es lejano, se extendiera la legalización de la marihuana en Estados Unidos? El exjugador de fútbol americano Nate Newton, seleccionado en seis ocasiones para intervenir en el Pro Bowl y con una afición conocida por las drogas, lo tiene muy claro: la NFL se vería obligada a cambiar sus políticas.
Para Newton, en declaraciones ofrecidas al diario USA Today, el uso de la marihuana «es algo que no se puede detener. Cuando los 48 estados restantes la legalicen, ¿qué va a hacer la liga? ¿Decirles a los jugadores que no pueden hacerlo? Vamos. Eso es una broma».
Un panorama deportivo donde los atletas utilicen legalmente la marihuana como estimulante antes de lanzar una pelota de béisbol, nadar en una piscina, saltar una valla, atrapar un pase de touchdown o anotar un gol, sí sería una broma, pero de muy mal gusto.
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