Internet a la medida

A partir del venidero semestre, los estudiantes de tercer año de periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana podrán aprender, como asignatura optativa, un modo distinto de interactuar con la red de redes. Luego, es posible que esas enseñanzas se multipliquen a toda la UH; más tarde, a otras universidades de la Isla, y finalmente, a Latinoamérica.

Hiperactiv@s.uh es el nombre inicial de este proyecto, ahora derivada en asignatura a partir de su lógica teórica y metodológica.

No es poca cosa si se toma conciencia de lo instrumental que hasta el momento han resultado los aprendizajes referidos al mundo digital y la multimedialidad. Y más trascendente aún resulta la noticia cuando se sabe que el proyecto fue ideado por una recién graduada de Periodismo que ha “preferido hablar de lo imposible, porque de lo posible se sabe demasiado”: Yohana Lezcano Lavandera.

Con 23 años y unos ojos tan expresivos y grandes como sus ganas de mejorar el mundo, Yohana explica a Cubasí en qué consiste el necesario proyecto, sometido ahora a consideración de un tribunal de la UNESCO, en París, que deberá elegir entre varios candidatos para apoyar su extensión.

“En un principio, -explica Yohana- fue ideado para mi tesis de licenciatura y así se defendió. Se trataba de un grupo de estudiantes universitarios de muy diversas carreras que nos propusimos transformar nuestras prácticas comunicativas en Internet. Es la complicidad de narrar la vida desde sus colores, sonidos, sabores y olores, es la satisfacción de enrumbar un horizonte común, es compromiso, entrega, motivación, responsabilidad social y unas ganas tremendas de reconvertir la Web desde una conciencia crítica emancipatoria.”

Al preguntarle por esa conciencia crítica con resonancias tan mayúsculas y de academia, la muchacha ríe como solo pueden hacerlo los jóvenes de estos tiempos, y aclara:

-El asunto es que no hay por qué “tragarse” todo lo que te indican las redes sociales y la red de redes en general. Cada cual tiene que tener una capacidad de discernimiento y decisión de acuerdo con sus necesidades. Lo de crítica, porque todos somos sujetos críticos, que es decir con criterio; y lo de emancipatoria, porque hay que aprender a emanciparse, a liberarse de las prácticas dominadoras de la Internet; que sí las hay y son muchas, lo que pasa que no nos damos cuenta. Seguir mansamente todas las reglas de juego que propone una aplicación es una manera de ser dominado. Por ejemplo, ¿por qué Facebook me manda amigos que no quiero tener?

Yohana, quien es una apasionada de la Red de Educación Popular y en ella forma parte activa del nodo docencia-investigación, explica que su tesis sobre el empoderamiento ciudadano en la Web, contemplada como caso de estudio único, ofrece herramientas tecno-comunicativas y explica por qué y para qué queremos y necesitamos empoderarnos en la web desde la gestión de proyectos propios, auténticos, diferentes de acuerdo a la experiencia vivida por cada persona y proyectados a mediano y largo plazo con objetivos concretos.

La vocación universitaria de crear espacios académicos no solo como observatorios críticos, sino como lugares de interacción directa con la sociedad, para mejorarla, sustenta este empeño. A pesar del bajo índice de penetración que todavía tiene la Internet en la Isla, la autora comenta convencida:

“Ahora no son muchos los que tienen la posibilidad de acceder a Internet, pero llegará. Y las universidades, con el limitado acceso que tienen, pueden hacer más y servir de intermediarias entre los conectados y los que no lo están, para ir cerrando un poco esa brecha. Además, si las posibilidades que ofrece el ciberespacio se conocen desde un punto de vista menos utilitario, instrumental, podemos, desde nuestros propios lenguajes, difundir y defender mejor nuestras realidades.

“Es verdad que suena un poco quijotesco, pero con mi tesis se lograron cosas importantes; por ejemplo, poner a un estudiante de contabilidad, quien nunca antes lo había pensado, a escribir para un blog.

“Este proyecto se propone defender la utopía posible porque tributa a una sociedad más cooperada y enseña a la gente a discernir para no caer en ingenuidades políticas. A la vez, incentiva a que trabajemos más unidos, promueve el desinterés, los afectos, el cariño… y no solo entre las personas, también implica querer más a Cuba y al mundo, pero mejores.”