El caso sirio: Sin solución a la vista

El caso sirio: Sin solución a la vista
Fecha de publicación: 
26 Diciembre 2012
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La crítica situación que atraviesa Siria no solo parece lejos de arribar a una solución pacífica al conflicto que la envuelve, sino que se agrava cada vez más, con la llegada de militares británicos y holandeses a la frontera turca para instalar los misiles Patriot enviados por Estados Unidos;  la continuada entrada de mercenarios de todo tipo, hasta europeos “convertidos al Islam”, al país para enfrentarse al ejército de Damasco, y la utilización de nuevos y sofisticados explosivos por los terroristas, que pueden reducir una manzana completa a escombros. 

Es de destacar la resistencia de Damasco a todo tipo de chantaje, como ese de que pudiera emplear sus armas químicas contra el pueblo y la aquiescencia de este a unirse, ante los elementos internos y externos faltos de escrúpulos que no se detienen ante nada para derribar al único gobierno árabe en el Medio Oriente que ha mantenido una posición antimperialista y antisionista, de apoyo a los palestinos y a la resistencia libanesa que pone cara a los desmanes israelíes en el sur del pequeño país.     

Hasta ahora Rusia y China han impedido toda acción desde un marco legal contra Siria, pero Estados Unidos, sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, las monarquías reaccionarias del Golfo y otros entes de la llamada Liga Árabe no cejan de conspirar contra la paz.     

En este contexto, otros cinco barcos de guerra rusos se han dirigido al Mediterráneo, mientras se refuerza la  presencia militar de Moscú en el puerto sirio de Tartous, ante los designios imperiales de doblegar a toda costa a Siria.  

Ello forma parte de un plan elaborado luego del asesinato del líder libio Muammar el Ghadaffi y la caída de Libia en manos de ladrones y asesinos al servicio de los monopolios europeos y norteamericanos que anhelan apoderarse del petróleo y de los recursos hidrográficos. Precisamente, esta guerra por la energía ha conllevado a tratar de derrocar al gobierno sirio para lograr el aislamiento y “castigo” a Irán por mantener una soberana política nuclear que asegura es de carácter pacífico.    

Este panorama surge en medio de la exageración y mentiras de los medios de información occidentales acerca de que la violencia en Siria solo era ejercida por Al Assad, para tratar de ocultar que grupos opositores armados fueron los que iniciaron la confrontación, apoyados por personal externo con esmerada preparación para acciones de sabotaje e implantar el miedo en la población.       

En varias ocasiones, Damasco dio pruebas de colaborar en el restablecimiento de la paz, enmendar errores y mejorar la situación de la población; ordenó la retirada de tanques y soldados de las calles, la liberó presos políticos, decretó una amnistía total y celebró elecciones parlamentarias.  

Pero todo resultó inútil, ante la falta de voluntad de una oposición que, instigada desde el exterior, llamó a la invasión del país para que le facilitasen el ascenso al poder.  

 Washington, abiertamente, conminó a que ningún detractor del gobierno entregara las armas, instó a continuar la lucha fratricida y maniobró para que mercenarios llevaran la voz cantante en la agresión.  

Así, se recrudecieron los enfrentamientos, en tanto la Liga Árabe culpaba solo a Damasco y le aplicó sanciones.

Por pedido expreso de Arabia Saudita -y el apoyo de Turquía- suspendió a Siria como miembro de la entidad, lo mismo que hizo con Libia, como paso previo a la intervención de la OTAN.    

Pero la posibilidad de que Siria se convirtiera en una nueva Libia fue descartado por el Canciller qatarí y presidente de turno del Consejo de la Liga, Hamad bin Yasem al Zani: “Nosotros no hablamos de armar a la oposición ni de exclusión aérea”. Pero los verdaderos amos de la situación opinaban otra cosa.   

La Unión Europea amplió las sanciones sobre aquellos individuos relacionados con el Presidente sirio, como el ingreso a la zona euro y la suspensión de créditos del Banco Europeo. Pero ello fue solo una bicoca y forma de distracción, porque francotiradores y mercenarios comenzaron a eliminar al equipo dirigente, hicieron volar dependencias estatales y, lo más criminal, comenzaron a asesinar a toda la población de los poblados, entre ellos niños, mujeres y ancianos, que consideraran simpatizantes del gobierno.    

 En este panorama se encuentra el caso sirio, sin solución a la vista,  ante la contemplación pasiva de una gran parte de la comunidad internacional a merced de la mentirosa propaganda y, ¿por qué no decirlo?, del miedo a la represalia imperial y a verse envuelta en un conflicto mayor.

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