En busca del coreógrafo perdido

En busca del coreógrafo perdido
Fecha de publicación: 
17 Diciembre 2012
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De los poquísimos creadores jóvenes interesantes que muestra la danza cubana hoy, resalta el nombre de Osnel Delgado, ex primer bailarín de Danza Contemporánea de Cuba, convertido hoy en el coreógrafo principal de la compañía Ebony. Sus inicios en la coreografía se remontan a sus años de estudiantes en la Escuela Nacional de Danza, donde tuvo bajo su responsabilidad una buena cantidad de piezas que fueron ejecutadas por los estudiantes de todos los años.

Osnel Delgado es de esos jóvenes que con mucha insistencia han encontrado su propio camino, su vocabulario, una manera reconocible de hacer coreografía.

Uno de sus trabajos más recientes fue la pieza Notas, que interpretó junto a su padre, el también bailarín Esteban Delgado, director de Ebony, y que cautivó a los espectadores en una de las noches del recién finalizado Concurso DANZANDOS, en Matanzas. Esta creación es un encuentro entre dos generaciones, es una forma abierta de recibir un legado y de dejar constancia de hasta dónde es importante conservar las herencias.

Osnel Delgado, en el centro. Foto: Alicia Sanguinetti

Su obra Anoxia obtuvo una de las dos menciones que dio el Certamen Iberoamericano de Coreografía (CIC), que convoca en cada edición el Festival Internacional de Ballet de La Habana. El estreno de Anoxia tuvo lugar en el Teatro Mella, en una de las últimas jornadas de la cita habanera, donde recibió uno de los aplausos más largos y fuertes que se escucharon en este encuentro del ballet internacional.

Sobre cómo fue el proceso de trabajo para Anoxia hablé con Osnel Delgado, creador joven que intenta ubicar su trabajo en una zona visible de la cultura cubana. La gran noticia es que en este inquieto y talentoso autor, pueda estar tal vez una de las figuras potenciales que busca la danza cubana de estos tiempos.


—¿Cómo surge la idea? ¿Quiénes son los bailarines? ¿Cómo llegaste hasta aquí?

—Siempre he tenido la inquietud de continuar trabajando, después que salí por voluntad propia de Danza Contemporánea de Cuba. Quería reunirme con gente con las que pudiera desarrollar un material, más o menos interesante, y a la vez aprender de ellos. Pienso que cada creador debe tener la posibilidad de reencontrarse consigo mismo, con intérpretes que lo apoyen y lo lleven por nuevos caminos.

"Pienso que caí en Anoxia casi que por suerte. Se presentó la convocatoria al CIC, nunca había participado en el concurso. Había pensado una coreografía para que fuera montada en el Ballet Nacional de Cuba (BNC), por eso es que toda la idea física va más o menos por las exigencias del ballet clásico. La obra cogió mención y la programaron en la cartelera del Festival Internacional de Ballet de La Habana, pero no podía ser mostrada con los bailarines del BNC, porque ellos estaban muy ocupados con el trabajo del Festival. Así que tuve que llamar a algunos amigos, y entonces la pieza comenzó a ganar más porque todos venimos del mundo de la danza contemporánea.

"Tuve que investigar un poco sobre el término de anoxia, que es la falta de oxígeno en el cuerpo. Ubiqué el problema en el cuerpo entrenado, el cuerpo del bailarín que siempre se revela y está rompiendo las barreras de la vida misma, ese cuerpo que está tratando de subsistir e incluso muta en el proceso. Esta es la primera pieza de una trilogía que se llama Triple A, que son Anoxia, Arritmia y Amorfia.

Otro momento de la coreografía. Foto: Alicia Sanguinetti


—¿Por dónde anda tu proceso de creación? Te veo más tranquilo ahora que cuando estabas creando en DCC… ¿Estas tres piezas pueden ser un programa de toda una noche?

—Estoy tan tranquilo que no creo incluso que estas piezas puedan cubrir toda una noche. Serán parte de un programa. Estoy aprendiendo a producir una obra. Con Anoxia tuve que aprender dónde se busca, con qué materiales se puede trabajar, donde podía imprimir una serigrafía para lograr el vestuario de esta obra, por ejemplo. Cómo trabajar con una diseñadora y otras cosas que corren por mí, pero también por el trabajo de otras personas. Es convivir con un equipo de colaboradores que antes no tenía.

Foto: Alicia Sanguinetti

—Los bailarines que están en la pieza tienen procedencias muy diversas. ¿Vas a trabajar con un elenco fijo de tu compañía o invitarás intérpretes de otros grupos?

—La propuesta pide en estos momentos que los bailarines estén más enfocados en el trabajo y que se decidan a hacer las cosas, pero yo no presiono a nadie, solo hago la propuesta y si ellos se sienten comprometidos es con el trabajo, no conmigo, porque al final lo que tenemos es una amistad muy grande. Lo interesante por ahora es interactuar. Ojalá el trabajo final sea con estos seis intérpretes, pero si varía en el proceso no tengo ningún prejuicio con eso. Estoy contento porque todos los bailarines que se me han sumado son amigos, y están porque quieren compartir conmigo. Ellos se han comprometido a terminar las tres piezas y el tiempo final de la trilogía debe estar por los 30 minutos, más o menos. La obra va a buen paso y eso me tiene tranquilo.


—¿Cómo sentiste la respuesta del público frente a tu obra en el Festival de Ballet?

—Fue genial. Siempre me gusta cuando hago un trabajo mostrárselo a los demás, no me quedo con reservas. Ahora que la obra tiene todos sus diseños, de luces, vestuario, y demás, pues el público ha respondido muy bien y eso me hace feliz. Creo que será interesante si logro terminar las tres piezas, porque son afecciones físicas, pero a la vez la obra es muy física, se exalta todo el tiempo la “fisicalidad” de ese intérprete que pasa por tres etapas. Anoxia es una obra que hice con mucho respeto. Para el desarrollo de la trilogía intentaré sumar la experiencia acumulada en procesos de trabajos que he tenido con importantes coreógrafos y que ahora quiero devolver en mis obras.

Foto: Alicia Sanguinetti

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